La primera canción que escribió María la hizo a los 12 años, en el colegio con sus amigas y una guitarra. Estaba tan obsesionada con Facundo y tenía a su familia, amigas del colegio y todos los que la conocían hasta la coronilla con el tema de este chico que le gustaba, así que con guitarra en mano decidió que la mejor forma de hablar de su amor sin molestar a nadie era con una canción. Con este episodio se dio cuenta que esa era la forma de liberarse, de hacer catarsis y permitirle a la música contar historias. María Campos pertenece a la nueva ola de cantautoras latinoamericanas. La argentina, amante del flamenco y el tango, ha grabado dos discos y ya está escribiendo el tercero. Hablamos con ella de sus canciones, de las mujeres en la industria y los estereotipos impuestos en esta época.
¿Qué música escuchaba cuando empezó a hacer canciones?
Yo escuchaba muchísima música, estaba obsesionada con la música. Ahora no escucho tanto, pero en ese momento escuchaba rock, blues, mucha música negra. No escuchaba nada en español, empecé a escribir en inglés y me dejé llevar por el color de la emoción, por el sonido, un sol, un do, un mi menor, algo fácil algo medio baladita en inglés. Así arranqué, con lo que escuchaba. Uno al principio imita cuando camina, después caminas a tú manera. Recuerdo a Celine Dion, Whitney Houston , Mariah Carey era la época de esas divas, Aretha Franklin , y una o dos canciones de Gun´s and Roses.
¿Esperaba que el primer álbum lograra tanta aceptación?
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Cuando salió Popular pensaba que ni mis amigos lo iban a escuchar. Yo escribí canciones con historias desde muy chiquita, este primer disco tiene canciones de hace 10 o 15 años, y otras las escribí en el estudio mientras grababa. Trato de no perder el impulso de escribir, lo disfruto, es mi manera de sacar una historia que viví o que estoy viviendo. Son relatos de mi vida.
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¿Y cuál es la diferencia con el segundo álbum, ‘Santo Entendimiento’?
Seguí escribiendo historias, me siguen pasando las mismas cosas, y las voy contando de distinta forma. Este disco tiene un poquito más de valentía, antes era inconsciente, pero para este este segundo álbum sabía que había más gente esperándolo y que había más expectativa.
¿Hay un orden a la hora de componer y de poner las canciones en un disco?
Generalmente viene la letra y la música al mismo tiempo. Dejo las canciones abiertas y por supuesto me viene el complemento después. Me gusta trabajar con muchas canciones a la vez, tengo en mi mesa letras que voy rellenando, siempre hay dos canciones al tiempo.
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En el álbum hay canciones que tienen un orden, pero no está hecho a propósito. Manu, un amigo mío lo hizo, y yo se lo pasé al productor, como si lo hubiese hecho yo. Hay algunas canciones que son hermanas y hay alguna que tiene mucha tensión y después descansa en la que sigue, está muy bien armado. Yo escucho mucho las canciones cuando estoy grabando, después ya no, ahora estoy escribiendo el nuevo álbum.
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¿Cuál canción le costó escribir para este álbum?
Fui a grabar a Estados Unidos en febrero las últimas tres, cuatro canciones que metí, y había una que no la podía hacer, que se llama Perdí el control. Es una canción que yo me permití escribir enojada, y sigo enojada, me sentí muy traicionada y no me animaba a escribir algo. Dije “voy a quedar como una resentida”, y por más humor que le ponga a la letra, esto no lo voy a querer cantar, no lo voy a querer repetir. No sabía cómo hacer y me animó mucho el productor colombiano Daniel Valencia y terminé la letra en el estudio. Me decía: “podés decir lo que quieras”, menos mal estaba él. Estoy hablando en serio de algo injusto que me pasó, muy doloroso y me permití por primera vez rapear, yo nunca escuche rap en mi vida, ahora recién estoy escuchando. Perdí el control tiene una cosita más hablada.
¿Y cuál fue surgió rápido?
Corazón verde. E s una canción que hice sin querer, nunca hago canciones a propósito, pero esta vino directamente a mí. Nio la busqué, me sonó en la cabeza, la escribí y me di cuenta de que me gustaba tres días después y de repente estaba resuelta la letra. Es un poco mi sello, puedo hacer un poco de todo, pero la baladita es un poco mi género.
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Hay bastante flamenco y folclor en su música, ¿por qué es importante ese sonido para su propuesta?
Creo que el flamenco tiene línea directa con las emociones, cuando cantan no tienen técnica sino que tienen línea directa con las entrañas, eso no tiene precio. Yo creo que me pones en España cualquier tipo que cante flamenco y me largo a llorar, no tiene que ser ni bueno, todos son buenos. Requiere de coraje, es muy elevado. También pasa en el tango, un tanguero también tiene línea directa con la emoción, soy media milonguera, se me fue pegando, son canales que se abrieron dentro de mí para sacar o para que entren.
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Sus shows en vivo tienen mucha fuerza escénica, ¿cómo los prepara?
Es un lugar que cuido adentro con mucho silencio. El mismo día del show no hablo, me quedo en silencio, que es como un homenaje a esa fuerza que estás describiendo, dónde uno se tira al abismo de conectarse a la emoción como único destino. En el fondo, cuando subo al escenario, yo me entrego al cien por ciento de la improvisación, porque si no, no hay línea directa con la emoción. Vos no podés saber que vas a caminar tres pasos para allá si te quieres conectar con la emoción, a menos que seas muy profesional que no es mi caso. Yo subo e improviso todo el show, me dejo llevar por la emoción que me dispara la letra en ese momento. Ahora en pandemia empecé a tener clases de baile por zoom y hacer medio coreografías, pero para que no me quiten mi canal directo con la emoción las tengo que hacer cómo si fuese Shakira, o Beyoncé, de memoria. Vamos a movernos un poco más la próxima vez que me suba a un escenario, quiero saber qué me quita y qué me da el baile. Siempre es un desafío, nunca voy a lo seguro y nunca sé lo que voy a hacer, jamás, es un poco la negociación que hago con alguien.
Las mujeres se han podido comunicarse más ahora con la música, ¿Cómo ve la escena hoy de las cantautoras en Latinoamérica?
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Antes eran menos mujeres, pero las pocas se comunicaban muy bien. Hoy en día está tan comercializada la música que cualquiera canta, cualquiera saca un single, fíjate en las redes cualquiera que tenga más de 100 mil seguidores tiene su single. Antes, para cantar siendo mujer, tenía que tenerlo bien dentro del corazón, pasar una tormenta de gente que te quería parar, así que la calidad se perdió un poco, pero en el sentido que grandes voces, grandes mujeres, una Chavela Vargas no va a volver a haber. Está bueno que se animen las mujeres, yo y otra más éramos las únicas mujeres que cantábamos en el colegio. Yo creo que si te quieres hacer escuchar, te haces escuchar, no importa en qué siglo en qué cultura y si sos mujer, varón o tienes la piel negra, o amarilla, cuando surja la necesidad lo vas a hacer.
Foto: Natalia Petri
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¿Qué opina de los estereotipos actuales que se ven en muchas cantantes?
A mí no me sale, yo estoy muy por la onda de los 60 que de los estereotipos de hoy. Veo mucha gente haciendo esfuerzos, casi la mayoría, pero no sé quién lo puso de moda. Veo mucha víctima de eso, está de moda en la juventud, pero a mí me parece ridículo quererse parecer a algo, me parece que lo más fuerte que podés hacer como ser humano es ser vos mismo. Claro que a mí no se me da, si a vos se te da bienvenido sea, pero se va a notar si es tuyo o no. Y me parece que una persona de más de 25 años se tiene que dar cuenta. A mí no me interesa ningún estereotipo porque pierdo mucho poder, a mí me disfrazas, me pones de verde flúor con las uñas largas y una colita y yo pierdo poder. No sé los demás. Estoy muy acostumbrada a tratar de ser yo misma, los estereotipos físicos, la moda, la música, se mezcla todo muy lindo, pero si no pierdes poder, hacé lo que quieras.
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¿Qué música le llama la atención?
Me conectan las historias reales y las descubro rápido, por eso sigo escuchando a Joaquín Sabina , a Chavela Vargas , Bob Dylan , incluso a Luis Miguel , me encantan los boleros, pero toda esta música nueva, no hay historias, no sé qué es lo que pasa, que no cuentan.
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Hoy hay como una necesidad de exposición, lo que ves en Tik Tok, por ejemplo, es gente haciendo pasitos y cosas sin sentido para pertenecer y sin nada de ellos, las redes sociales nos alejan de tener verdaderas historias.
¿A quién quiere sumar a sus historias?
Me encantaría hacer algo con Mon Laferte, es una tipa que no sigue la moda, la moda la sigue a ella. Rosalía me parece increíble, me gustan estás cantautoras atemporales que hay hoy en día.