Inició a los 13 años en el rock. Luego hizo cumbia. Estudió música y pasó por varios experimentos y sonidos que le gustaban. Pero cuando Hi-Kymon se metió de lleno en el rap, mientras estudiaba Artes Visuales en la Universidad Javeriana de Bogotá, se dio cuenta de que era más grande que la música.
Por Santiago Cembarno @scembrano
La noción de comunidad del hip hop —esa que no encontró en la carrera de Música— lo atrapó y no lo dejó ir. Desde entonces, esa se ha vuelto la bandera que ha ondeado el productor bogotano para crear canciones: la unión hace la fuerza. Sea haciendo rap u otros géneros, busca potenciar el sentimiento de hermandad y unión.
Hi-Kymon empezó en el rock and roll, género que aún hoy lo apasiona. Tenía una banda en el colegio con la que tocaba en bares. Y con el baterista Daniel Parra hicieron una promesa: la música iba a ser su vida y ninguno iba a permitir que el otro hiciera algo distinto.
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Hasta ahora han honrado su palabra: Hi-Kymon tiene tres discos bajo su nombre. Dark Blue (2019), un álbum instrumental melancólico apoyado en la estética lo-fi; Borracheras con Propósito (2020), que relata una noche llena de alcohol y fiesta, con la montaña rusa de momentos y emociones que implica; y La Nómina (2020), su forma de coger a los que considera los mejores de Bogotá, una suerte de All-Star team, para que se montaran en sus beats. Esto sin adentrarnos en las pistas que han hecho parte de distintos artistas de Bogotá, como ha$lopablito , Rap Bang Club, Alto Kalibre o El Kalvo .
Hoy, Hi-Kymon es DJ de los proyectos de ha$lopablito, El Kalvo, Rap Bang Club y Delfina Dib. Estas conexiones surgieron desde la época de la universidad y de parchar en el Parque Nacional y en competiciones de freestyle. Mientras hacía más y más beats fue conociendo más y más gente.
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Esa unión se ve plasmada hoy en Big House Records, sello del que hace parte y al que impulsa con cada lanzamiento. Grabó Borracheras con Propósito —con su atmósfera oscura y cruda— con El Kalvo, Aibashan, AfroDaima, Esencia Nativa, Alto Kalibre 47 y Tinta. Y para La Nómina —con un sonido mucho más alegre y dinámico— acudió a Mismo Perro, Pezcatore, Error 999, Ratrace, Nira C, Penyair, Karin B, Franky Fresco, ha$lopablito y Spektra de la Rima.
Con todos estos nombres conforma una movida de rap bogotano que, desde proyectos como Big House, apuesta a cumplir sus sueños en la música a través del apoyo y la amistad. Y la fiesta, cómo no, infaltable componente.
Sobre Borracheras con Propósito , La Nómina , la importancia de la fiesta y la unión y el futuro de Big House Records hablé con Hi-Kymon.
En 2020 presentaste dos álbumes: Borracheras con Propósito y La Nómina . Cuéntame más de esos procesos y cómo surgieron.
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A inicios del año pasado estábamos trabajando continuamente en la casa de Big House. Yo me dedicaba a hacer mucho beats allá. Y rápidamente se volvió en un parchadero, un lugar al que la gente iba a tomar: desorden. Yo veía que, a veces, no se hacía mucha música, y me preguntaba qué onda con ese espacio, para qué era de verdad. Entonces, en un momento de esparcimiento y chorros les dije “Veo, necesitamos hacer algo con todo esto”.
Se empezaron a crear buenos temas sin la noción de un álbum. Y hablando con El Kalvo llegamos a la conclusión de que todo lo que estábamos haciendo esos fines de semana eran borracheras con propósito. El propósito era la música, y el sentir, el hablar y el dejarse ir. Fue un trabajo muy bonito porque nos unió mucho como personas. Esas charlas fueron muy sanadoras para todos los que estábamos ahí. Y el día en que hicimos el tema más triste del álbum, Contento Pa’ la Foto , había una fiesta una chimba toda la casa. Y entrabas al estudio y el mood cambiaba por completo; rodó hasta agua salada.
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¿Y La Nómina ?
La Nómina surgió como Borracheras con Propósito , de la noción de querer mostrar el talento que hay a mi alrededor. El primer tema que hicimos fue Suéltate con Karin B, sin pensar en que iba a ser un álbum. Ya con tres o cuatro temas dije “Mierda, aquí hay algo importante”. Me puse en la labor de hacer el disco: empecé a contactar a más parceros y MC para que hicieran parte de él. Y surgió La Nómina , que fue como mi equipo, mi dream team que tengo cerca para camellar. Hubo momentos chéveres tanto de crecimientos como MC y artistas como de amistad.
Los beats retaron a los MC, creo. A algunos les puse beats distintos a los que solían usar, y eso fue todo un desafío tanto para mí como para ellos. A Mismo Perro le había gustado mucho el beat de Vuelta Entera , que es un trap ahí raro, pero no se había montado del todo bien. Y en un momento de cervezas en el estudio nos sentamos a hacerle. En la canción se siente como él se va desenvolviendo y sintiéndose más cómodo con el beat a medida que pasan las barras. Se dedicó a hacer cada ocho barras un flow distinto y eso fue una chimba. Parecía un niño chiquito por como estaba explorando cosas nuevas, se emocionaba y me decía “Marica, qué chimba de ejercicio”.
Con El Kalvo hicimos Manianitas con la noción de amanecer haciendo música. Nos tomamos los chorros, dulces por aquí y dulces por allá y estábamos todos contentos y salió ese beat a partir de unos vinilos colombianos que yo tenía y de la guachafita. Por eso el coro es así y la sensación de ese tema es de fiesta y de querer amanecer.
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Tú no rapeas en estos discos, pero tu concepción del rap y la música se siente a través de los beats envolventes, y con baterías dinámicas que incluso salen del rap. ¿Cómo fue tu exploración sonora en estos álbumes?
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Yo más que rapero me considero un amante de la música. Hago las músicas que me mueven. Trato de expresar mi ser y mis sentimientos en diferentes paletas de colores. Por eso también he hecho géneros tirados al dembow, al afrobeat y al dancehall, que también me gustan mucho y me generan mucho placer. Me abro a hacerlo y ya, sin ningún tipo de tapujo. Tengo a mi alrededor un montón de fichitas o de figurines, como dice El Kalvo. Puedo escoger qué súper héroe utilizo para cada beat. Al tener un amalgama de MC tan grande, pues tengo la posibilidad de explorar varias cosas.
En Borracheras con Propósito trabajé un sonido más crudo y oscuro, debido a lo que sentíamos en ese momento en Big House. Era una parte oscura y triste, como que se tenían que solucionar muchas cosas que ya se solucionaron hoy. Todo eso lo transportamos a los beats y a los temas. Ya en La Nómina tenía un poco más de luz en mi vida y eso se escuchó en los beats. Las diferencias también están en el concepto del álbum: La Nómina tiene el concepto de que la unión hace la fuerza y todo se vuelve una amistad y una hermandad, un movimiento, mi familia misma. El de Borracheras es otro: retratar toda una noche de borrachera. Esas diferencias hacen que los beats cojan otro color y otra manufactura, porque hay otra manera de producir los mismos beats.
De cierta forma, en ambos trabajos y con cada invitado se siente cómo una generación del rap bogotano levanta su mano. ¿Qué crees que tienen en común estos artista para constituir un estilo propio de la capital?
Hay un estilo “rolo” general, pero para mí como productor eso es como aburrido porque siempre estoy buscando distintos flows; que no sean convencionales o que sean distintos de como canta todo el mundo en la capital. Hay un amalgama muy grande de cosas, pero sí hay una noción de originalidad y de estilo propio de cada MC en cuanto a que cada uno es real en lo que canta y en lo que es como persona.
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Ese es el primer paso que debe dar un artista, no crear otra cosa. Bueno, hay gente que lo hace y a la que le funciona, pero siento que no hay que crear un alter ego ni otra cosa sino explorarme a mí como persona y eso exportarlo. Siento que eso es lo que hacen todos los MC que estuvieron en los proyectos. Son reales como personas y por lo tanto sueltan sus ideas como les vienen. En La Nómina , por ejemplo, Pablito te puede estar hablando de un D1, el Mismo Perro te puede estar hablando de tomar chocolate en Monserrate. Sí, en cuanto a estilo rolo muchos MC utilizaron también referencias de acá; dan pequeñas fotos de lo que es Bogotá. No siento un estilo rolo que los junte a todos, pero sí siento a muchos rolos hablando.
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De ambos procesos se desprende que para ti el parche, sentarse a tomar y a hablar, compartir tiempo con los parceros, son contextos que funcionan para tu creación. Cuéntame de eso y de el poder que para ti tiene la colaboración.
Hemos sido muy parranderos, para qué. Al principio era parranda por parranda, normal. Pero después de tanto tiempo hablando y saliendo, las conversaciones de las borracheras no eran las mismas, hablábamos más de nosotros. Creo que es algo que le sirve mucho a la gente hoy en día: hablar. Y no hablar de babosadas, sino hablar de lo que te está pasando, de lo que sientes, de lo que piensas. En nuestro parche nos ha servido mucho eso porque nos hemos conocido. Somos más tomadores de estar sentados y charlando. Dentro de esas charlas salen muchas ideas. De álbumes, de canciones, de cosas. Y mientras yo hablo se me ocurren muchas producciones. Nos ha ayudado a abrirnos como personas. Saber que la gente no es roble sino que todos somos súper suaves y necesitamos ser escuchados, hablar de muchas cosas que nos pasan. Eso han sido nuestras borracheras en la Big House.
Estos dos álbumes han sido muy colaborativos. Desde mi noción del rap y del hip hop, se trata de eso: me siento como un catalizador; de unión de personas y de partes. Eso fue lo que me enamoró del hip hop. Yo vengo haciendo música desde los catorce años y he pasado por un montón de músicas. Cuando llegué al hip hop, y conocí la escena y dije “Mierda, es algo más que un género”. Es una unión de personas que están dispuestas a hacer algo, con un fin en común. Desde entonces he tratado de hacerlo así con todo lo que hago en mi vida. Siempre trato de presentar a los que siento que tienen que conocerse para que hagan algo juntos muy bacano. Los pongo a camellar: esa ha sido mi forma de ver esto. Tenemos que juntarnos para hacer algo distinto, algo chévere, algo que nos una, que nos haga sentir gozo como personas y como escena. Quiero juntar todo eso en un solo sancocho. Así nos ayudamos todos: en cuanto a números, reconocimiento, exposición. No sé, siento que unidos somos más y podemos movernos más. El movimiento va a ser más duro y más contundente.
Háblame más de Big House Records. ¿Cómo surgió este colectivo y cuál es su propósito? ¿A qué le apuesta?
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En la universidad mi arte era muy político, trataba de problemáticas de la actualidad. Luego me di cuenta de que estaba siendo muy mamerto: me quedaba en la posición de artista cómodo porque exponía una problemática y no hacía nada; hasta me beneficiaba de ella. Si uno quiere cambiar el universo entero primero empiezo por mi universo, yo. En mi forma de manejarme con la gente, de hablar con la gente, de unir a la gente, se podían generar más cosas, más cambios. Me empecé a juntar con mucha gente y a juntarla.
Conocí a David Rodríguez, que es el dueño del sello. Él fundó Big House por su lado con un montón de gente que llegó por mi unión. De un momento a otro todos ellos ya estaban en el sello menos yo. El Kalvo hizo Bitute y Galguerías con ellos. Y cuando yo iba a sacar La Nómina , David me dijo que fuera con el sello. Desde entonces estoy con el sello, entregado a lo que estamos dando.
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Es una apuesta con amor, a vibrar. Mi misión es encontrar nuevos talentos, sacar nueva música con nueva gente. El propósito es eliminar barreras culas que hay por ahí. Borrar y hacer una unión general de Bogotá e incluso Colombia desde el rap, de la mano del amor, el buen actuar. El interés no es dinero sino generar redes y unión, crecimiento de lo que es el rap y el hip hop.
Hay una casa en el Minuto de Dios donde tenemos tres estudios. Está pollito pero pronto va a ser un gallinazo de kilo. Siento que es la noción de la que han estallado muchos proyectos. En MBZ, por ejemplo, se juntaron para crear un montón de material y pues mira dónde están ahora. Lo mismo con No Rules Clan . Son ejemplos de parches que se unen para darle: para ser amigos y para cumplir los sueños juntos. Eso me gusta también, ser un instrumento para las personas y que cumplan sus sueños y lo que quieren hacer con su vida.