La misma semana en la que Bad Bunny, un presunto monstruo del streaming, canceló sus tres conciertos en Colombia por bajas ventas de boleteria , Morat ofreció dos conciertos de talla global en el Movistar Arena de Bogotá. "Hay vida más allá del reggaetón", escribió alguien por ahí en Instagram y no se puede estar más de acuerdo. La banda bogotana tiene dos álbumes de estudio y se han presentado en los mejores escenarios de España y México, donde son un fenómeno musical. Con sus más recientes conciertos demostraron que también son profetas en su tierra.
Texto: Sebastián Peña // @SebasNews . Fotos: Alejandra Mar // @alejandra.mar
Luego de girar por Estados Unidos, Morat tenía en su agenda de compromisos dos conciertos en el Movistar Arena al que asistirían 24.000 personas, siendo la primera banda bogotana en congregar tal cantidad de público en este venue. Los chicos, la disquera y el equipo de trabajo llevaban meses planeando todo para que los conciertos del 1y 2 de junio fueran inolvidables para Simón, Isaza, Villa, Martín y los fans.
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Juan Pablo Vega, Juanes, Andrés Cepeda y Nabález fueron los artistas invitados a cantar junto con la banda. Cada una de estas sorpresas musicales hicieron que el Movistar Arena temblara y que cada persona vibrara con las interpretaciones de los cantantes mencionados. Morat hace que el pop bogotano sea grande y, aunque no suenan en todas las emisoras, tiene un público amplio que está dispuesto a pagar por un show en el que lo más importante es la música en vivo, la voz y el sentimiento de interpretación.
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Al concierto asistieron menores, adultos, familias y parejas que lograron conectarse con la propuesta musical de Morat; una propuesta honesta, real y llena de pasión. Solo había buena vibra en estas dos fechas e indudablemente la banda cumplió el sueño de hacer historia en la ciudad que los vio nacer y crecer como artistas.
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Balas Perdidas es el nombre del más reciente álbum de estudio de Morat, pero en este concierto cada una de las balas usadas fueron un acierto. Disparos musicales que, seguramente, ninguno de los que estaba en el lugar podrá olvidar jamás.
Un concierto así "no se olvida y no se va, no se va, no se va".
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