Malamuerte, Sensoria y Nogram, tres proyectos embrionarios de la música electrónica en Colombia, piloteados todos por la dupla Camila Corredor y Alberto Lezaca, llegaron a las plataformas de streaming años después de su irrupción en el under capitalino.
Por José ‘Pepe’ Plata @owai
¿Anómalos? ¿Adelantados? ¿Tercos? ¿Visionarios? De cualquiera de estas formas podríamos describir a los nombres detrás de Malamuerte, Sensoria y Nogram . Tres propuestas electrónicas que, aunque míticas en la escena local, aparecieron en las plataformas de streaming a finales de 2020.
Para entender el aterrizaje de Malamuerte, Sensoria y Nogram al streaming hay que contar la historia de Camila Corredor y Alberto Lezaca, dos nombres que desarrollaron una carrera musical en la que el uso de equipos electrónicos es un comienzo, pero no un fin definitivo.
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Una violencia creativa llamada Malamuerte
El nombre de Efraín González, “Malamuerte”, está ligado a la historia de la violencia de las décadas del 50 y 60 del siglo XX en Colombia.
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Malamuerte fue un conocido bandolero al cual, además de sus fechorías, se le atribuyeron poderes sobrenaturales, como convertirse en mariposa o pájaro cuando le tocaba huir de las autoridades o de sus enemigos.
Su imagen mística y popular tuvo la capacidad de sintetizar un momento particular de la historia nacional unas décadas después: l os tempranos y violentos noventa, en los que una camada joven buscaba rebelarse frente al pasado. En la densidad de la historia de Malamuerte se inspiró Alberto Lezaca para nombrar su proyecto.
Durante su etapa colegial Lezaca tuvo varias bandas. De hecho, se alcanzó a juntar con Pablo Kalmanovitz (baterista de 1280 Almas), Francisco Nieto y Jorge León Pineda quienes habían salido de La Pestilencia.
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También regentó un bar en Bogotá llamado TVG (Te veo grave), en el que sonaron artistas como Front 242 , Front Line Assembly , Revolting Cocks o Ministry . El cierre del bar se convirtió para él en el espacio para componer.
En aquellos años, la calle 116 de Bogotá albergaba los distribuidores de equipos electrónicos. Allí la gente decía que con los computadores no se hacía música, hasta que logró dar con los equipos que traían unos hermanos argentinos en la carrera 11 con calle 82, a una cuadra del entonces joven centro comercial Andino.
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Los hermanos, de apellido Zajec, le mostraron a Lezaca la máquina Commodore Amiga, que le cambió la manera de comprender las cosas. Ya había tenido una experiencia previa con cajas de ritmos y sintetizadores, pero se le abrió otro camino. Era un renacer, un comienzo o la respuesta a una inquietud.
Esas primeras experimentaciones con el ruido y las máquinas fueron acompañadas por María Fernanda Helo y Carlos Esteban Olarte (Panelo, de la agrupación La Derecha, fallecido en 1996). El proyecto llevó por nombre Putadores Com, pero nunca se consolidó.
La siguiente experimentación de Lezaca se llamaría Malamuerte . Su primera alineación contó con Manolo Jaramillo, Augusto Ramírez y Luis Fernando Ramírez. Grabaron sus primeras canciones justo cuando Aterciopelados grababa su primer disco en el estudio de Fabián Quiroga.
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Dos demos antecedieron estas grabaciones. Camila Corredor , que había encontrado en la manipulación del sonido la vía para resolver sus inquietudes sobre temas como el manifiesto de los futuristas , la música concreta o agrupaciones como Throbbing Gristle y SPK , entró al proyecto en aquel momento. Justo antes de que el mítico disco Intro fuera publicado por el sello Automaton Sign, en 1996.
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Con esta publicación recopilaron unas grabaciones atemporales y premonitorias. Lezaca reconoce cómo proyectos como Front 242 o New Order fueron una base. También que su búsqueda electrónica le causó conflictos con rockeros puristas de Bogotá, además de una primiparada cuando se prensó el disco compacto: “tuvo que ser prensado dos veces porque la tinta azul requerida no quedaba bien impresa; no le aplicaban fijador”.
Tanto Camila Corredor como Alberto Lezaca coinciden en que Malamuerte fue una música que se tuvo que hacer para reflejar un momento. Eran inquietudes musicales que les llegaron a “destiempo” a través de Joy Division, Lassigue Bendthaus, Ryoiji Ikeda.
Aun así, Malamuerte sonaba con el brío propio de una ciudad como Bogotá en los noventa, donde hacer electrónica era tan marginal que implicaba peleas con los metaleros y los rockeros.
Sensibilidad Sintética con Sensoria
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Bandas como Kraftwerk, Artefakto y Psychic Tv rondaban la mente de Corredor y Lezaca. Un proyecto nuevo, que se desligaba de Malamuerte, cobraba vida propia: Sensoria .
Por ese entonces apareció Tecna en Bogotá, un bar dedicado a la electrónica por el que pasaron dj como Mario Tachack, Chester, Marcelo o Tomás Jaramillo. Pero el sitio no tuvo cómo salir adelante.
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Internet había llegado y había que lanzarse a nuevas aguas. En la búsqueda de material electrónico del continente se contactaron con Pepe Mogt (uno de los pioneros de Nortec), cuando aún estaba en el proyecto Artefakto. Así querían sonar.
Pepe Mogt, entusiasmado, produjo algunos temas, pero reconoció que Sensoria ya tenía su propio sonido y “meterle mano” no era conveniente. Su manera de hacer la música cambió. Introdujeron un sampler y otros teclados. Mutó la estación de trabajo y el software.
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La cultura electrónica era incipiente en la ciudad y si bien había fiestas masivas y clandestinas con dj locales o importados, Sensoria permaneció en una reclusión creativa. Su legado, sin embargo, recorría ya muchos oídos. Tanto así que Andrés Barragán y Juan Camilo Osorio de Ultrágeno se acercaron a ellos para que produjeran su disco debut. Una petición sorprendente que terminó con el remix de Drulos en un disco de 1998.
Sensoria gravitó alrededor de una máquina: la MPC2000 de Akai que el mismo Pepe Mogt les recomendó. La dupla tuvo también algunas presentaciones en los nacientes circuitos electrónicos locales. El segundo disco de Sensoria fue, para Lezaca, el momento musical más importante del proyecto porque resumió lo que buscaba desde Malamuerte. Es crudo, directo, pero poderoso. Las copias en CDR de Sensoria se diluyeron y los pocos toques que hicieron entre el 98 y 99 dejaron una marca en el circuito local.
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Nogram o la electrónica del siglo 21
El tercer momento electrónico y estético de Corredor y Lezaca fue Nogram .
Entre el año 2002 y 2008 este proyecto se centró en usar la electrónica con fines asociados a la exploración del arte digital. Era música hecha en tiempo real, interpretada y presentada en vivo. Música que se adapta a necesidades que han fluctuado entre galerías o creación de videojuegos.
Nogram vino de la mano de los intereses estéticos por las señales de la televisión, de las músicas colombianas; con grabaciones que exploraban el humor, la ironía y la transgresión.
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Nogram habitó espacios como la difunta MySpace, pero también revivió para estar en un festival en Londres en el año 2014(Hackney Wicked).
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Aunque Nogram se enfocó a la electrónica tocada en vivo, también dejó grabaciones procesadas. Y, según cuenta Lezaca, aparecerán nuevas cosas a través de su sello: Signo Autómata.
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Malamuerte, Sensoria y Nogram han usado máquinas.
Se han escuchado en casete, disco compacto, grabación digital y en vivo.
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Son 4 formatos, tres proyectos, pero una realidad: música electrónica hecha en nuestras calles.