El sonido del rapero español Cráneo es como un sello/filtro que patentó de la mano de Lasser, Juan Ríos y Made in M. Juntos, conocidos también como el colectivo Fanso, firmaron un par de discos que hoy son fundacionales de la movida lofi en español: Música para lagartos (2018) y Acid House (2015).
La nostalgia analógica procesada en máquinas, el ruido y el grano en los beats se convirtieron en un rasgo distintivo de su música. Eso, sumado al “buen rollo”, define tanto su personalidad como sus canciones.
En 2020 Cráneo estrenó su nuevo álbum en solitario, Picnic . Un trabajo lleno de colaboraciones en el que si bien se sale un poco de los tiempos de su rap y experimenta con el trap y el house, mantiene la estética lofi de siempre. Además, involucra su otra faceta, la de beatmaker, en la que se hace llamar Sloth Brite.
“Un huevo frito sin pan es como un jardín sin flores”. Cráneo
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A Cráneo le gusta comer a lo bestia. Su filosofía para comer es la de “todo va a ir a parar al mismo lado”. Su ritual nocturno es comer krispis, o mejor, cereales. ¿Cuánto? Lo que le quepa.
Sobre Los Placeres No Culposos
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Los humanos somos una especie omnívora con preferencias y aversiones dietéticas muy particulares. O, mejor dicho: con muchas mañas. Nuestro consumo no depende simplemente de nuestra capacidad biológica para digerir. Antes de alimentar el estómago vacío la comida alimenta la mente colectiva, dicen los antropólogos.
Por eso a algunos les genera placer echarle limón al huevo frito (¿qué?) y a otros calibrar la esponjosidad de un postre (con los dedos).
Para la muestra, les preguntamos a cinco artistas de diferentes orígenes y género musical por sus fijaciones gastronómicas: Juliana Velásquez, Elsa Carvajal (Elsa y Elmar), Cráneo, Willy Rodríguez (de Cultura Profética) y Debi Nova. Comer siempre es un placer, por raras que parezcan sus mañas.