La visibilidad de los sectores LGTBI requiere una estrategia para contar su existencia y la lucha por sus derechos, y el marketing digital se ha vuelto uno de sus caminos. En España tuve la oportunidad de dirigir DecideT, la organización LGBTI de la provincia de Alicante, lograr que se izara la bandera arcoíris en el ayuntamiento significó toda una discusión en el concejo de la ciudad.
Muchas otras ciudades igualmente lo lograron, pero el veto del Tribunal Supremo a las banderas no oficiales se cuela en el Orgullo; algunas Administraciones han izado la enseña desoyendo al tribunal, otras han desistido este año de hacerlo y algunas alegan que no cuelgan banderas sino lonas arcoíris en los balcones.
Por Manuel Antonio Velandia Mora
En Colombia izarla aun no era muy frecuente, había algunos pequeños logros, pero contadas excepciones. Este año, de pronto parece haber ocurrido un milagro. Algunos departamentos, ciudades y pequeños municipios que tienen sus propias políticas LGTB han decidido hacerlo.
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No puede negarse que en Colombia ha habido mucha discriminación hacia los sectores LGTBI y las diversidades de cuerpos y géneros, de ahí la necesidad de ser reconocid*s como ciudadan*s, sujetos de derechos y personas en igualdad de condiciones que el resto de personas en la sociedad.
Las banderas evidencian una transformación cultural que demuestra avances en el proceso de dar cabida a todos, todas y todes en equidad de condiciones.
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Sorprendentemente, ha sido posible ver izada la bandera arco iris en lugares nunca antes soñados como el Capitolio, el palacio de justicia, la Procuraduría, la catedral Primada de Bogotá, las murallas de Cartagena, y otros lugares públicos con motivo del Primer Orgullo LGTBI virtual Nacional y el mes internacional por la inclusión de las diversidades sexuales.
Actos de solidaridad como estos, son una demostración fehaciente de que los políticos han podido quitarse la venda de los ojos y entender que no puede ser desconocida el 10% de la población.
Nadie niega que, la imagen es un instrumento de poder . Igualmente, la imagen puede ser también una forma de rechazar las estructuras de poder y de romper con el voyerismo crónico que le da una significación estigmatizadora a la forma con la que algunos seres se relacionan con el mundo. Por eso vale la pena preguntarse si es que realmente la sociedad está cambiando frente a los derechos de quienes viven disidencias del género y el cuerpo.
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El mundo de la realidad se confunde con el mundo de la necesidad en el mundo de la ilusión.
La gran fantasía parecía ser que algún día no hubiera necesidad se pedir derechos, porque ya los tendremos todos. El arte ha contribuido a cambiar esa idea negativa, y, el ARTivismo Queer, se ha valido de muchos instrumentos buscando pasar de la ilusión a la realidad.
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Mostrar éstas fotografías, nos evidencia el gran sentido que tiene para estos sectores sociales lo alcanzado en materia de derechos.
El arte es una interpretación del mundo y en algunos casos tal interpretación es considerada por algunos como una agresión. Representar en imágenes las experiencias democráticas ayuda a democratizar la sociedad.
Frente a la fotografía como arte hay disidencias. Para algunos es una simple copia de la realidad; Susan Sontang argumenta en su texto “Sobre la fotografía” que ésta es un acto de no intervención porque la persona que hace la fotografía no interviene en lo que registra. Evidentemente la Sontang es una purista de otra época. Lecturas opuestas tienen otros autores como el español Joan Fontcuberta, que en la “La furia de las imágenes. Notas sobre la postfotografía”, considera que las imágenes articulan pensamiento y acción. Para él, si tradicionalmente la fotografía ha estado tautológicamente ligada a la verdad y a la memoria, la postfotografía quiebra hoy esos vínculos: en lo ontológico, desacredita la representación naturalista de la cámara; en lo sociológico, desplaza los territorios tradicionales de los usos fotográficos.
Por ello, considero que la intervención fotográfica (es decir, transformar las fotografías), es pasar de ser sujeto pasivo de la fotografía a ser sujeto activo; es mostrar que las fantasías son verosímiles aun cuando para otros sean inapropiadas.
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Postfotografía militante y apropiasionismo
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Manuel Antonio Velandia Mora, cofundador del movimiento homosexual colombiano hace 43 años, ha realizado una serie de intervenciones fotográficas con las que demuestra que las imágenes puedes ser poseídas simbólicamente.
El apropiacionismo es un movimiento artístico que es basa en la apropiación de elementos tomados para la creación de una nueva obra (pintura, escultura, poesía). Para este ARTtivista, se carga de simbolismo a las fotografías cuando, desde el apropiasionismo, las neo-imágenes que surgen de la intervención atestiguan la “existencia” de mundos posibles, despertando el deseo y la conciencia. El desplazamiento y la sustitución, desmitifican y evidencian una transformación de los contenidos de los sistemas de conocimiento (museos e instituciones) y de la tradición histórica.
El simbolismo de las nuevas obras se hace mucho más palpable cuando el artista toma las neo-imágenes y las hace suyas; el simbolismo se acrecienta cuando las personas las comparten con sus seres queridos e incluso, asumen esa “realidad” como una experiencia vivida; sobre esto último es conveniente destacar que muchas personas al ver las imágenes se preguntan a sí mismas ¿por qué no estuve allí, en 'ese momento'?
La imagen resultante, como imagen " alterada " es una transgresión de la ideología que determina qué es un acontecimiento, y se convierte en una ruptura con la aproximación reduccionista de lo que los escépticos consideran es y debe ser la realidad.
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Al romper el “ orden establecido ” y proponer un nuevo orden se da un paso en la transformación cultural, social y política del orden establecido que lleva a las personas a fascinarse con la idea y a hacer posible dicho nuevo orden.
No puede negarse que sería una maravilla, que esta serie fotográfica no fuera una sencilla obra de arte, sino una realidad. Pero la postfotografía, unida al ARTivismo, posibilita piezas que por su condición de “Marketing Digital” traspasan la línea de lo inverosímil al convertirse en un FakeNews . Mientras los grupos paramilitares siguen haciendo limpieza social, las políticas oficiales nos ignoran, los políticos nos utilizan para mostrarse abiertos en sus discursos, el Papa va y viene en sus homilías en acuerdo con la necesidad de su propio marketing; y en Colombia, tan sólo hay fallos de la corte constitucional para avalar los derechos y no leyes, y la única ley aprobada no se cumple, Así que el ARTivismo bien vale la pena, porque por lo menos, se puede feliz con la ilusión de gozar plenamente de derechos.
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