Así como de imprevisto fue su retiro de la música hace unos años, lo es su vuelta. Su álbum de 2010 la puso en el mapa de los imprescindibles de la nueva ola sonora del Caribe, ella dejó este privilegio para retomar la literatura pero ahora, cansada de tanta robadera, quiere hacer justicia con El castigador .
Por: @chuckygarcia /Foto: Getty
La escritora dominicana es una figura osada, que como escritora se atrevió a comparar el realismo mágico con un prostíbulo de su país (“Pobre, amanerado, fácil y le gusta a las viejas”) y que está de vuelta a la música más de cinco años después de haber lanzado El Juidero : un álbum underground que luego terminó convertido en objeto de culto por su particular mirada al universo tropical del Caribe, la estética de los videos que se desprendieron del disco y ante todo la musicalidad inmersa .
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Lo que era un proyecto paralelo a su trabajo en la literatura, sin embargo, terminó por acapararle su agenda y ante la obligación cada vez más demandante de tener que presentar el álbum en vivo y tocar para más y más gente, Rita Indiana se retiró de los escenarios y no llegó a tocar en países donde su cancionero ya había hecho mella, como Colombia, en donde El Juidero terminó siendo lanzado incuso cuando ella ya había tomado al decisión de ponerle fin a su disparado ascenso en la música.
Flaca y alta, seria y con una cadencia al hablar que en sí es como una de esas canciones bailables dominicanas que en Colombia dieron tanto palo, Indiana en todo caso no es como quien se quita la corbata de cajero de banco para ponerse la túnica de cantante. La música ha estado en ella desde siempre, y como tantos otros muchachos nacidos en la década del 70 pasó por el breakdance, tuvo una tabla de skateboard y un par de Doctor Martens, y escuchó a los Dead Kennedys hasta acabarle la cinta a los casetes y creer que Jello Biafra era lo mejor que le había pasado al podrido mundo .
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“En el universo crítico de los Dead Kennedys el pasado era un lugar lleno de crímenes que la voz de bruja surfer de Jello Biafra hilvanaba en el presente, y el futuro, un lugar tan apático como autocomplaciente, en el cual el espectáculo absorbería al punk y a todas las demás vertientes de la contracultura, llegando a convertir hasta al más macabro rockabilly en algo pegajoso”. Así lo describió Rita alguna vez en su columna Leña en El País de España, diario que a su vez la señaló como una de las 100 personalidades latinas más influyentes.
Rita Indiana, obviamente, también creció oyendo a Celia Cruz, de cuya telenovela de 2015 sacó la idea de que “los negros, los homosexuales y los aborígenes han sido invisibles durante décadas, y cuando se les utiliza es para papeles exóticos (brujas, curanderos, nanas videntes, locos) o como comodín cómico”. Lo primero que se propuso en todo caso no fue emular los pasos de Cruz sino ser escritora, y se lo propuso antes de cumplir 15 años, aunque ahora que está próxima a cumplir 40 lo que la trae de regreso es una nueva canción y una vuelta a las tarimas.
Es algo inesperado, y ojalá esta vez si haya una gira o una posibilidad que la traiga hasta estos mares. El castigador , su nuevo tema y videoclip, está inspirado en la plaga de corrupción que tiene a República Dominicana en los huesos y en harapos mientras las ratas de cuello blanco andan en yate y estrenando ropa, a fin de cuentas una radiografía tan familiar de lo que en Colombia pasa que la letra nos salpica: “Aquí planto bandera contra los que se clavan a este pueblo jodido, lo quieren ver con ganas, se regodean de lujos que paga el miserable, mientras en el Capotillo (el barrio más violento de Santo Domingo) el hambre tiene hambre. El que le quita al pobre es el peor cobarde, ponle una cruz a la puerta, la calle está que arde” .
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