La gran presentación de las Diosas del pop, con Bad Bunny y J Balvin, mostró una cara feliz de la idiosincracia latina, pero también fue una movida maestra de la NFL para atrapar a un público emergente.
Por Álvaro Castellanos // @alvaro_caste
En Miami, el lugar común latino más representativo de EE.UU., Kansas City y San Francisco jugaron el partido que paraliza a los gringos. La edición 54 del Super Bowl. Un juego que mueve cantidades pornográficas de plata que escapan a toda sensatez y que, para 2020, echó mano del público latino ante las pugnas raciales de los últimos años entre la National Football League y la comunidad y jugadores de raza negra, encabezadas por el odio racial que emana desde la Casa Blanca.
“El béisbol es lo que EE.UU. quiere ser, pero el fútbol americano es lo que EE.UU. es”, dijo Philip Roth en una ficción de 1973 llamada de “The Great American Novel”, haciendo referencia a las características del “Football”: un deporte rápido, espectacular, violento y que, muy paradójicamente, se juega con las manos. En épocas distópicas del mandato de Donald Trump, la frase luce más vigente que las marchas de colombianos en Miami en apoyo a Uribe.
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En el muy esperado show del entretiempo, visto por unos 100 millones de personas en todo el mundo, Shakira y Jennifer López emocionaron con un acto súper entretenido que superó expectativas y rebozó por escándalo a la presentación descafeinada de Maroon 5 en 2019. Guapísimas ambas, bailaron y probablemente cantaron. Digo probablemente, porque la desincronización notoria entre audio e imagen de la transmisión nos pone a pensar en un posible “playback” que, en todo caso, es habitual en este tipo de espectáculos .
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Durante su presentación, Shak se mostró natural, cambió de vestuario, sacó la lengua, batió caderas, se lanzó sobre el público y puso a los colombianos a atiborrar las redes sociales con fotos del televisor. Hizo dúo con Bad Bunny, alternó Chantaje con Callaíta , se tiró unos pasos champetudos y compartió planos con J.Lo al final del show. Juntas, pero no revueltas, ambas tuvieron sus momentos de brillo y en ningún momento la hija de Barranquilla se vio opacada por la también despampanante “Jenny from the block”, quien estuvo brevemente acompañada por J Balvin: el otro colombiano más famoso en el mundo de la música.
La actuación de las Diosas del pop, no cabe duda, entregó un mensaje en favor del empoderamiento femenino y la fuerza latina frente al poder republicano en EE.UU. Sin embargo, más allá de mostrar una cara feliz de la idiosincracia latina, el show del entretiempo del Super Bowl no dejó de parecer un nuevo lavado de culpas de la NFL disfrazado de diversidad.
La coreografía más meticulosa del mundo entre negocios y deporte acudió en 2020 al público latino, que convenientemente fue reivindicado por la organización de la NFL, ante la rebelión de figuras afroamericanas a la supremacía blanca que coincide con el desempleo permanente de Colin Kaepernick, ex Quaterback de los San Francisco 49ers, y víctima de un veto entre líneas por parte de la NFL, quien hace unos años lideró el acto de arrodillarse en señal de protesta cuando sonaba el himno de EE.UU. antes de los partidos. Una reacción que se viralizó en toda la liga y que llevó a Trump en su momento a referirse a los deportistas negros de la NFL como “banoons” (es decir, “babuinos”, “mandriles”).
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“Es un momento muy importante para homenajear a los latinos y recordar la fuerza que somos en este país y en el mundo”, había comentado Shakira antes de su presentación que, como dato coctelero, se produjo el mismo día de su cumpleaños 43. “La música y el deporte comparten el poder de unificar a la gente y es lo que buscaremos hacer en nuestro espectáculo en el Super Bowl”, complementó J.Lo.
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Al final de esta danza de los billones convertida en partidos de fútbol americano, todos parecemos quedar conformes. Hubo incluso símbolos de reivindicación hacia la soberanía de Puerto Rico, por la que tanto peleó Bad Bunny. Y en efecto, la música latina volvió a tener su momento de fama, tal como lo vimos en el centro del campo del Hard Rock Stadium, donde a algunos nos queda la impresión de que (como dice el mechudito de los carteles en Instagram) la emocionante victoria 31-20 de los Chiefs sobre los 49ers interrumpió mucho a los comerciales .