Originalmente lanzado el 14 de octubre de 1977, esta obra es una pieza musical vigente y necesaria para comprender cómo el pop se nutría de sonidos provenientes de la experimentación alemana. Una obra clave de los setenta de principio a fin. El segundo disco de la llamada Trilogía de Berlín fue el único disco enteramente grabado en esa ciudad y el que se empapó del carácter de una ciudad dividida.
Por: José “Pepe” Plata // @owai
El 2016 comenzó con una noticia tenaz para el mundo musical y artístico: el fallecimiento de David Bowie a los 69 años. Todos nos quedamos con la ilusión de más música y de que regresara a los escenarios. Su último disco, Blackstar, estaba recién estrenado y había ánimo en el ambiente. Lastimosamente no fue así.
En el 2013 Bowie presentó The Next Day , disco con el que hacía una referencia en su portada a un álbum que había grabado en 1977: Heroes . En él aparecía el nombre del disco, tapando la portada de este que está de aniversario. Toda una declaración de aprecio, pero también de renovación. Bowie llevaba tiempo retirado del ambiente y no daba muestras de querer volver.
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Cuando escudriñamos esa década de los setenta, nos encontramos a un Bowie que pasó por el glam, el funk y terminó con la electrónica y el paso hacia la consolidación como estrella global del pop. Años que dejaron discos tan distintos como importantes. Y es precisamente este el que nos dio a entender que la creación musical de este personaje se adelantaba a las tendencias, proponía y trasgredía. Todo comienza con Ziggy Stardust en 1972 cuando nos muestra un alterego, el de un cantante que viene del espacio exterior y cuyo ego lo aplasta. Bowie pasó por una versión cruda de la identidad con el soul y el funk en Diamond Dogs en 1974 y llegó hasta un sofisticado personaje que se adaptó a los sonidos de Estados Unidos en Young Americans (1975) y Station to Station (1976).
Pero todos esos cambios y velocidades fueron consumiendo la salud de Bowie. La dieta de vida entre viajes y grabaciones iba acompañada de alcohol y cocaína; haciendo que sus condiciones físicas y mentales se fueran deteriorando. Estando en Los Ángeles en 1976, se sintió agobiado por el ambiente de la industria. Presiones, fiestas, rutinas y más acciones que lo rodearon en su cotidianidad hicieron que decidiera irse de allí y buscar otros horizontes.
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Lo primero que hizo fue pasar a Londres y luego a Bionay, una pequeña población en Suiza. Si bien en las dos ciudades tuvo su adicción presente, se dio cuenta del alto costo para su cuerpo. Afincado en un chalet, dedicó el tiempo a pintar, componer y darse escapadas a Berlín. Allí se iba empapando del ambiente particular alrededor de la música que lo venía inquietando, de lo que orbitaba alrededor de grupos como Kraftwerk, CAN, Neu!, Cluster y otros. Un cambio radical frente al folk, el rock y el soul de años anteriores.
Esas escapadas terminaron convirtiéndose en un motivo importante para trasladarse a Berlín para así tener una libertad creativa combinada con el anonimato. Huir de la fama y la presión, para tener algo mejor fue el motivo para comenzar a explorar una ciudad y buscar en ella opciones creativas. En Alemania compartió su apartamento con Iggy Pop en la dirección Haupstrasse 155 del distrito Schöneberg.
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El proceso creativo de Heroes se basaba en jornadas de escritura, recorridos por la ciudad y de escuchar música que pudiera hacer que se alejaba de esos distractores creativos que venían agotándolo y consumiéndolo de tiempo atrás. La composición se llevó a cabo a comienzos del año, para luego arrancar el tiempo de grabación en pleno verano.
Si bien el disco anterior, Low, fue grabado en estudios de Francia y Alemania, este sería enteramente grabado en esa ciudad. Y esto precisamente por el ambiente que rodeaba el mítico Hansa Ton Studios: un lugar en Berlín ubicado a pocos metros del muro que dividía la ciudad y que hacía que Bowie reflexionara frecuentemente sobre la libertad y la división humana. Un estudio en el que además grabaron artistas como Nick Cave, Depeche Mode, Erasure y Pixies.
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Las grabaciones contaron con detalles finos que forjaron una obra maestra como que el guitarrista Robert Fripp hubiera viajado desde Estados Unidos solo para grabar en un día su parte. O también el tener la posibilidad de grabar la clásica canción Heroes en versiones en francés y alemán, las cuales aparecieron como sencillos especiales para esos mercados. Aquí recordamos cómo presentó la canción en la televisión británica el 20 de octubre de 1977:
Si bien se atribuye este paso por Berlín como una etapa en la cual Brian Eno produjo las obras de Bowie, esto es desmentido al revisar los créditos de esta producción. Fueron Tony Visconti y Bowie quienes produjeron el disco; Eno colaboró con arreglos, teclados y escritura de canciones. Mientras en Londres y Nueva York el fenómeno punk emergía; en Berlín Bowie estaba aislado reconfigurando su obra. Mientras en esas ciudades, locales como el CBGB o el Club 100 presentaban a los Ramones, The Clash, Patti Smith o The Damned, en la capital alemana Bowie se deleitaba con la naciente movida disco y de sonidos que en estas dos ciudades no estaban a la vista.
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Al ser lanzado, este disco fue gratamente recibido y le dio a Bowie un realce a su vida. Paradójicamente, la canción homónima del disco solo llegó hasta el puesto 24 en las listas de popularidad británicas, pero no impidió ser un clásico de la música que cuenta con versiones de Depeche Mode, Magnetic Fields, TV on the Radio, Arcade Fire, Prince, Blondie, Oasis, Nico, Motörhead, PJ Proby, LCD Soundsystem, King Crimson, Peter Gabriel, Billy Preston, Philip Glass, Kasabian, The Wallflowers y hasta el argentino Richard Coleman.
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Un disco que ha trascendido y perdurado precisamente por mostrar la versatilidad de Bowie y su música, que sonaba así:
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TRACKLIST
Beauty and the Beast : Una canción de funk sofisticado con una orquestación importante y coros atrapadores.
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Joe the Lion : Esta es una pieza que puede sonar densa, pero es también la muestra de un Bowie que habla sobre animales mitológicos y fantásticos.
Heroes: Una canción eterna, la misma que idealiza el amor y le da un pedestal de importancia clave en la vida, entre lo heroico y lo ideal.
Sons of the Silent Age : Aquí el saxofón es la guía musical y el protagonista de la pieza. Una pieza futurista sobre un tiempo que puede llegar pronto a través de la desolación. Pero es además otra canción que habla del amor y la confianza.
Black Out : Esta es una energética y humorística canción en la cual Bowie habla de la crítica del arte y de cómo en el mundo el arte se da todo o se da nada.
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V-2 Schneider : Estando en Alemania, era imposible obviar la influencia de Kraftwerk. La naciente música electrónica llegó a los oídos de Bowie, quien dedicó esta pieza instrumental a Florian Schneider, uno de los fundadores del grupo.
Sense of Doubt: Primera pieza instrumental del disco; una en la cual se siente un
ambiente fúnebre pero heroico. Una pieza netamente reflejo de la onda ambient de Brian
Eno.
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Moss Garden: Otra pieza instrumental dedicado a un jardín. Una aventura ambiente en la que además se reconocen instrumentos orientales.
Neukoln : Este es un homenaje en pleno a un lugar de Berlín con una gran tradición cultural y de inmigrantes turcos y árabes.
The Secret life of Arabia : Cierra esto con un funk sofisticado que hace referencia a las cosas que se esconden en el reino de Arabia. Una canción que además tiene unos teclados que acompañan la pieza, haciendo referencia a este lugar.