Hace doce años nació en Londres el Boiler Room, una de las plataformas más relevantes para la música electrónica, no solo porque desde entonces se han dedicado a fichar a las y los productores y dj más relevantes del momento, sino porque desarrollaron un adictivo formato audiovisual que muestra todo el frenesí de esas fiestas y toques en vivo. Además de hurgar en todas las esquinas de géneros como el techno, house, trip hop o dub, su mirada ha comenzado a expandirse física y artísticamente a lo que sucede fuera del “primer mundo”.
Por Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti
Colombia apareció en el mapa de los Boiler Room en el 2015 con un interesante mano a mano entre exponentes de los sonidos tradicionales de la electrónica, y otros más divergentes como el propio Mario Galeano, cabecilla del Frente Cumbiero. En el 2019 hubo otro especial desde el Festival Tatacoa, y hace un mes, patrocinado por una marca de whisky, se hizo una radiografía de lo más fresco que está sucediendo con el reggaetón en Medellín, en una curaduría liderada por Sky Rompiendo. Aprovechando su visita a Colombia, el equipo de Boiler Room y el sello TraTraTrax –cofundado por el paisa JP López, más conocido como Verraco– decidieron hacer otra sesión de sus memorables desmadres, esta vez con la misión de convocar los sonidos más bastardos y mestizos de la electrónica local.
Verraco y Joe Cotch (curador de Boiler Room), idearon un capítulo memorable de estas video-fiestas-compilados. Además de convertirse en el primer Boiler colombiano que no se hacía en alianza con una marca comercial, fue un momento para salir de zonas seguras, incomodar los oídos, y preguntarse por las fronteras invisibles que se han creado entre géneros.
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La propuesta de TraTraTrax para este evento (con la producción de Nicolás Pava) fue hacer una muestra en vivo de su curaduría de sonidos mestizos que, desde el techno buscan trascender las estéticas de sonidos latinos como el dembow o el reggaetón, y pensarse cómo será el perreo del futuro: cruces bastardos que responden a tiempos donde todo se hace más fluido y menos binario.
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El cartel estuvo compuesto por el propio Verraco, junto a Lomalinda, Nick León, Luca Duran, Sophyaa y Amantra, y como anfitrión y presentador, el rey de las redes, Jasonacas. La locación fue un restaurante-mirador en Medellín, perfecto para la intención de Verraco con esta sesión: “yo quería hacer un proto-privadito, darle esa vibra de estética kitsch-guarachera, pero ajustándole la tuerca y que se viera la ciudad en todo su esplendor".
En el 2017 Verraco ya había cofundado el sello Insurgentes junto a su amigo, el también dj Lomalinda. En ese momento su propuesta estaba muy inspirada por influencias del sur del Reino Unido, más cercanas a lo experimental, contemplativo, el tecno y el IDM. El terreno allanado por Insurgentes permitió que surgiera otro sello, TraTraTrax (de nuevo, Verraco y Lomalinda al mando, más Nyksan), donde se han permitido experimentaciones más radicales, pensando cómo será el perreo futurista, y extendiendo su catálogo a más artistas de la región. TraTraTrax está cocinando un compilado imperdible que incluirá a artistas consagrados como Nicola Cruz o Dengue Dengue Dengue, junto a nuevas propuestas locales.
Hablamos con Verraco sobre este épico capítulo para la electrónica local, y algunas ideas revoltosas desde la pista de baile.
Hay un concepto transversal en ese Boiler Room que es el mestizaje, la estética del collage, de irrespetar los límites, generar una nueva estética, la de lo híbrido. ¿De dónde viene eso?
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Eso que decís es clave porque son nuestros cimientos. No es sacudir por el solo hecho de hacer algo kitsch, sino que es natural. Crecimos escuchando reggaetón y también tecno, entonces hay unas intersecciones muy interesantes que estamos explorando. En este mundo conservador technero-housero, que es súper aburrido, seguro y blanco, no se dan cuenta de lo que pasa y van super lento. Por eso es que al principio nos tiraban jebita los que nosotros llamamos los "tecno-tombos", porque son extremadamente conservadores; creen que son avanzados, pero no. Es hacerle la gambeta a la forma en la que nos aproximamos al tecno desde una postura muy colonial, aspiracional de ciertos dj muy grandes de afuera que igual no estaban empujando ningún límite.
Ahí también operan muchas lógicas de clase y exclusión, de querer pertenecer a una sociedad de afuera, negando lo propio.
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Absolutamente. Eso es demasiado fuerte. Cuando yo estaba en la universidad e iba con las amiguitas por ahí a perrear, iba con un susto porque donde me viera alguien de la escena me cancelaban. En los parches tecneros aún está muy profunda esa mirada clasista.
En el manifiesto de tu sello Insurgentes mencionas que "bailar es política". Y es interesante porque es abrir nuevas concepciones sobre lo político que puede ser el rave. Surgió como un espacio de libertades personales, consumo de drogas, pero esto es otra forma de proponer esa política, con la reivindicación regional, preguntarse desde dónde estamos hablando.
Siempre lo ha sido, porque si vos revisás cómo empezó este movimiento desde principios de los 80 en Chicago o Nueva York, fue desde una aproximación más queer, desde un espacio seguro que se armaron para que no los mataran. En Detroit el tecno fue una forma de escape del día a día tan áspero que había en esa época por la depresión económica. En Berlín, con la caída del Muro, el rave o la pista tuvo su importancia.
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Siempre la variable política ha tenido que estar ahí. El rave tiene que ser político por las variables que planteas. Está en juego la identidad, el género. Se diluyen un poco las clases que es de lo más hermoso. Es un espacio para coexistir que igual sí tiene unos valores muy claros que en Colombia entraron un poco en reversa. Aquí se asumió el rave como una manera no tan horizontal sino más elitista y apenas está cambiando.
Otra cosa que he pensado estos días es que la pista es un espacio público. Estoy tratando de entender cómo aproximarme a las entidades culturales, a las administraciones locales para que entiendan eso también, que es donde se está juntando mucha gente y por eso le tienen que poner más atención y dar más apoyo también. Ojalá salgan otras iniciativas, que rompan con el eje tradicional de sitios como Baum, Videoclub, Kaputt, que son muy buenos, pero ahorita no te imaginas la cantidad de pelados que están haciendo fiestas, nuevos promotores.
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Falta mucha pedagogía para que, por ejemplo, los clubes cambien muchas cosas como como el precio del agua, o que se regale. O cómo es el planteamiento de los clubes por crear espacios seguros; cuáles son sus políticas generales del sitio; qué están haciendo para tener protocolos en situaciones de acoso. Hay un montón de cosas que apenas se están comenzando a tocar, y claro, necesitamos esas pequeñas disidencias que planteen esas cosas.
En los toques del Boiler incluiste un track de Arca, que ahorita también es de las artistas más vanguardistas que hay, y que también se está haciendo esa pregunta por el dembow del futuro. ¿Qué piensas de su música?
Para mí Arca siempre ha sido referente por todo lo que vos enunciaste, y también porque sónicamente es increíble. Ahora en TraTraTrax vamos a tener a Cardopusher Safety Trance que es un venezolano en Barcelona que suele colaborar mucho con ella. Si vos hacés una disección de los otros sets, vas a encontrar muchas de esas disidencias, no tan grandes como Arca, pero más frescas de gente que está tratando de hacer vueltas desde un iPad o un computadorcito con Fruity Loops quién sabe dónde.
Dentro de toda esta idea de repensarse la electrónica hay que hablar de un género muy polémico atravesado por todas estas conversaciones sobre clase y género: la guaracha. Como todo lo kitsch, comienza con ser rechazado, pero luego se vuelve popular. ¿Cómo te relacionas con ella?
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Es muy interesante abordarla desde el punto de vista sociológico. Ahí es donde se ven muchas de nuestras problemáticas. Comienza asociado a una estética narco que no podemos negar, pero también hay unas variables de clasismo, de identidad que hay que aceptar: ese es nuestro tecno. La guaracha más clásica y comercial es muy limitada sónicamente hablando, pero rítmicamente hay unas cosas muy poderosas. Por eso cuando llegan productores y productoras peladas que cogen cositas de la guaracha, las emulsionan y les meten más fondo y peso, salen unas cosas increíbles. Si tú oyes Xtasis, el último release de Nick León , es una protoguaracha muy hijueputa. Es el hit mundial en este momento dentro de nuestro circuito. Es muy loco cómo para los mismos tecneros desde el principio mencionar guaracha era como mencionar el diablo. Todavía lo sigue siendo en muchos aspectos.
A todos nos gustan cositas más pop y accesibles, no todo tiene que tener un grado de complejidad sonoro como para poderlo disfrutar. Dentro del marco electrónico colombiano entendimos todo al revés, se deslegitima ahí mismo, tantas cosas que se dicen de la guaracha, que tapa un fenómeno muy interesante. Obviamente se puede problematizar, sobre todo desde el consumo, su cercanía a la cultura narco, pero siento que la gente la está recibiendo un poco más. Cuando se le da el ajuste de tuerca no lo podemos negar; esto nos mueve el culo automáticamente. Lo llevamos en la sangre.
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Y quién sabe si todo termine llegando allá, a la reconciliación con esas cosas.
Es que ahí está el alcaloide. Lo que nos emociona investigar. Es que eso es lo que no tienen afuera, está ahí para nosotros. Creo que por eso es que nos posicionamos tan rápido afuera, porque están aburridos de lo mismo, y por eso es que el foco está hacia lo que está pasando acá donde hay cosas más frescas rítmicamente.
Una de las razones por las que hicimos TraTraTrax fue porque vimos cómo gente de afuera que respetamos y son referentes, hacían cosas con nuestros ritmos y se volvían reconocidos por eso. Eso fue la tapa. No puede ser, ¡la chimba! ¿Otra vez la dinámica extractivista en la que la gente saca el ritmo, le mete la blanqueadita y lo pone cool? Yo no estoy en contra de que lo hagan, a menos que sea un extractivismo descarado, pero era como que ellos estaban reclamando hacer el dembow de avanzada o el deep dembow. Eso es lo que nos empezó a hacer mucho ruido.
Ya que estamos hablando de política, hace poco en redes se te vio un intercambio muy amoroso con Petro . ¿De dónde salió eso?
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Eso fue muy loco. En fechas especiales a mí me gusta escribir, pasar ese texto por la voz de la Siri mexicana, procesarlo y arreglarlo. Eso va personalizado según donde esté y va para las intros de los sets. Para el Baum Festival llevé varias cositas de esas y que hacen parte de la ironía que siempre he tenido. En ese momento la coyuntura electoral estaba a tope, así que decidí que el clímax del set iba a poner "se vive se siente, Petro presidente". Luego subí un videito con ese pedazo, y se empezó a viralizar. Supongo que alguien de la campaña del doctor Petro lo pilló, se lo mostraron, y el man primero me comentó, y luego lo compartió en una historia de Instagram diciendo "gracias Verraco por tu apoyo en las tornas". Lo lindo es que después me contactaron de la campaña dándome las gracias, buscando abrir un canal para ver qué hacíamos pues se venía la segunda vuelta. Vamos a ver si en un futuro se puede abrir algo ahí para abrir diálogos sobre las necesidades que tiene la noche.
La expropiación de la pista.
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Total.
Bueno, y no se puede dejar pasar esa presentación que te hizo Jasonacas donde dijo que eras, ¿filósofo de Teófilo Gutiérrez?
(risas) Eso salió de una entrevista que me había hecho el año pasado Jason en sus reviews en donde él se da cuenta que uno tiene cosas más radicales, fundamentalistas y problemáticas, pero sí, soy un fundamentalista de la superioridad estética, moral y ética de Teófilo Gutiérrez. Puedo pontificar mucho al respecto.
No estás solo.
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Gracias.
Verraco tendrá toque el próximo sábado 10 de septiembre en Videoclub (Bogotá).