Uno sale a la calle a diario y se encuentra con Jorge Mendes decenas de veces. El tipo tiene un aspecto genérico, una cara común. Parece un mortal más reportado en Datacrédito, como usted o como yo. Viste de traje, pero muchas veces sin corbata, a lo Ricardo Darín, como para verse serio y a la vez fresco, bacán, recochero. Y tiene un aire al agente Smith, el de Matrix , aunque mucho más sonriente. Cómo no estarlo, si sólo en 2015 se metió en los bolsillos 85 millones de euros, producto de las impresionantes comisiones que cobró por trastear futbolistas de un equipo a otro.
Por: Álvaro Castellanos | @alvaro_caste Foto: Getty
¿Ubican a Anthony Martial? ¿El morochito sobrevalorado que Manchester United compró esta temporada en 50 millones de euros? Ésa fue la penúltima fechoría de este Señor Burns del fútbol. Y digo penúltima, porque la última la conocemos bien. Mendes fue el culpable del exilio de Jackson Martínez al ultra-competitivo Guangzhou Evergrande de China. A sus 50 años, este agente portugués con aspecto de empleado bancario, hoy en día representa a más de 50 celebridades del fútbol.
Malo para patear una pelota, pero bueno para los negocios, Mendes dejó el fútbol muy joven, a los 20 años, y se dedicó a administrar lo que le pasó en frente. Videotiendas, supermercados, discotecas. Justamente, echándose unos tragos en uno de sus locales conoció una noche de 1996 a Nuno Espírito Santo, un joven arquero que tiempo después llegó a ser campeón con el Porto, primero de la UEFA y luego de la Champions. Nuno, suplente contra Once Caldas en la Intercontinental de 2004, condujo a Mendes a encontrar su razón de ser en este mundo: taparse en billete representando futbolistas.
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El gran golpe de suerte de nuestro bronceado mercenario ocurrió en 2002 cuando, a punta de Power Points y promesas incomprobables, coronó el gran negocio de llevar a Manchester United a un adolescente de cachetes grandes, pronunciado acné y que hacía estragos como extremo izquierdo del Sporting Lisboa. El hecho de haber descubierto a Cristiano Ronaldo comenzó a mitificar a Jorge Mendes como una especie de Rico McPato del management futbolero y le dio reputación suficiente para controlar las hojas de vida de otras celebridades en potencia, como José Mourinho.
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Actualmente, bajo la personería jurídica de una empresa llamada Gestifute, los tentáculos de esta máquina humana de hacer dinero se han estirado al punto de representar, no sólo a CR7 y Mou, sino a Di María, Diego Costa, De Gea, Marcelo, Otamendi, a un puñado largo de futbolistas jóvenes disfrazados de promesas y, para bien o para mal, a James y a Falcao. La compinchería de Mendes con el espantoso Florentino Pérez le ha permitido manosear al Real Madrid todo lo que ha querido. Tal vez por eso Barcelona domina el fútbol mundial. Porque le cerró la puerta con doble tranca y ningún jugador de su portafolio puede volverse culé. (El siniestro Florentino Pérez)
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Los escrúpulos de don Jorge no están en duda, simplemente porque no los tiene.
En los últimos tiempos, la grandilocuencia monetaria de don Jorge se ha hecho imposible de ocultar. En agosto de 2015, su amigo Cristiano Ronaldo quiso tener un detallito con él y, acorde con su conocida sencillez, le regaló de cumpleaños una isla griega de 50 millones de euros. Todo muy exagerado, muy extravagante, muy mafioso. Al respecto, dicen que el que nada debe nada teme. Por eso Mendes (al estilo de un expresidente colombiano que monta a caballo en crocs) ha llegado a exhibirse en lugares públicos con más de 100 escoltas.
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Los escrúpulos de don Jorge no están en duda, simplemente porque no los tiene. Es de ésos que no vería problema en apuñalar a su mamá con tal de facturar una platica. Por eso al caradura no se le movió un músculo de la cara para mandar a Falcao al Mónaco o a Jackson a la China. ¿Qué más da pensar en el crecimiento de sus carreras si lo importante es la comisión? En contraste, hay que decirlo, Mendes también fue clave en la llegada de James al Madrid, pero igualmente ha embuchado todo tipo de troncos en equipos menos exuberantes que, de a poquito, le han hecho cobrar fortunas.
Según Football Leaks, portal que preocupa a los poderosos del fútbol por revelar las depravadas cifras que mueven, la empresa de Mendes ha percibido hasta la fecha ganancias de 1.1 billones de euros. Una absoluta locura. Eso es más que el producto interno bruto de decenas de países juntos. Sus ingresos actuales no paran de crecer gracias a un nuevo modelo de negocio que, tristemente, sigue desnaturalizando al fútbol. Con la complicidad de dueños de equipos como Mónaco o Valencia, Mendes ahora arma y desbarata equipos completos. En el último año, nuestro súper-agente llevó más de 16 jugadores a ambos clubes, los cuales también se irán en combo si sus patrones lo deciden.
Como si se tratara de una película sobre la Guerra Fría, esta semana se supo que Mendes contrató un grupo de detectives para encontrar al creador de Football Leaks, quien denunció que ha recibido ofertas hasta de 650 mil dólares para que deje de filtrar información. Algo tendrán que estar escondiendo Mendes y sus amigos para que anden tan empeñados en silenciar estos informes. Personalmente, no soy partidario de que se revelen montos de salarios o fichajes pero, si se siguen dando a conocer, a lo mejor nuestro genérico mercenario cambie su traje elegante por una pijama de rayas que lo aleje del fútbol de una vez por todas.