A principios de 2021 se supo que Shakira vendió los derechos de sus 145 canciones a la compañía británica Hipgnosis Song Fund por una cifra desconocida.
"Sé que Hipgnosis será un gran hogar para mi catálogo", dijo la barranquillera, que en sus varias décadas de carrera ha vendido más de 80 millones de discos en todo el mundo y es una de las artistas más exitosas de los últimos tiempos.
“Desde los 8 años, mucho antes de cantar, empecé a escribir para darle sentido al mundo. Cada canción es un reflejo de la persona que era cuando la escribí, pero una vez la canción es lanzada al público, no me pertenece solo a mí, sino a quienes la aprecian”.
Así como Shakira , otros artistas han tomado la misma decisión. Meses atrás Hipgnosis adquirió también los derechos de canciones de Neil Young y Blondie .
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En diciembre de 2020, el legendario Bob Dylan también vendió los derechos de sus 600 canciones. Aunque no se conoció la cifra exacta, algunos creen que se trató de uno de los negocios más lucrativos en la historia de la música, con un valor aproximado de 300 millones de dólares.
Ese mismo mes, la cantante Steve Nicks también vendió los derechos por cerca de 100 millones de dólares. Otros artistas que lo han hecho incluyen a Barry Manilow, Chrissie Hynde, Dave Stewart de Eurythmics, the Killers e Imagine Dragons, según reporta The Guardian .
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En 2019, en compras de catálogos de artistas, se gastaron 4.000 millones de dólares. Un incremento cercano al 50% en comparación con el 2018.
¿Por qué los músicos están vendiendo su catálogo?
“Muchos artistas se van con 25 años de dinero de una vez”, declaró a la BBC Merck Mercuriadis, fundador de Hipgnosis. Cada vez que suena una canción perteneciente a Hipgnosis en una serie, película, radio o en un comercial, la compañía gana dinero.
La ausencia de conciertos a causa de las medidas para evitar la propagación del COVID-19 ha sido un factor determinante para las finanzas de muchos artistas. Esto se suma a la queja constante de varios músicos por el bajo porcentaje de regalías que obtienen por su música en las plataformas de streaming.
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“Venderé mi catálogo, no puedo trabajar y el streaming se robó la música de mis discos. Tengo una hipoteca y una familia, así que es mi única opción. Seguro que otros sienten lo mismo”, escribió en su cuenta de Twitter el guitarrista y cantautor David Crosby.
I am selling mine also ...I can’t work ...and streaming stole my record money ...I have a family and a mortgage and I have to take care of them so it’s my only option ..I’m sure the others feel the same https://t.co/EXWHR2v6iq
— David Crosby (@thedavidcrosby) December 7, 2020
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La compra de catálogos musicales es una inversión que va “a la fija”, pues la música no está sujeta a las fluctuaciones de la economía, y las canciones clásicas tenderán a mantener o incluso aumentar su valor.
“Si tomas una canción como Sweet Dreams de Eurythmics o Living On a Prayer de Bon Jovi, tienes 4 décadas de ingresos seguros”. Así, entonces, el artista garantiza una gran suma por su trabajo y la compañía se encarga de que las canciones sean licenciadas en series, películas y la mayor cantidad de espacios posible.
Para varios expertos, vender los derechos de sus canciones es lo mejor que muchos artistas pueden hacer hoy. “Nunca ha habido un mejor momento, y tal vez nunca lo haya, para que artistas de los 70, 80 y 90 vendan sus derechos”, opina en The Guardian Mark Mulligan, analista en MIDiA Research.
Pero, ¡momento! ¿Acaso los artistas no quieren tener control creativo sobre su obra?
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En 2020 llamó la atención al respecto Kanye West, quien se quejó por no tener libertad total sobre su música. Taylor Swift volvió a grabar algunas de sus canciones, pues con la venta de su antigua disquera, Big Machine Label Group (BMLG), perdió la oportunidad de tener las grabaciones originales de sus 6 primeros discos. “Quiero que mi música permanezca. Quiero que esté en películas y comerciales, pero solo si es mía”, dijo Swift en una entrevista en 2019.
Repasemos la historia de Taylor Swift: al empezar su carrera musical, Swift firmó con BMLG. Para entonces, tenía 15 años y no se imaginó que iba a convertirse en una de las artistas femeninas más importantes del siglo, así que cedió todos los derechos de su música.
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En 2018, la cantautora firmó con Universal Music , pero los derechos de sus 6 primeros discos seguían perteneciendo a BMLG.
En 2019, la empresa Ithaca Holding adquirió BMLG y para entonces su catálogo estaba avaluado en unos 300 millones de dólares. Esto quiere decir que Taylor Swift no recibe dinero por las reproducciones o licencias de las canciones de sus 6 primeros álbumes.
Con la esperanza de poder recuperar el control de su obra, recientemente anunció que volverá a grabar sus primeros trabajos.
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La venta de un catálogo no necesariamente implica pérdida de control de los artistas sobre su trabajo . Puede incluir un porcentaje o una región específica. A veces se vende un 50% o 100% del valor, garantizando al artista ciertas ganancias. Todo depende de cómo se realice la venta, pero en el caso de Swift, ella no pudo definir las mejores condiciones en la negociación, pues el negocio se hizo sin su consentimiento.
“Los compradores sofisticados piensan en los artistas como socios en todo el sentido de la palabra. Por eso desarrollan verdaderas estrategias con ellos y comparten su visión al momento de negociar la venta. Buscan retroalimentación y son receptivos a los deseos de los artistas”, explica en Forbes el autor Peter Csathy.
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En momentos de incertidumbre en el negocio de la música, la venta de catálogo parece ser una fuente de ingresos segura para los artistas, en especial los más consagrados. Todo depende de las condiciones en las que se realice, de forma en la que tanto el comprador como e artistas tengan beneficios.