Después de dos años de ausencia, en 2021 volvió el Festival Petronio Álvarez en una nueva fecha (del 16 al 19 de diciembre). Pero antes de la fiesta grande, la agenda del Petronio empezó con el Quilombo académico , una serie de conferencias y conversatorios sobre la raíz y el futuro de la cultura afrocolombiana. Uno de los conversatorios de lo dedicaron a los alabaos y a su lugar en los procesos de memoria y, a propósito, recordamos su origen.
Por Carolina Benitez Mendoza
El Petronio Álvarez, el festival más importante del pacífico, no sólo celebra la música afrocolombiana, sino la riqueza histórica y cultural de la diáspora.
Las cantadoras deleitan al público en cada oportunidad con un canto que se siente tan viejo como el océano pacífico y tan joven como la cantora más novata de la agrupación .
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La dualidad de la historia africana se ve reflejada en los cánticos tradicionales: Alabaos para la muerte, el dolor, la pena, el cambio, la ausencia; y Arrullos para la vida, la felicidad, el amor, el apego y la familia.
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Alabaos para recordar
Los alabaos son un registro histórico. Al occidente de la madre África se escuchan cánticos tan similares que cualquiera que no conozca ni el español ni el mandinka juraría que son cantos del mismo pueblo.
Allí, en África occidental, los griots , también apodados “Juglares Africanos”, son conocidos como los historiadores que cargan consigo los relatos de sus pueblos. Por medio de canciones e historias contadas apasionadamente al son del Kora y del Xalam (instrumentos de cuerdas), los griots cantan para pasar de generación en generación los Alabaos de sus antiguos reinos.
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Entre los hombres y mujeres de África occidental que pertenecen a la tradición Griot, su entrenamiento no difiere del de un trovador o Cantaora del pacífico: al nacer en una familia de griots, la nueva generación debe pasar años memorizando cantos y narrativas, muchas veces incluso teniendo que aprender a construir a mano el instrumento familiar.
La gran responsabilidad del griot es preservar a toda costa la narrativa de su gente, la historia de su pueblo y las melodías de su familia.
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Tradición oral
Lo que se presencia en cada entrega del Festival Petronio Álvarez es, justamente, la reinterpretación de la herencia ancestral africana. Es la tradición viva: la tradición oral.
Las cantadoras son nuestras Griots en Latinoamérica y llevan consigo las responsabilidades de los Griots del viejo continente: deben preservar la historia y las melodías ancestrales y compartirlas con el mundo , pasándolas eventualmente a una nueva generación.
¿Qué son los cánticos del pacífico si no llamados a nuestros hermanos al otro lado del mar? ¿Qué son si no la música del Imperio Mali corriendo por nuestras venas? ¿Qué son si no clamores de libertad que rebotan en el eco de un trovador en Senegal? ¿Qué son si no las ansias de volver a bañarse en el río Congo?
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O mejor que lo diga El Bongo, un canto tradicional recolectado por Américo Murillo y publicado en el libro gratuito Cocorobé: cantos y arrullos del Pacífico colombiano.
Yo pronto me voy de aquí,
Con mi mochilita al hombro
Yo pronto me voy de aquí
Con mi mochilita al hombro
Yo pa’ África me voy
Yo me marcho para el Congo (bis)
Mija, vámonos de aquí
Con razón te lo propongo
Mija vámonos de aquí
Con razón te lo propongo
Nos vamos al amanecer
Montaditos en un bongo
Nos vamos al amanecer
Montaditos en un bongo (bis)
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