Para los que trabajamos en el mundillo de la música los mercados como el BIME son como una excursión a la que hay que ir con un mapa y binoculares. Uno conoce por fin a los que siempre ha visto en la movida o se entera de la existencia de quienes participan en el mismo campo, pero desde otros lugares.
Le digo campo porque, a diferencia del uso de la palabra “ecosistema” (que usualmente se usa como muletilla vacía y anticipa una ráfaga de humo), el concepto de campo social sí que tiene un desarrollo que bien puede abarcar las relaciones entre capitales, institucionales o agentes que ocurren alrededor de la música.
Ese fenómeno creciente de los mercados especializados son la materialización de un campo social. Y el BIME, que cumple ya 10 años de existencia, sin duda es uno de los eventos más reputados en esa área. Sobre todo, por los artistas que pone en el radar.
No lo digo solo porque nos inviten y porque ya cruzó el charco entre dos ciudades muy ricas culturalmente (Bilbao y Bogotá), sino porque para que un mercado así funcione, al margen de las actividades paralelas al amiguismo o los negocios, la curaduría musical es clave. El BIME, por lo menos en sus más recientes ediciones, ha sabido dar en el clavo para que crucemos conocimiento entre la industria de la música iberoamericana emergente.
Ahora que los algoritmos nos tratan de amarrar a lo que ya saben que nos gusta y nos hace permanecer más tiempo en sus plataformas, y que los agentes de prensa nos tratan de embutir la cantidad de seguidores de su cliente de turno, salir a escuchar nueva música es como sacudirse el gusto y apostar por el futuro de la música.
Publicidad
Desde luego, en eventos así, ocurre lo mismo que en todos los festivales. La oferta es extensa e inabarcable por completo para una sola persona.
El BIME Live de Bilbao, la franja musical, se realizará durante el 26 y el 29 de octubre (en mayo de 2023 le vuelve a tocar a Bogotá). En esos cuatro días, comprimidas, se presentarán un poco más de 70 bandas. Así que, como es costumbre, hay que hacer la tarea y escuchar para armarse un recorrido de escucha posible.
Publicidad
Estas son algunos de los descubrimientos europeos que saqué de ese cartel enorme del BIME Live. No voy a proscribirlas como “las bandas que debes escuchar antes de morir”, pero a estas, cuanto menos, las quiero ir a ver. (Espero esta sea solo una primera entrega).
De España
- Queralt Lahoz
Queralt Lahoz es una de las artistas que más emocionan del cartel. Es catalana, de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Su música es como una exhibición de los skills de su voz. En un tema te rapea como tirando ganchos, en otro te tira un son aflamencado y de repente saca un perreo o un R&B. Finísima. - 31 fam
Tienen pinta de boyband de barrio. Sin duda, así siempre debieron verse las boybands. Son un quinteto de trappers de Barcelona que juegan también con el reggaetón, el dancehall y las máquinas para la voz. De entrada, además de pegajosos, tienen algo que llama la atención: los saltos entre español y catalán. - Aiko el grupo
A esta banda me la recomendaron. A mí ya me iba mal de antes es un temazo y es el más famoso de la banda; triste, pero un temazo como los buenos temas tristes. Son un trío de mujeres de Madrid con mucha furia y a las que ubican dentro de esa corriente conocida como Riot grrrl. Si están en el BIME, vayan a verlas, ofrézcanles un contrato y tráiganlas a Colombia. - Euskoprincess
Euskoprincess, o la Barbie Euskadi (la Barbie del País vasco) juega de local en el BIME. Viene, más exactamente, de Hernani, un municipio perteneciente a la comarca de San Sebastián, en la comunidad autónoma del País Vasco. Euskoprincess debutó en 2021 con la canción Lehendakari y viene con un neoperreo afilado que bebe tanto del reggaetón futurista de Tomasa del Real como de los baños de autotune de Bad Gyal o el hyperpop de Mda, Fuka o Bon Calso. - Faxu
Es madrileño y no pasa de los 20 años. A este no me lo pierdo. Hace, dicen los pocos que escribieron algo medianamente decente sobre él, hyperpop. Y dicen que es una tendencia en la escena española porque lo emparentan, quizá, con el neoperreo o con la música de Soto Asa. Pero la categoría es corta, quizá, para esa sobredosis de información sonora. Ese uso del trap con glitch, sumado al techno revoltoso tienen que tener otro nombre. Esto es lo que se nos viene. A quien le interese el under colombiano, a Faxu lo pueden emparentar con Sa!koro por sus juegos en la producción. - Tigre y Diamante
Siempre vale la pena volver a las producciones deliberadamente crudas de bandas como este cuarteto punk nacido en Gijón, Tigre y Diamante. La ironía y el nihilismo en sus letras son un recordatorio de que todo el tiempo estamos fingiendo y de que no tenemos nada bajo control.
Shego
Un cuarteto de mujeres madrileñas que si bien pueden tomar elementos de la movida Riot grrrl (escuchar Vicente Amor ), tienen mucho del indie y del pop punk. Si bien sus letra son como patadas en las bolas al machirulismo a ratos suenan como a pop para abrazarse. Eso sí, son un proyecto nuevo y no tienen más de 10 temas publicados.
De Alemania
- Albertine Sarges
No hay mucha información de ella en Internet, pero al parecer Albertine Sarges creció en el Kreuzberg, el barrio del Berlín en el que, además de buena parte de los migrantes turcos, viven los artistas y en el que venden ropa de segunda y en el que quedan LAS MEJORES tiendas de discos. Eso explica mucho de por qué habla de lo que habla y de cómo suena. Postpunk, electrónica medio psicodélica, una voz llena de pasión, feminismo, bisexualidad, salud mental, orgullo y ecos hipnóticos. Beat Again , tema incluido en su álbum de 2021, Sticky Fingers , suena como a una versión suburbana y ácida de un drama tipo El señor de los anillos . - ANAÏS
ANAÏS es una artista pop de nueva era. Eso quiere decir, entre otras cosas, que si quieren saber de ella es mejor que no la busquen en el viejo Google y sí en TikTok . Es alemana, pero de origen belga, tiene 22 años y dice que canta y compone en tres idiomas. Tiene ese aire de bedroom pop con una voz cálida que recuerda encumbramientos inesperados en el pop.
De Países bajos
- Yin Yin
Es inevitable darle play a Yin Yin sin pensar en Khruangbin. Pero Yin Yin no es un trío sino un dúo de holandeses que componen inspirados en la música tailandesa pero con el Groove y la psicodelia del rock occidental. Es como un trance instrumental, groovero y orientalizado. Esto hay que verlo en vivo.