Sam Cooke es considerado un nombre clave en la música negra . Llamado por muchos, “el rey del soul” fue una figura determinante en este género. Entre 1957 y 1965 logró más de 30 hits, tales como Chain Gang, Another Saturday Night, Bring it on Home to Me o A Change Is Gonna Come. El músico nacido en 1931 era una persona apreciada por la comunidad negra y activista por los derechos civiles. Fue el primer cantante afroamericano en tener su propio sello disquero.
Por eso, la noticia de su asesinato causó conmoción. Todo ocurrió el 11 de diciembre de 1964: Sam Cooke estaba en el Hacienda Motel de Los Ángeles con una mujer a quien había conocido en un bar hacía pocos minutos. En un momento, la mujer salió de la habitación llevándose casi toda su ropa y la de Cooke. El cantante salió detrás de ella buscando retenerla y, cuando la recepcionista del hotel lo vio, le disparó con una pistola. Bertha Franklin, recepcionista, declaró que el disparo fue en defensa propia y el asesinato fue tratado como un homicidio justificado. Franklin quedó en libertad.
Esa fue la versión oficial. Sin embargo, hay aspectos de la historia que siguen generando controversia, más de 55 años después. Elisa Boyer, la mujer que estaba con Cooke esa noche, declaró a las autoridades que Cooke había intentado abusar de ella, y al sentirse acorralada, huyó de la habitación con la ropa de Cooke. No obstante, existen varias inconsistencias en su historia y otros afirman que salió corriendo con la intención de robar a Cooke.
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La cantante Etta James vio el cuerpo de Cooke antes de ser cremado y afirmó que presentaba señales de haber sido severamente golpeado. Una teoría apunta a que su manager Allen Klein, con quien Cooke estaba en una disputa, tuvo algo que ver en el crimen . Klein era dueño de Tracey ltd, que poseía los derechos de todas las grabaciones de Cooke.
Tras la muerte del músico, Klein se quedó con los derechos de 2 canciones muy lucrativas: Twistin’ the Night Away y Wonderful World. Klein falleció en 2009. De acuerdo con el documental 'Lady You Shot Me: The Life and Death of Sam Cooke', la familia del artista no ha recibido regalías por su música.
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Otra teoría sugiere que el músico se estaba convirtiendo en una figura “peligrosa” para el establecimiento en aquella época , por su amistad con activistas contra la discriminación racial, como Malcolm X, Martin Luther King (ambos asesinados) o Muhammad Ali. La disquera de Cooke ha sido interpretada como un esfuerzo por recobrar sus negocios de empresarios blancos.
En ocasiones se ha criticado que la investigación se cerró apresuradamente, algo que pudo haber dejado por fura detalles relevantes para esclarecer el crimen. "Si Cooke hubiera sido Frank Sinatra, The Beatles o Ricky Nelson, el FBI estaría investigando", declaró alguna vez Ali.
La canción A Change is Gonna Come, inspirada en un caso de discriminación que sufrió el propio Cooke se convirtió en himno, y es considerada una de sus mejores composiciones. Aunque Cooke aún tenía mucho por decir y cantar, su huella en la música será difícil de borrar.