En un año sin conciertos en vivo, las plataformas de streaming se convirtieron en las únicas fuentes de ingreso para muchos artistas. ¿Qué tanto pueden hacer para mejorar los pagos a los músicos? ¿Qué tan justas son en la distribución de los ingresos?
Por Paula Ricciulli // @Ricciup
En agosto de 2020 las palabras del CEO de Spotify , Daniel Ek, causaron molestia entre los músicos. En una entrevista con el portal Music Alley afirmó: “no puedes sacar música cada 4 años y esperar que sea suficiente”. Muchos lo interpretaron como una forma demasiado industrializada de entender el negocio musical.
Sin importar cuántas canciones se lancen, la declaración de Ek sin duda abrió el debate sobre si el dinero que los artistas reciben de las plataformas es el suficiente. Especialmente, en momentos en los que, a causa de la pandemia, no pueden generar los ingresos que tenían previamente con los shows en vivo.
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Tras varios años en los que el negocio de la música grabada bajó sus ganancias a causa de la piratería, en 2019 presentó niveles similares a los de 2004, de acuerdo con un informe de la International Federation of the Phonographic Industry (IFPI).
Spotify, por su parte, tiene un valor neto en el mercado cercano a los 21.000 millones de dólares. Según su último reporte, en el tercer trimestre de 2020, la plataforma tiene 320 millones de usuarios activos (un crecimiento del 19% frente al año anterior), y 144 millones de suscriptores (un 27% más que el año anterior).
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Por eso, en 2020 tomaron fuerza varias críticas a la plataforma. Si la industria musical marcha bien por primera vez en muchos años, ¿por qué los músicos no están viendo los resultados?
Las críticas a las regalías de Spotify no son nuevas: artistas como Taylor Swift y Thom Yorke (Radiohead) se han pronunciado al respecto. Pero la pandemia hizo la crítica más evidente.
En 2020 vimos el caso de Bandcamp , que con su campaña de viernes (en la que el primer viernes de cada mes más del 90% de las ganancias por los álbumes vendidos van al artista), logró recaudar cerca de 40 millones de dólares para los músicos en 2020, según un comunicado en el que la compañía afirma que la campaña seguirá hasta 2021.
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Bandcamp nació en 2008 y desde entonces ha mantenido un crecimiento lento y sostenido hasta 2020, “gracias a la pandemia y a la conciencia que ha surgido entre los fans por apoyar directamente a sus artistas favoritos”, según dijo en entrevista con The Guardian Ethan Diamond, creador de Bandcamp.
¿Por qué Bandcamp sí y Spotify no?
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La respuesta no es tan sencilla. Primero, hay que recordar que Bandcamp paga a disqueras independientes o directamente a los artistas, mientras que Spotify lo hace en muchos casos por medio de disqueras y agregadoras, así que es difícil para la plataforma determinar cuánto de ese dinero va realmente al artista, pues esto depende de las condiciones del contrato de cada uno de ellos.
Luego, entonces, no es cuestión de aumentar cuánto se paga y ya.
Todo el dinero de las regalías de Spotify va para una misma “olla” y de esa misma “olla” se les paga a todos los artistas, de acuerdo con el porcentaje de “streams” que hayan tenido en la plataforma.
“Mucho se ha hablado de que lo que se paga por stream, en perspectiva, es muy poco y solo tiene sentido cuando se amasan grandes números. Esto raya a cualquier indie, pero la verdad es que no hay otra manera de sortear eso. El que más streams tenga, pues gana más”, explica Santiago Sanmiguel, abogado conocedor de la industria musical.
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Por eso, según reporta Music Ally , Deezer experimentó con un modelo “usuario céntrico” (UCPS), en el que solo se pague por la música que escuche ese usuario .
Así, el usuario no estaría aportando a una “olla” de todos los artistas, sino que estaría dando su dinero solo a los artistas que escucha. En su página web , Deezer explicó los detalles de este nuevo modelo, que en teoría sería más beneficioso para los proyectos pequeños.
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“Hoy en día, los usuarios de entre 18 y 25 años representan el 19 % de todos los suscriptores de Deezer, pero generan el 24 % de los royalties totales. UCPS contribuye a eliminar este desequilibrio”, explica Deezer en el sitio.
Aunque se han hecho algunas pruebas, es difícil determinar con certeza el impacto positivo de este modelo y algunos críticos aseguran que incluso se profundizaría la brecha entre los grandes artistas y los pequeños. Lo cierto es que existe una voluntad por buscar nuevas alternativas más beneficiosas para los músicos.
En abril de 2020, Spotify anunció una función llamada “Artist Fundraising Pick”, que busca “apoyar a los artistas y a la comunidad creativa que ha sido impactada por los efectos del virus devastador” . Por eso, permite aportar dinero directamente a cualquier músico que la active.
Pero esta opción también ha sido calificada como contradictoria, al ser una solución al problema que la misma plataforma ha causado. “La “jarra de propinas” (como muchos llamaron a esta función) es la aceptación tácita de que a los artistas no se les paga lo suficiente, precisamente por ese mismo servicio” , escribió Ben Beaumont-Thomas en The Guardian.
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Puede que la “jarra de propinas” no sea salvación para el negocio de la música. Sin embargo, permite a los fans dar valor a la música, algo que se ha perdido con las plataformas.
“En una era en la que las suscripciones mensuales de streaming hacen que pagar por la música sea un acto pasivo, las preguntas sobre el valor son importantes. Debemos preguntarnos qué es lo que debemos valorar y cuáles son los artistas que de verdad merecen nuestro apoyo”, opina Ellen Peirson-Hagger en The New Statesman.
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Una de las mayores lecciones de la pandemia del COVID-19 fue la evidencia de la inequidad en todos los aspectos, y, por supuesto, la música no fue excepción. Medidas como “jarras de propina” o viernes para los artistas no son la única salvación, pero sí reflejan el gran deseo de que las plataformas sean más justas para ellos . ¿Se logrará algún día?