A finales de los 90 Molotov le entregó a Latinoamérica los putazos más memorables del rock en español. Madrazos que amortiguaron las rabias reprimidas que ocasiona vivir en estas tierras. Su primer disco, ¿Dónde jugarán las niñas?, fue una colección irónica de golpes al poder, en un ejercicio liberador que terminó por criar a una generación de actitud contestataria, y que, dicho sea de paso, sobrepasó ese nicho mutante y con múltiples subdivisiones que es el “público rockero”.
Por Fabián Páez López // @Davidchaka
Desde hace 25 años, las cuatro cabezas de esa maquinaria rocanrolera engrasada con mensajes políticos se han mantenido vigentes en su discurso y sonido. Hoy suman nueve discos entre producciones nuevas, lives, remixes y su más reciente placa, el MTV Unplugged: El desconecte.
Estamos hablando, en cualquier caso, de una de las agrupaciones definitivas en la historia del rock latinoamericano. Una cuya obra caló en Colombia tan profundo en Colombia como lo hicieron las telenovelas mexicanas, acrecentando una historia de intercambio cultural que nos ha hecho muy parecidos en lo bueno y en lo malo.
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Con motivo de su visita al Jamming Festival, hablamos con Tito Fuentes, vocalista y guitarrista de la leyenda Molotov.
Hola Tito, ¿en qué anda la banda?
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Acá estamos de cotorreo. Los demás güeyes deben estar por ahí afuera lavando carros jajaja. Mentira, estamos trabajando en material para sacar un disco nuevo a final de este año. Venimos haciendo shows del Unplugged de MTV y estamos muy satisfechos con el resultado. Estuvo duro el trabajo. Lo hemos tratado de replicar en la mayor cantidad de partes posibles, pero está siendo difícil con un show tan grande como El desconecte. La neta es que queremos llevarlo a nuestra querida Colombia, pero en eléctrico. El en vivo es lo que más nos prende en la historia de la banda. Entonces estamos en ese lado, trabajando. Al final, si no tocamos, pues no comemos.
Ya llevan 25 años en esas, haciendo shows en todo el mundo. ¿Se han cansado de cantar algunas de las canciones de su primer álbum?
Si haces el cálculo, he cantado como tres mil veces Puto. Cántala nada más un día de hobby tres mil veces jajaja. Es una pesadilla. Pero en realidad lo que rescatamos del en vivo es que como somos los autores y todo el tiempo nos recuerda la humanidad que tiene una parte miserable, se hace vigente Gimme the Power o Voto latino, por ejemplo. Son canciones que hicimos hace más de 20 años y siguen estando vigentes. No es que estemos tocando un cover, sino que viene de muy adentro…Yo sí pienso que es una tragedia para un músico no poder verse en vivo. Te puedes ver en un video o en una grabación, pero el momento que se genera ahí, el aire del bajo del escenario, la gente, el salto del rock, la electricidad, son de las cosas que más disfrutamos y que más resaltan en la personalidad de la banda. Me gustaría que la gente lo viera de esa manera desde afuera, porque un día nos vamos a morir y ya no nos van a ver en vivo.
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Ahora que el consumo de música se ha “festivalizado” y que por evento hay line ups con una lista larga de bandas, ¿cómo creen que los han recibido las nuevas generaciones?
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Se ha festivalizado, qué buen término. Sí, y se ha apendejado también con el Internet y se ha festivalizado. Pero sí, nosotros, que somos de alguna manera el público del público jajaja, lo hemos visto. Estamos viendo en primera fila las diferentes caras de la asistencia cómo reacciona. Nos ha tocado un cambio generacional. Ver hijos de nuestros contemporáneos, por ejemplo. Las generaciones de en medio. Los chavos de 20 que están entrándole al rocanrol y les está interesando la banda. Al final, siempre hemos estado libres del estímulo popular a la hora de componer y casi nunca estamos con la tendencia. Y pues el rocanrol es el rock and roll. Como dice Pete Townshend, el rocanrol es en vivo, hay que entenderlo, es una cosa que es difícil de expresar nada más diciéndola, como que hay que vivir los acordes y lo que significa para nosotros el rock como expresión. Pero sí nos ha tocado ver diferentes audiencias, muy cambiantes últimamente y lo están disfrutando. Está pasando algo bueno.
¿Hoy hay bandas en México con potencial de alcanzar lo que hizo Molotov?
El chiste es que no se repitan. Guardada una proporción, nadie va a ser los Stones o los Beatles, a nadie más que salga le va a tocar ese tipo de fenómenos, por el planeta y por todo lo que estaba pasando. Y más nosotros que surgimos en un momento que no existía Internet, era más difícil enterarte de las demás bandas, etc. Ahora con Internet se deslava todo. Los chavos no saben ni qué oír bien porque los filtros son muy susceptibles y subjetivos. Es muy difícil de atinarle a lo bueno, pero si lo buscas lo encuentras. Le echo muchísimas ganas para entender a toda esa nueva onda, como el reggaetón o el trap-reggaetón y trato de leer las letras y ver cómo chingados conectan más que los pinches guitarrazos. Eso es lo que está de súper tendencia. Y también con estos chavos te das cuenta cuál es la tendencia: quieres ligar, quieres estar en la onda. Quizá esa es su propia personalidad. Pero analizándolo, yo encuentro muchas más cosas en el rocanrol, por ejemplo.
¿Los músicos han perdido el interés político? Se puede decir que no es que haya cambiado mucho desde la época de Gimme the Power
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Sí, es un bajón. Pero la intención nunca ha sido política. Es una expresión artística. Lo que pasa es que vas creciendo, vas madurando, vas escuchando y aprendiendo. Es tristísimo, pero tiene la parte buena que es que sigue siendo un canal de expresión, un desahogo para la gente. Le brindamos una alegría a la gente en un momento difícil de repetir como es un concierto. Esa es la parte buena. La gente empata y en algún momento de la historia, del planeta, el pueblo tenemos la razón. No los círculos de poder altísimos.
¿Cómo ve la situación en México por estos días?
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Con el cambio de gobierno yo espero que esté mejor. Ya entró este nuevo presidente, López Obrador, que propone unas cosas que no habían pasado en la historia de México, como que le quitaron el sueldo a los expresidentes, que me parece miserable que existiera eso.
Por ejemplo, Los Pinos, donde habitaban acá los presidentes cuando estaban en su periodo, lo convirtieron en una casa de cultura. Entonces, pasó de ser un nido de ratas a una casa de cultura que tiene otras opciones. De cualquier manera, en cuanto fuera o no presidente López Obrador, pues hay que ponerle ojo al pinche sistema.
Por lo menos dentro de lo basura que nos enseñaron en la escuela, que no es cierto nada, los que lo hicieron bien no existen. La historia de México está basada en mentiras y traiciones. Eso lo aplican a la vida real y hay que ver la manera de cambiarlo. Por ejemplo, López Obrador entra a querer militarizar las calles. Está la zona terrible, porque así también tenemos el caso de Venezuela, que me parece miserable lo que pasa por allá, y pues López Obrador quiere militarizar y aquí todo el mundo está en contra. De todas maneras, tiene que arreglar a la procuraduría, a la Policía que es un cagadero aquí en México. Es un tipo de soluciones que parece que son las únicas, pero son horribles, porque pues militarizar es horrible. Yo espero que esté mejor, pero hay que estar todo el tiempo cuestionando la autoridad y muy alerta.
Últimamente pasa algo paradójico: justo cuando más se endurecen los discursos antinmigración en Estados Unidos, en la cultura mainstream se enaltecen muchas producciones u obras de la cultura latinoamericana, películas como Coco, Roma, etc. están recibiendo mucho reconocimiento…
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No nos puede dar más gusto eso, es chingonsísimo. Pero, por ejemplo, Coco, que todo es sobre México, la hizo un americano. Espero que no sea una tendencia como cuando salen tres películas del mismo tema de vaqueros. Espero que no sea nada más una cosa pasajera. Yo creo que hay mucho talento en Latinoamérica. Este es un statement latinoamericano, es como una forma de decir ‘dejen de vivir con la mamá y denle el crédito a quien corresponde’. Me encanta que estén sobresaliendo estas producciones, pero cada tanto hay un boom de lo latino y ya. El boom de lo latino deberían ser las pinches reglas migratorias, que se alivianaran. Pero nunca llega hasta ese punto.
Es contradictorio.
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Ahora se puso en boga Venezuela, por ejemplo. Está en los ojos del mundo viendo cómo esa pinche dictadura de mierda está haciendo mierda a la gente. Eso en el mercado gringo está de moda, pero los gringos con su frontera son una basura.
Después de tantos años, ¿cómo hacen para que no se les acaben las ideas para componer?
Es dificilísimo. Te gasta un cacho de cerebro darle vueltas a una frase, en pensar cómo expresar lo obvio, que a todo mundo nos caga, pero de una manera que tenga una finalidad. Sin convertirnos en una banda política como los Calle 13, que sé yo. Somos más rocanroleros, más apegados a la parte humana y al cotorreo que a la política. Nos afectan, pero queremos hacerlo a la nuestra, que es con mucha discusión, mucha cosa para que signifique algo. Es un pedo componer.
¿Qué va a aparecer en lo nuevo de Molotov?
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Para este último disco, El desconecte, hay dos temas nuevos. Uno es sobre los migrantes de allá para acá, que Randy es uno de ellos, se llama Dreamer. Randy ya se hizo mexicano y es un caso muy particular, porque en vez de nadar en el río aguas hacia el norte es como si hubiera nadado contra la corriente. Siempre hemos estado libres de estas conversaciones de moda, es desde las vísceras lo que sale y ahora analizando todo hay que tener cuidado de no hacer un refrito de Molotov. Eso lo complica más porque tienes que echarle cabeza porque hay una expectativa bien cabrona. Pero sí, dadas las circunstancias siempre nos ha afectado lo que nos rodea.