“En el Pacífico de Colombia, la marimba se aprende a construir y tocar en la selva. Allí los marimberos se encuentran con un ser misterioso, entre duende y diablo que les enseña a armarla y tocarla”.
Los hermanos Torres, de Guapi (Cauca), son de los últimos portadores de esta leyenda selvática. En ella se basa el corto El Duende realizado por Lucas Silva, director de Palenque Records, y Simón Mejía y Simón Hernández, de Bomba Estéreo. El corto viene, además, con un EP homónimo de remezclas que son puro viaje Electro Pacífico.
La Dinastía Torres , familia de diestros marimberos como Francisco “Pacho”, Genaro o el recientemente fallecido José Antonio “Gualajo”, tuvo un legendario patriarca: José Torres, un campesino que vivía en la vereda Sansón, por el río Guapi, y que les enseñó a sus hijos a hacer y tocar marimbas, cununos, bombos y guasás .
Se cuenta que José anduvo por muchos lugares. Por los ríos Guapi, Timbiquí, Saija y Micay, buscó maestros del llamado “piano de la selva”. Así se nutrió de los saberes de Eliceo Valentierra, Marciano Yasquín, Eulogio Castillo, Eladio Vergara, Nasario Solís y Martín Lobatón.
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Su historia quedó registrada en el documental La Marimba de Los Espíritus (Dir. Gloria Triana y Jorge Ruiz. 1983), que narra apartes de la tradición oral de su pueblo:
“La marimba fue construida por los espíritus malignos, pasaron muchos años hasta que los hombres pudieron aprender sus secretos. Ser intérprete de marimba es un oficio muy arriesgado porque despierta envidias y se ganan enemigos, y los duelos entre tocadores han terminado con la muerte. Siendo para ellos la marimba, un instrumento ‘diabólico’, las cosas no son simples: una cosa es saber hacerla, otra, tocarla, y otra, dominar a los espíritus, que continúan persiguiendo a los buenos marimberos durante toda su vida”.
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Por eso, en esta pieza audiovisual, José cuenta su encuentro con El Duende, y lo que tuvo que hacer para contrarrestarlo y ahuyentar a los espíritus.
El Duende y el hechizo de la marimba
“El Duende a veces es el diablo, a veces es duende. Ellos dicen que es el mejor músico que existe y es el que les enseña a tocar, a construir y a afinar la marimba. Es una figura sobrenatural. Un ser mitológico o una construcción cultural. Un espíritu.
Entonces los músicos se encuentran con El Duende y se emborrachan. Es un intercambio con el más allá, una experiencia mística. Eso me contaban los miembros de La Familia Torres, cuando los conocí en el 92 en Guapi”.
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Así lo describe Lucas Silva, director de cine y cabeza del sello Palenque Records. Y sigue:
“Desde los años 60, - época en que los visitaron muchos estudiantes, antropólogos e investigadores-, se hicieron muy populares.
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El Duende, según dicen, es un personaje chiquito con un sombrero grande. Esa presencia está arraigada en todo el Pacífico afro, desde tiempos inmemorables.
Hay mitos parecidos en Estados Unidos: los músicos de blues decían que Robert Johnson, el guitarrista legendario, pactó con el diablo para tocar mejor .
La gente que quería tocar mejor hacía un pacto con El Duende y aprendía a ejecutar muy bien, pero después, él les cobraba la vuelta, y llegaba el problema, porque El Duende al que no le cumplía, le cogía el alma. La Familia Balanta en Timbiquí también me habló bastante de esa historia .
Es que El Duende es el papá del currulao. Porque esa es una música para hablar con espíritus, una cuestión ancestral, para resolver. Es su religiosidad. La cosmogonía del Pacífico es riquísima y tiene muchos mitos. No solo existe El Duende, también está la Madre Monte, el Negro de Agua, La Tunda o la India de Agua, pero el relato de El Duende me impactó, por eso hice primero un documental y luego un cortometraje de ficción, con Los Torres como actores, que se llamó Divinas Melodías (Hollywood Films 2019)”.
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“Mientras estaba filmando el corto, grabé un disco con la familia: Dinastía Torres, Los Duendes de La Marimba (2020), con currulao, jugas, chigualos, música de velorio, torbellinos.
Los Torres hacen un currulao muy selvático. Y ese disco de marimba es diferente, muy crudo. Traté de llevar su música más arriba. Al mayor punto de trance posible. Ellos son los reyes de esa tradición tan africana.
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Grabamos varias versiones. Como es un rancho que queda muy lejos y no hay electricidad, nos tocó llevar una planta eléctrica y un poco de cosas. Tratamos de buscar a los mejores músicos, porque algunos intérpretes se habían ido para otros pueblos, y tuve que traerlos. Hicimos mucha experimentación.
Me gusta ser exigente con el músico tradicional porque ellos son grandes artistas, pero hay que subirles el nivel para que la gente, de verdad, sienta el meke, la fuerza. Les dije: esto es de ustedes, vamos a hacer algo ‘por encima del nivel’.
Cuando acabé el álbum se lo mostré a Simón para que creara un remix, y le gustó tanto que hicimos una película y un EP de cinco canciones de remezclas de la Familia Torres que salió bajo su nombre en solitario: Monte.
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Simón me propuso: “hagamos otra versión de tu película”, porque filmé mucho material. Sacamos entonces el corto El Duende , con la música electrónica que él armó y las historias de estos personajes a su manera. Es un corto un poco experimental, en el que grabamos también con Simón Hernández, un realizador de cine documental que trabaja con Bomba Estéreo desde sus inicios .
Pacho y Genaro, los señores que aparecen en la película, están por allá en su rancho, un poquito aislados de las cosas, pero tienen bastantes familiares, nueva sangre que sigue la tradición, porque su casa siempre ha sido un taller de instrumentos. Esa casa legendaria de los Torres - que se ve en el corto como ladeada - era un templo del folclor desde los años 60. Pero se cayó poco después de que rodáramos en 2016. Era muy antigua y estaba muy frágil.
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Cuando ellos tocaban, la casa se sacudía. La estructura bailaba con la música. Habíamos tratado de que el Ministerio de Cultura la declarara patrimonio de interés cultural, un proceso largo en que la gente estaba ayudando, pero cuando aprobaron la resolución, se cayó, y el Ministerio dijo que ya para qué.
Genaro y Pacho siguen haciendo instrumentos, venden gasolina o lo que puedan. Se rebuscan. Tienen su tierra, pero trabajan en lo que sea”.
El Duende según Simón Mejía
Hace rato tenía la inquietud por la música del Pacífico. Mi trabajo con Bomba Estéreo ha sido siempre con ritmos del Caribe- y con Lucas veníamos con el cuento de hacer remixes, que no es la manera más fácil, pero sí, en mi caso, la más fluida para abordarla. Él me envió el disco y empecé a trabajar en estudio.
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Yo había estado oyendo (por puro algoritmo) un álbum de una banda electrónica, Soulwax, sobre Ibiza; que era música y gente hablando. Un disco hablado con las primeras personas que llegaron a Ibiza.
Me pareció muy bueno algo así, y le pedí a Lucas que me mandara testimonios de los Torres y empecé a incluir eso dentro de las mezclas.
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Yo a Los Torres los conocí en 2008, después de un proyecto en el que trabajé en Palenque, y con un equipo armamos un estudio de grabación. Teníamos, junto a Santiago Posada - director de cine- la idea de hacer lo mismo en el Pacífico, y Lucas nos puso en contacto con la familia. Fuimos a Guapi y grabamos en su casa.
Pienso que es importante que en la región sigan su legado. Que haya relevo. Uno entiende que a un pelao en el Pacífico de pronto no le guste exactamente hacer la música igual a la que tocaba su abuelo, pero ellos pueden tomar esas tradiciones, mezclarlas con lo que les guste y hacer algo bacano. Lo importante es que mantengan un pie en la raíz.
Monte – El Duende
El EP me puso un reto: salir del 4/4 que es el beat que uno tiene interiorizado en la cabeza y pasar al 6/8 de ellos. No fue fácil, pero sí muy interesante y quiero seguir haciéndolo.
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Este EP está en Bandcamp y el dinero de las ventas va a ir directo para los Torres, que les toca dura y madura. Lo chévere de la plataforma es que, desde 4 dólares, uno puede ofrecer lo que quiera por el álbum entero. Yo no espero ganar de esto. No lo hago por plata tampoco, finalmente la música es de ellos. Es más, si lo hiciera por plata, ni siquiera sería mía porque las canciones son de los Torres, y estas son unas remezclas.
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El Pacífico colombiano es un lugar impresionante. Hay una mística muy especial y poderosa. Ojalá que con este nuevo gobierno se beneficien esos territorios relegados históricamente.
Todo este proyecto con la marimba me deja una inquietud de adentrarme y entender más esa música y ojalá, - que es lo que he logrado con los sonidos del Caribe-, consiga compartir conocimiento. Porque no se trata solamente de uno ir allá, extraer y hacer su propia versión, sino de compartir.
Yo desde el conocimiento y la forma que tengo de hacer música (occidental y blanca, por así decirlo) y ellos con la manera ancestral y afro de hacer sus ritmos. Hallar cómo esos dos mundos se encuentran y se complementan. Que ellos me puedan enseñar cosas y yo a ellos. Un intercambio musical de tú a tú. No esa cosa blanca de ir grabar y sacar, que no es tan chévere tampoco.
Pienso que, sobre todo a la gente joven, con este trabajo, se le puede dejar una semilla de inquietud. Más en mi caso, que tengo a Bomba, una banda exitosa que partió de esa misma esencia.
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Mostrarle a los pelaos allá, que lo importante que tienen es esa música ancestral y de ahí para adelante lo que quieran hacer con ella, siempre va a ser muy potente porque tiene esa raíz tan fuerte, pero si le quitan eso, va a ser solo una copia de otra cosa.
¡La música nos une!