A veces las personas logran inspirar a otros con el simple hecho de ser, hacer y existir. Un poco ese es el caso de María Elisa Ayerbe, una de las ingenieras de grabación y mezcla más relevantes de la música latina.
Ella tiene un oído fino y una sensibilidad artística única que la han llevado a trabajar en proyectos gigantes de estrellas como Julio Reyes Copello, Juanes, Alejandro Sanz, Marc Anthony, Laura Pausini, Paula Arenas e Il Divo, por mencionar solo a algunos.
Así mismo ha sido fundamental para que nuevos proyectos tengan una calidad de audio de primer nivel, como es el caso de César Pinzón, los inicios serios de Farina, la fase pop de Mau & Ricky y Rosa Rosa, esto últimos son artistas firmados por South Mountain Music, un sello musical latino e independiente fundado por ella que tiene como sede la ciudad de Miami.
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Desde que estaba en la Universidad empezó a involucrarse en la música, inicialmente muy enfocada en lo clásico y después saltando al pop. Desde 2015 vive en Miami, Estados Unidos, y gracias a su trabajo es miembro activa de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación y de la Academia Latina de la Grabación (los que entregan los premios Grammy y Latin Grammy), quienes le otorgaron en 2019 el reconocimiento Leading Lady of Entertaiment.
Ella, como pocas, ha trabajado para la industria gringa y también para la latina. En esas ha tenido que enfrentarse al machismo que existe por parte de dinosaurios que se resisten al cambio, a la diversidad y a la inclusión equitativa de las mujeres.
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Hablamos con María Elisa Ayerbe sobre su carrera, la misma que ha llevado a que nuevos chicas y chicos se interesen por ser parte de la industria del entretenimiento.
Su nombre es muy reconocido en la industria de la música latina, pero queremos que brevemente nos cuenta cómo entró a este universo.
Realmente no sé en qué momento dije “voy a entrar a la industria, pero yo estudié música en la Universidad Javeriana y unos semestres de Ingeniería de Sonido en Chile.
En Bogotá empecé a trabajar produciendo a artistas que eran amigos míos e hice varias grabaciones. Siendo asistente me sale la oportunidad de ser asistente de grabación de un disco de la Filarmónica de Bogotá. Ahí consolidé la idea de que quería hacer música, discos y participar más activamente de eso. En 2009 me contactan de Pereira para mezclar reggaetón porque Farina estaba buscando una ingeniera mujer. Ese fue mi primer crédito grande como ingeniera de mezcla.
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¿Por qué el equipo de Farina en ese año estaba buscando específicamente a una ingeniera mujer?
En ese disco Farina, que era su primer álbum después del reality, tenía una canción llamaba Descaradamente Bella que habla de empoderamiento femenino.
Entonces para la producción le pareció consecuente que la mayor cantidad de personal involucrado fuera femenino. Me contaron que ellos googlearon “ingeniera de mezcla en Colombia” y resulta que yo era la única que aparecía. A ellos les gustó mi trabajo y aún en Bogotá existía un estigma hacia el género, pero ellos me ofrecieron seguir involucrada con ellos porque tenían más artistas urbanos en desarrollo.
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¿En qué momento da el salto y decide irse de Colombia?
En el 2012 me voy a Nashville a estudiar una Maestría en grabación, pero de forma remota sigo trabajando para clientes en Colombia. Allí me meto de lleno a trabajar con la escena.
Y Nashville es como uno lo imagina lleno de música country, ¿o es diferente?
Hay de todo, pero es como Valledupar. Puede que en Valledupar haya salsa, pero a nadie le importa. Es full country, americana, blues, rock y todos los géneros muy norteamericanos.
Fue una experiencia grande para mi porque esos géneros están relacionados con una gran calidad de audio, todo se toca, es muy poco lo programado, completamente diferente a lo que sucede actualmente en el mainstream pop. Al terminar la maestría viajo a Miami y empiezo a ver las opciones para ser ‘zapatero a sus zapatos’. En Nashville llegó un punto en que ser ingeniera, mujer y colombiana era como exprimir mucho ese limón.
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Cuando apareció el mp3 y el streaming le pegó muy duro a Miami y mucha gente se fue de aquí a trabajar a Los Ángeles, en 2015 que yo llegué me encuentro que Julio Reyes está muy establecido, también Andrés Castro, mucha gente colombiana y una nueva ola de producción. Allí pensé que ese era el lugar para mí.
¿Qué oportunidades se abrieron en Miami para usted?
Llevaba diez días trabajando en un estudio y me contacta Julio Reyes Copello que estaba trabajando con Il Divo. Él necesitaba un ingeniero permanente porque el proyecto era enorme, donde necesitaba grabar orquestas y hacer toda la producción de voces de Il Divo.
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Yo nunca dejé de grabar música clásica, en Nashville hice mucha música de orquesta. Julio supo que mi perfil era de alguien que sabía de pop, pero también de conocimiento de música clásica y entré a trabajar con él.
Además de Il Divo, ¿qué otros proyectos tuvo a cargo?
Laura Pausini, mezclarle a Ricky Martín, grabarle a Marc Anthony, trabajar música de JLo. Obviamente otro nivel.
¿Qué diferencias hay entre mezclar música como la de Farina en 2009 a hacer una grabación como la de Il Divo?
Para empezar, hay que entender que la música urbana pop o reggaetón el 80 o 90% de la música que se graba es programada por computador donde se usan librerías, simples, muestras de audio pre-hechas, porque son géneros que no nacen de alguien tocando instrumentos.
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Es muy diferente cuando se tiene que trabajar todos los sonidos de cero porque vienen grabados por músico profesionales donde hay orquestas, bateristas, guitarristas.
Las diferencias de recursos que uno como ingeniero debe usar son muy diferentes. Así yo esté recibiendo todo ya hecho, es muy importante haber tenido la experiencia de entender cómo se capturaron esos sonidos para saber cómo los puedo procesar. Se requiere tener mucha más experiencia.
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Desde su punto de vista, ¿cómo es el reggaetón?
Evidentemente el género ha ido evolucionando y cambiando porque antes todo trataba de emular lo que se hacía en Puerto Rico con Vico C, Daddy Yankee y Don Omar que sonaban demasiado específico. Ahora estamos en un punto donde los grandes como Balvin, Maluma, no se mezcla en Colombia sino en Estados Unidos. La evolución de ese sonido urbano ha hecho que los ingenieros más top de USA trabajen las mezclas de los grandes artistas latinos.
¿Qué opinión tiene sobre el término pop urbano cuando se habla de reggaetón? Y lo pregunto porque mucha gente no está de acuerdo con el término porque el reggaetón de ahora no sale precisamente del barrio, de las calles, como fue en sus inicios.
Para mí lo que es urbano es el nuevo pop, pero como siempre tenemos que clasificar las cosas para entenderlas o justificarlas. Esa música tiene herencia del dembow y ‘tupa tupa tupa’ no le podemos decir pop porque el pop convencional de las baladas se siente afligido, entonces se le dice pop urbano.
Aquí en Estados Unidos hay un debate grande por decirle urbano porque entonces urbano quiere decir que viene de las clases bajas y el término ha tenido una asociación discriminatoria. Estoy de acuerdo con reivindicar el término urbano, pero entonces qué nuevo nombre le vamos a dar porque inventarse la rueda de nuevo es difícil.
Regresando a la anécdota de Farina, ¿cómo veía a las mujeres en roles técnicos en ese 2009-2010 y cuáles han sido los avances para ustedes en esta década?
En ese momento fue chévere porque yo crecí con una generación de mujeres ingenieras que estábamos en la universidad y había varios puntos de referencia. Nosotras en Colombia siempre hemos tenido como referencia a Marta de Francisco, que es una señora que estudió para prepararse para ser ingeniera de grabación de música clásica en la Alemania de los 70 y luego ella se quedó viviendo por fuera.
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Es una de las principales profesoras de la carrera más tradicional e importante de grabación de música clásica que existe. Crecimos viéndola a ella como una de las más exitosas de la ingeniería, pero lo que se sentía desde el lado nuestra era que estábamos completamente abandonadas y solas, cada una nadando por su propio cuento y estrellándonos con barreras, prejuicios, machismo y de ausencia de querer vincularnos en absoluto.
Muchas de mis compañeras no se dedican a esto, otras como Marcela Zorro y Alejandra Bernal son importantes docentes de ingeniería de sonidos y tienen una carrera espectacular en el teatro musical y la música clásica. Realmente la que pasó a la música popular fui yo y, por fortuna, detrás vienen muchas chicas que no han tirado la toalla como por ejemplo Ali Stone, productora y artistas, Natalia Bautista que han estado nominados a las categorías más importantes de los Grammy. Chévere porque vienen generaciones de chicas haciendo muchas cosas.
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Mencionaba esto porque es muy raro ver a una mujer en las historias que suben los artistas desde el estudio de grabación. A veces hay siete, ocho personas y solo está presente una o dos mujeres y en el peor de los casos ninguna. Es muy extraño que aún haya equipos de trabajo donde no haya ni una mujer.
Sin querer hacer el punto de comparación, pero, así como algunos dicen en Estados Unidos que el racismo no existía, hay gente que dice que la discriminación por género no existe y eso es completamente falso porque hay mujeres como yo que trabajamos en medios que son dominados por hombres y nos damos cuenta de eso todos los días.
Puede ser con discriminación oculta o comentarios directos como “esto no es un trabajo para una mujer” y comentarios que pueden pasar desapercibidos, pero que son terriblemente hirientes.
Esos comentarios dejan en el aire algo que es cero positivo para uno, pero en la medida en que existamos mujeres que de alguna manera queremos seguir trabajando en esta industria, y que hacemos un trabajo mental constante para no dejarnos afectar por esas situaciones, se demuestra que por medio del talento se puede conseguir el éxito, lo que queramos llamar éxito, o por lo menos tener una carrera profesional y soportarnos económicamente de esto; pues va a lograr inspirar a otras chicas a continuar ese proceso. De esta forma toda la industria empieza a ver las cosas de otra manera.
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Ha recibido menciones por su trabajo en la industria de la música como el de Leading Ladies Of Entertainment 2019. ¿Cómo ha sido este camino para ser referente para las mujeres en el entretenimiento?
Ese premio reconoce a diferentes mujeres en el entretenimiento y relacionadas a la música. Lo otorgan por el trabajo y esfuerzo que hemos hecho desde diferentes campos, por eso tienes abogadas, cantantes, vinculados con los sellos, ingenieras, productoras, etc.
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Yo fui la segunda ingeniera y creo que, al entregar este honor, emitir comunicados de prensa, al hacer eventos para la entrega y al escuchar quienes somos nosotros, se le muestra al mundo quienes son esas mujeres que están haciendo algo y que sienta un precedente en la industria.
En mi caso se logró desde el trabajo con el Recording Academy por mi trabajo en los comités que buscan mejorar la inclusión y la diversidad de género y de razas. También participo en organizaciones como She Is The Music, Women in Music y mi trabajo allí nace de la necesidad personal de vincularme a cosas más grandes para poder tener un impacto mayor en la música. Porque yo sola desde mi estudio tratando de decir “hola, yo existo, contraten a las mujeres” es muy poco el impacto que puedo tener, mientras que siendo parte de esos organismos se amplifica el mensaje. Además, se logra trabajar con otras mujeres que están en la misma onda y que quieren lograr lo mismo para todas. Al final eso tiene un impacto mayor y se ve que hay muchas mujeres liderando. Eso es chévere
¿Cómo es su labor con las academias?
Con la Latina: soy miembro del círculo de ingenieros y productores de la Academia Latina y somos un grupo de personas que estamos todo el tiempo tratando de mantenernos al tanto de cómo está funcionando nuestra industria, cómo las nuevas tecnologías están formando la música que se está produciendo y también haciendo una veeduría respecto a las categorías de los Premios Latin Grammy que nos conciernen a nosotros.
En la norteamericana tengo un rol con más responsabilidades, vale aclarar que no trabajamos para la Academia, sino que servimos a la Academia. Uno se vincula pagando una membresía, pero al ser miembro se tiene derecho a ser pasivo o decidir participar activamente en otros frentes.
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Aquí yo soy representante del board del capítulo de Florida donde decidimos y abogamos por las personas que pertenecen a nuestro capítulo. Soy presidenta del capítulo local de productores e ingenieros de la Florida para el país y participo en diferentes comités que buscan la diversificación dentro de la Academia norteamericana. Tener una voz y un grupo de apoyo causa un impacto y se pueden hacer muchas cosas.
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Solo dos mujeres en los Premios Latin Grammy se han llevado el galardón a Álbum del año. Shakira en 2006 con Fijación Oral y Rosalía en 2019 con El Mal Querer, ¿cree que en esta década que arranca la tendencia pueda cambiar y el hecho de que una mujer sea premiada en la categoría más importante no sea algo que pasa cada 15 años?
Esperaría que no. Este año están Kany García, Natalia Lafourcade y Jesse & Joy, el de Debi Nova también anda rotando por ahí. El hecho de que Rosalía haya ganado el año pasado es una entrada revolucionaria a la industria musical global en cuanto a la producción y el concepto. Ahí se sentó un precedente fuerte de cómo se están haciendo las cosas ahora.
Rosalía en su discurso dijo que este disco fue hecho en un computador de escritorio en un estudio casero y es algo que también dijo Finneas, el creador y productor del álbum de Billie Eilish ganador en 2020 de 6 Premios Grammy. ¿Cómo ve ese cambio de que los discos más importantes del año no son grabados en grandes y costosos estudios, sino que se hacen desde casa?
Eso no lo devuelve nadie porque la capacidad de tener la tecnología ahora es muy accesible y para muchos cambian las reglas del juego. Un par de hermanos en una casa con un excelente gusto musical y un nivel de creatividad tipo Dios puedan hacer un disco como When We All Fall Asleep, Where Do We Go? sin tener que endeudarse la vida entera o esperar que un sello les tienda la mano y les haga un préstamo. De alguna forma toda esta tecnología democratiza el acceso para hacer música increíble.
Sé de muchos artistas que tienen la capacidad de ser multitasking: intérpretes, compositores, productores, mixers e ingenieros. Pero me gustaría saber ¿por qué cree los creadores de canciones deben considerar tener entre su presupuesto a un jugador como María Elisa Ayerbe que se encargue de la ingeniería de sonido y mezcla?
Es una pregunta chévere porque siempre creo que los proyectos artísticos se nutren de la participación de diferentes personas, con diferentes culturas, diferentes maneras de ver la vida. Entre más puntos de vista haya, el producto puede ser llegar a ser algo de mejor calidad. En el caso puntual de la música, hay personas que pueden hacerlo todo de principio a fin y mantienen su visión, pero hay otras que no lo logran. Siempre que uno está en el proceso de elaboración creativa hay tendencia para el bloqueo.
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Por ejemplo, un libro no se escribe solo; está el escritor, pero él tiene un editor que lo va a ayudar a sacar la mejor versión de su libro. En la música tener a un ingeniero de mezcla participando en la canción lo que hace es que amplifica, mejora o le saca el mejor partido al arreglo y la producción porque es una persona que entra con oídos frescos, con un nivel de desapego al producto que hace que uno pueda dar un paso atrás y mirar objetivamente lo que se está haciendo para entregar una nueva versión que puede llevar todo a un nuevo nivel.
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