Un ritual que inició con tarde soleada y terminó bailando bajo la lluvia.
Por Mariangela Rubbini @bilirubbini
Fue una tarde de lunes festivo completamente soleada y con el cielo despejado, lleno de color y con un público sonriente y feliz. La energía en el parque Simón Bolívar irradió una actitud fiestera y festivalera. Una actitud que durante estos tres días, sin duda, fue in crescendo. Las zonas de tránsito entre un escenario y el otro parecían los corredores de las estaciones de Transmilenio a las 6 de la tarde. La gente respondió al llamado y este fue un día en el que hubo multitudinarios aplausos al únisono de la música de varios de los artistas en tarima. Definitivamente, el Escenario Plaza fue el gran protagonista de la última jornada de un festival que, aunque haya tenido altibajos, 21 años después, continúa rugiendo con la misma fuerza de ese primer día de un Rock al Parque que nació por allá a mediados de la dëcada de los 90s.
En este último día, como en todos, hubo quienes brillaron, incluso, pese a la lluvia que iba y volvía, mientras que otros se vieron opacados por problemas técnicos. En el caso de los españoles de Vetusta Morla su reacción fue hasta grosera. El público por el contrario fue muy respetuoso y receptivo con una banda que poco o nada conocía. A.N.I.M.A.L., en cambio, supo frentear la situación como el grandes ligas que es, y conectarse con los fanáticos que acudieron masivamente a verlos en el escenario Eco.
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De no haber sido por los problemas técnicos, definitivamente la banda liderada por Andrés Giménez se hubiera colado entre el top 5 de los mejores shows del tercer día. La lista inicia entonces con Che Sudaka. La tarde soleada ayudó muchísimo para que el público le madrugara al festival. A las 2 de la tarde empezó a llegar la gente en masa y la banda colombo argentina no tuvo que hacer un gran esfuerzo para que la fiesta estallara de inmediato. Dos colombianos en su formación y una amistad muy cercana con agrupaciones de las nuestras, como Doctor Krápula y hasta el Burro Mocho (que participa en su nuevo disco, los hizo sentirse en casa. El público les respondió de la misma forma.
Inmediatamente después, le seguiría otra legendaria de la escena reggae de Argentina y Latinoamérica: Los Cafres, quienes aunque no pusieron a saltar al público al mismo ritmo de los Sudaka, sí consiguieron que los miles de asistentes corearan y bailaran todas sus canciones. El sol seguía brillando y el mood festivalero parecía estar en su clímax.
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Una nacional y de la que en esta casa nos sentimos muy orgullosos, Diamante Eléctrico, subió tímidamente al escenario y, suponemos, un poco cohibido de presentarse frente a un escenario Plaza completamente lleno (120 mil personas). Sin embargo, la temperatura y la adrenalina comenzaron a subir y canciones como Kamikaze le dieron a Juan Galeano, Andee Zeta y Daniel Álvarez, la confianza para tomar el control y rockearla a muerte. El Diamante compartió escenario con los Foo en El Campín y se alista para un show multitudinario en El Zócalo en el DF. la próxima semana. Se han ido curtiendo. Es cierto que esperábamos un poco más, pero entendemos que se hayan sentido intimidados por este monstruo de festival a reventar. Igual se merecen estar en este top.
SUM 41 y Cafeta completan esta lista y, quién sabe, deberían estar a la cabecera. El verdadero clímax de este último día de Festival llegó con la presentación de estas dos legendarias, la primera del pop punk canadiense, y la segunda del rock latinoamericano. Ambas llevan un largo camino recorrido y han ido dejando entre muchos de nosotros, un legado de hits que hacen parte de la banda sonora de nuestras vidas y que aquí, el público supo corear hasta quedar afónico.
Lamentablemente, el día tres inició tarde su programación y eso hizo que tanto el Diamante, como SUM 41 y Cafeta tuvieran que reducir a última hora el tiempo de sus shows en tarima. Fue un cierre bien apretado, pero no por ello, menos contundente, emotivo e intenso. Incluso pese a que también ellos tuvieron serios problemas de sonido. Cafe Tacuba podrá haber venido tantas veces como quieran, pero igual número de veces vale la pena volverlos a ver y sentir, como esta noche fría y lluviosa, la calurosa vibra de más de 100 mil personas saltando y coreando una tras otra, las canciones del RE, entre muchas más.
Gracias Rock Al Parque. 21 ediciones y contando.
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