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Hablamos con Ivy Queen, la reina madre del reggaetón feminista

Ríndanle respetos a la mamá de los pollitos

638051_Foto: Scott Dudelson / Getty Images Entertainment
Foto: Scott Dudelson / Getty Images Entertainment

Ivy Queen es una de las diosas del reggaetón. Estuvo antes de que el género naciera, se ha mantenido vigente en sus múltiples cambios y hoy en día es ejemplo e inspiración para muchos que creen que el reggaetón puede servir para algo más que cantarle a culos grandes y cultura traquetoide.

Entrevista por Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti + Introducción por Fabián Páez // @DavidChaka  - Foto: Getty Images

Ivy Queen ha recorrido un largo trecho desde que se inició como rapera en su natal Puerto Rico. A finales de los 90, cuando los ecos del reggae en español panameño y el hip hop empezaban a tomar una nueva forma, ya tenía un público enorme que coreaba su primera composición: “somos raperos, pero no delincuentes”. Su dress code en ese entonces eran puras chompas y pantalones gigantes, fiel a la herencia carcelaria hiphopera.

Cuando el reggaetón estalló, producto del encuentro entre estas dos vertientes musicales, Ivy Queen se trepó a la ola y se convirtió en la reina del nuevo género. Empezamos a reconocerla por sus uñas de tigresa, su ropa extravagante y canciones como Tuya soy , Yo quiero bailar o Guillaera .

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(Vea también: 'Yo quiero bailar' de Ivy Queen: 15 años del himno feminista del reggaetón)

Gústenos o no el reggaetón, hay que reconocerle a Ivy que abrirse campo cómo lo hizo y dónde lo hizo no fue fácil. Ser la mamá de los pollitos de un género y una industria acaparada por hombres y tachada de machista es algo que solo ella ha alcanzado. De hecho, en 2013 cuando quedó embarazada a sus 41 años, sintió todo el peso de la prensa amarillista. Apenas se supo la noticia empezaron a especular sobre si volvería a los escenarios e, incluso, sobre si era mujer realmente. Su primera respuesta fue aparecer en un concierto en el festival Calibash con el bebé en la panza, orgullosa de ser mamá. 

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Ya en 2015 llegó el desahogo total, fue el año de la Vendetta, título de su noveno álbum, en el que incluyó canciones de reggaetón, hip hop, bachata y salsa. El tema que bautizó el disco fue un golpe más certero en la cara de todos los que la cuestionaban. “Mi certificado dice femenino. Igual que el de mi hija mas yo no discrimino. La única vez que quisiera cambiar de sexo es para darme golpes con todos estos insectos”.

La reina del género vino a presentarse a Colombia en una de las fiestas más cargadas de reaggaetón, Suelta Como Gabete, para hacer un repaso de sus 23 años de carrera acompañada de DJ Nelson. Hablamos con ella sobre su rol de madre, sus orígenes en el hip hop, sus lecturas de auto superación y de su definición de qué es Dios.

Hola Ivy. ¿Cómo estás?
Bien gracias a Dios, trabajando.

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¿Cómo te digo? ¿Ivy?
Como sea, no importa, tengo como 20 apodos: La Diva, La Potra, La Caballota, La mamá de los pollitos, The Queen Mother, La Queena, La Queen…

¿Y en familia y amigos?
Lola.

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¿Con cuál te sientes más identificada? ¿Cada apodo es una personalidad diferente o todos son la misma persona?
Son la misma persona, ja ja ja. Lo que pasa es que Lola es la que cocina, la que corre por toda la casa con la niña jugando, la que atiende al esposo… esa es la única diferencia.

Nadie te imaginaría en el rol de madre…
El rol de madre me va, me va muy bien. Todos los días aprendo porque uno no tiene un manual de instrucciones. La gente trata de decirle a uno cómo hacer las cosas, pero estoy siguiendo el impulso, viendo lo que yo pienso que es bueno para nuestra hija. Siempre quise ser mamá, pero cuando mi hija llegó pensaba que ya no me había llegado mi turno. Había desistido de la idea y cuando estaba embarazada pensé que era un ataque de migraña que me hacía vomitar demasiado.

¿Le has escrito canciones a ella?
Sí, a ella y a su papá.

¿De qué hablan?
De que no soy aquella que antes lloraba, que los sueños no podía conciliar, ahora soy otra que cree que ama, que el universo me vino a rescatar. Habla de las veces que pensé que estaba siendo amada, pero en realidad me di cuenta que estaba siendo amada cuando llegué a ser mamá y esposa.

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Se dice que el reggaetón da mal ejemplo a los jóvenes. Ahora como mamá, ¿qué opinas al respecto? ¿Cuál es el rol que la música tiene en los valores que les transmite a los jóvenes?
Mi trabajo ha sido digno, en más de 20 años de trayectoria he defendido al sexo femenino con unas letras bastante fuertes de crítica a la posición de la mujer. A la hora de ser mamá no hay diferencia, es lo que estoy inculcando. He cuidado mi carrera porque no es un hobby de momento como si fuera correr carritos.

¿Los músicos deberían tener cautela con los mensajes que entregan? ¿O es responsabilidad de los padres y del mismo público saber a qué se están enfrentando?
Esto es como una heladería, donde no hay un solo sabor. Lo mismo pasa con la música, escoges el sabor que más te convenga. La gente siempre trata de inculcarles a los demás qué hacer y esto es como los niños, les dices que no hagan algo pero sin explicarles el por qué y les da curiosidad. Cuando me enamoré de esta música mucha gente me dijo que no era para mujeres, que no era para mí, porque era muy bajita, flaquita, blanca; eso me impulsó a seguir mi corazón y hacer lo que quise hacer.

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¿Hay doble moral frente al reggaetón? ¿Se ha vuelto el “chivo expiatorio” de la sociedad?
La música per se, la de nuestros padres y de otras generaciones, siempre ha sido perseguida, no es porque sea un género en especial. Imagínate la época de los hippies que se sentaban en un parque par de días escuchando la música que les gustaba. Cuando la salsa salió la sociedad también criticaba a grandes cantantes como Héctor Lavoe. Nuestro género es de calle, no somos hijos de millonarios, la mayoría que yo conozco han sido criados en familias humildes del underground por gente que no tenía nada: muchachitos que comenzaron con una ilusión y llevaron a cabo sus sueños. En mi caso siempre he tenido la misma química de defender a la mujer y de dar conciencia. Me siento como una trabajadora social pero con música de fondo, esa es la diferencia.

Ahora el éxito del reggaetón ha hecho que muchos artistas pop se hayan visto obligados a hacer colaboraciones con artistas del género… 
Eso es lo que pasa cuando algo es exitoso, todos vienen y quieren que les den la mano. Las colaboraciones se han vuelto virales, todo el mundo quiere hacer reggaetón. Sin embargo es un asco para unas cosas pero para otras cosas sí sirve. Es una doble moral.

¿Tu música se podría describir como feminista?
Soy una mujer que tiene derecho a hablar en lo que así le compete: desde las injusticias que suceden hasta desvalorarnos porque debemos alimentar la imagen del “sexo débil”. Desde las generaciones de nuestros padres y abuelos se dice que la mujer pertenece a la casa. Esas mentalidades hoy en día han cambiado. Muchas mujeres alrededor del mundo se identifican porque no tienen la oportunidad de decirle a su esposo “para de golperme”, “yo necesito salir a trabajar porque no nací para fregar y barrer” o “puedo hacerlo, puedo estudiar y trabajar”. Mi música siempre ha dicho que la mujer víctima infidelidad no debe sentir de que es menos, sino que debe continuar, formar una estructura de autoestima grande y creer en ella. Siempre ha sido en la defensa del ser humano.  

¿Por qué no es contradictorio enviar estos mensajes en un género que también tiene mensajes machistas como el reggaetón?
Bueno es que hay cuchucientos hombres cantando y que una mujer los ponga en la línea no puede doler, y si les duele es porque son de los hombres no tan buenos. Soy de las que cree que no se pude generalizar. En la viña del Señor hay de todo, están los buenos y los malos.

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En una de tus últimas canciones incluiste bachata. ¿Hacia dónde avanzará el género en lo conceptual y lo musical?
En el reggaetón le puedes cantar a cualquier cosa: a la mujer de una forma bonita y comercial, igualmente de despecho. Hay tantas cosas, no solo a la minifalda y a la que tiene las nalgas grandes, ja ja ja, digo yo. El género está vigente, siempre surgen cambios.

Tus orígenes fueron en el hip hop. ¿Sigues oyendo este género?
Oigo mucho R&B y blues en inglés. Me gusta el hip hop old school de Wu Tang Clan, Nas, Method Man, Tupac, A Tribe Called Quest, todos estos grupos que estaban en la lucha porque eran negros. Grupos de lírica pesada.

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Viviendo en Miami y habiendo nacido en Puerto Rico, ¿no has sentido la necesidad de cantar en inglés?
Yo hice un feat con Wycleff Jean de los Fugees años atrás cuando el género no hacía colaboraciones con el género americano. Lo hice en spanglish. Pero soy fiel a mis raíces, soy boricua, latina, hablo en inglés sin problema alguno, pero mi raíz es el español.

¿Pero el reggaetón podría crecer si se cantara en inglés?
¡No mijo! ¡Si todos los americanos quieren hacer featuring con artistas latinos! ¿Para qué va a cambiar uno la química?

¿Cuáles son las canciones básicas que hay que oír para iniciarse en la cultura reggaetonera?
Pobre diabla de Don Omar fue la que hizo que por primera vez le prestara atención a un hombre cantar algo que la mujer de verdad quisiera escuchar. Cuando la escuché por primera vez lo sentí como un hombre vulnerable que quería a la mujer pero estaba despechado y lo dijo muy bonito, sin necesidad de decirle “perra” o “desgraciada”. RKM y Ken-Y con Te regalo amores mostraron un tipo de letra que le cantaban de manera diferente a la mujer. Recomendaría que escucharan a Vico C, el padre de este género, porque sembró la semilla. Nosotros somos nietos, bisnietos de ese señor. Si quieren saber de este género tienen que pasar por el maestro porque de la manera en la que él escribe no hay nadie más. La que más me gusta es Aquel que había muerto que habla de cuando él estaba vulnerable en la calle y Dios lo rescató. Estaba en la recta final, pero Vico C nunca perdió la esencia ni el flow. Soy muy old school y si voy a recomendar algo, recomendaría 100,000 veces al maestro.Después de Vico C no hay muchos que hayan seguido su tipo de letra, que eran muy metáfora. Para escribir así hay que haber leído muchos libros y vivido mucho, tienes que ser amante de la lectura.

 

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¿Qué lees?
Leo mucho libro de superación porque a mi esposo le gustan mucho los títulos de Osho. Soy de ir a internet y retar las cosas a las que la gente está acostumbrada, como esa creencia de que la mujer fue la causante del pecado y de inducir a Adán a que mordiera la manzana.  

¿Eres religiosa? ¿Estudias la historia de la religión para saber qué se ha dicho de la mujer?
No voy a una estructura con una cruz arriba donde te digan que te van a salvar, o a un lugar donde dicen que Dios sí habla con ellos y con los demás no. Dios, o la entidad que la gente usa como Dios, está contigo, es un padre y no debería castigar ni tener preferencias. Esa entidad que llaman Dios es el bien que cargas dentro como persona. Tú decides hacer el bien o el mal.

¿Qué es lo más difícil de hacer reggaetón siendo mujer?
Te voy a hablar de mi experiencia. Soy una mujer de firmes convicciones y una de las cosas más difíciles es que un empresario no entienda que porque soy mujer no voy a subirme a la tarima con una gorra y pantalones anchos y ya: yo necesito mi equipo para trabajar, estar bien arreglada, presentable, porque quiero darle lo mejor al público. O que cuando hay un show donde hay 15 o 20 hombres presentándose, tú llegas a tu hora y venga otro compañero y quiera llevarse tu turno y treparse primero. Ellos saben que conmigo esas cosas son bien difíciles.  

Aparte de leer, ¿qué más es importante para componer y crear música?
Haber vivido en esta vida porque si vas a contar una tontería, eso lo hace cualquiera, ja ja ja. Hoy en día mucha gente les compra canciones a otras personas y las cantan. Llevo años escribiendo mis propias canciones y es un proceso muy gratificante y bonito. Ir al estudio, grabarlas y oír que luego se convierten en un éxito es súper.

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