Ed Sheeran ganó una demanda que afirmaba que su canción de 2014 Thinking Out Loud copió a Let's Get It On de Marvin Gaye, de 1973 . Un jurado de Manhattan decidió el pasado 4 de mayo que el éxito de Sheeran fue "creado de forma independiente" y no robó elementos de la canción de Gaye.
Structured Asset Sales, una entidad que posee parte de los derechos de autor del coautor de Let's Get It On , Ed Townsend, presentó la demanda por infracción de derechos de autor en 2018.
Sheeran dijo que ahora las demandas son un hecho para los artistas y la realidad parece confirmarlo . En marzo de 2022, Katy Perry ganó la apelación del juicio por su canción Dark Horse . Un rapero llamado Flame (Marcus Gray) demandó a Perry en 2014 afirmando que ella había copiado su canción Joyful Noise .
Dua Lipa tiene varias demandas por su canción Levitating . La primera es del grupo Artikal Sound System, que afirma que la canción fue plagiada de su sencillo Live Your Life , lanzado en 2017. Los compositores L. Russell Brown y Sandy Linzer, autores de la canción de 1979 Wiggle And Giggle All Night , así como la adaptación del español Miguel Bosé de 1980, Don Diablo, también la demandaron.
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La lista sigue y sigue: Drake fue demandado por sus canciones In My Feelings y Nice for What . Normani y Sam Smith están siendo demandados por su dúo Dancing With a Stranger .
A comienzos de 2023, demandaron a varios cantantes de reggaetón como Daddy Yankee, Nicky Jam y Ozuna, entre muchos otros, por el uso no autorizado de un fragmento de la canción Fish Market .
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¿Por qué tantas demandas en la música?
Este tipo de pleitos legales no son nada nuevo en la industria musical. Sin embargo, pareciera que ahora son mucho más frecuentes . En 2020, Rolling Stone informó que el fuerte aumento de demandas estaba causando que los compositores contrataran un seguro para combatirlas.
“Dado que ahora se produce tanta música, y las canciones pop se basan en marcos familiares y melodías simples y pegadizas, las copias accidentales son más probables que en otras ramas de las artes ”, explica Hayleigh Bosher, decana asociada de derecho de propiedad intelectual en la Universidad de Brunel, citada por The Guardian .
Los equipos de composición también se están volviendo mucho más grandes , lo que dificulta el seguimiento de las influencias, dijo a ese medio Tom Gray, compositor, y presidente de la Academia Ivors, que representa a los escritores musicales. “Siempre ha sido parte de la estructura de la composición de canciones, porque cuando escuchas una pieza de melodía, se te queda atascada en la cabeza y dices: ‘¿Qué he robado?’”.
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Agregó que esto se ha visto exacerbado por la presión sobre los compositores de las compañías discográficas para que escriban canciones que imiten otros éxitos , lo que les permite ser captadas más fácilmente por los algoritmos de Spotify.
El efecto Blurred Lines
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Para Jonathan Bailey, autor en Plagiarismtoday.com , la razón del aparente aumento de las demandas por derechos de autor en la música es clara: el caso Blurred Lines . En marzo de 2015, un jurado dictó una sentencia de 7,4 millones de dólares en el caso de Blurred Lines . Familiares de Marvin Gaye presentaron una demanda contra Robin Thicke y Pharrell Williams, autores la canción Blurred Lines, alegando que la canción era una copia de la exitosa canción de Marvin Gaye de 1977, Got to Give it Up .
En ese momento, el jurado determinó que si bien la letra y melodía de ambas canciones era diferente, Thicke y Williams habían plagiado el “feel” de la canción. La decisión del jurado en ese caso generó indignación en la industria musical, dado que el "feel" no es un criterio objetivo para determinar la originalidad de una canción.
Cerca de 200 músicos firmaron un documento apoyando a Williams y a Thicke , argumentando que el caso sentaba un precedente negativo para la creatividad de los compositores y su capacidad de inspirarse en obras de otros.
Aunque Blurred Lines no tuvo repercusiones legales, como lo demostraron victorias como la de Katy Perry o Ed Sheeran, sin duda el veredicto del caso inspiró a muchos a intentar un resultado similar . Después de todo, la mayoría de los casos no llegan a un juicio y un acuerdo fuera de los tribunales también puede llegar a ser muy lucrativo.
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Lo cierto es que estas demandas plantean nuevos retos para una industria cada vez más orientada a la nostalgia y a la posibilidad de rescatar antiguos sonidos. ¿Está listo el sistema legal para esto?