Uno de los discos anunciados para este año y que más emocionan es el regreso de la banda alemana de rock industrial Rammstein. Su última placa, Liebe ist für alle da, vio la luz en 2009 y desde entonces no estrenan nueva música. Pero en 2019 se terminará la espera. Según explicó al medio Heavy Consequence Richard Kruspe, guitarrista de la banda, la tardanza se debió a que son seis tipos con mucho recorrido, con muchas opiniones divergentes y a los que les cuesta ponerse de acuerdo. También adelantó que su nuevo álbum será como ver a “Rammstein en 3D” y que, probablemente, la fecha de lanzamiento sea en el mes de abril. Solo quedan los detalles.
En todo este tiempo, desde luego, los integrantes de Rammstein no se han quedado quietos. Kruspe, por ejemplo, continúa con su proyecto paralelo Emigrate, pero tal vez la carrera que más ha llamado la atención es la del líder y vocalista de la banda, Till Lindemann.
El exatleta, poeta y cantante es un especialista en la provocación. En 2015 lanzó su proyecto personal Lindemann, en compañía del productor sueco Peter Tägtgren, con quien lanzó el disco Skills In Pills. Pero el pico más alto de su popularidad fue en diciembre de 2018, hace menos de un mes, cuando lanzó el tema Mathematik junto al rapero Haftbefehl. La gente le prestó más atención de la cuenta porque llevó su música hacia otras aguas y sacó un trap.
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Fans de Rammstein, rockeros puristas y detractores de internet se arrancaron los pelos por ver a Lindemann haciendo una canción que, si bien echa mano del beat y de la reiteración del hi hat clásica del trap, tiene que tener, por lo menos, una acotación. Lindemann no hace un ejercicio vocal diferente del que le hemos escuchado en Rammstein y la producción, de hecho, así para un amplio espectro de la escena metalera le moleste el parentesco, suena también como un rock industrial.
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Mathematik es, sin duda, un trap industrial. Uno que logró su objetivo, provocar. Y que también inauguró una nueva era de promiscuidad sonora en un ambiente tradicionalmente endogámico, el del metal y los sonidos oscuros.
¿Será que lo nuevo de Rammstein va por ese lado?
Los antecedentes del trap industrial
Si bien Lindemann puede ser un pionero, el trap, ese hijo electrónico del rap que nació en el sur de los Estados Unidos a comienzos de los 90 de la mano de T.I, y que en los últimos años infló el mercado latino como una inyección de aire para reggaetoneros y los jóvenes creadores en internet, tiene otros disidentes que se pueden emparentar con un rock de la factura de Mathematik .
(Vea también: Trap Barranquilla: el triunfo del gueto)
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Por un lado, están los experimentos que, en la época de gloria del rock, hicieron match con el hip hop. De este grupo, bien conocidos son la canción pionera Walk This Way de RUN DMC con Aerosmith o el compilado Judgemente Night, que emparejó a Biohazard con Onyx o a Slayer con Ice-T. Más recientemente, también está todo lo que ha sacado el rapero Tech N9ne. Grupos clásicos como Gravediggaz y Three Six Mafia se acercaron mucho antes al metal, pero desde un lado más estético o temático al rapear sobre la oscuridad.
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Por otro lado, está la nueva ola de traperos estadounidenses. Imbuidos ya en el hip hop como movimiento global y transgresores desde el trap no solo a través de lo visual, sino desde el sonido. El joven nacido en la Florida Ghostemane es tal vez el referente definitivo de la forma en que se aparearon sonidos en apariencia divergentes para dar forma a una nueva estética, que recoge mucho del black metal, del rap y del trap. Pero que es otra cosa. SCARLXRD, Bones y Bill $aber hacen parte de este grupo.