El público de la música pop siempre ha exigido héroes e íconos. Quizá más que en cualquier otro género. Sin embargo, Solána Imani Rowe, conocida como SZA, es de un tipo diferente de estrella e ícono pop.
Su música se trata de algo mucho más intenso que las simples y fácilmente digeribles canciones de ruptura al estilo Miley Cyrus o Taylor Swift.
Su sonido rescata el fatalismo, el exceso, la rabia y el odio del hip-hop de los 80 y 90, así como recupera la idea del amor hacia sí mismo del movimiento “Black is Beautiful” de los 60 en una versión que expresa la importancia de la apreciación tanto de la cultura como de la propia identidad .
La historia de SZA
Solána Imani Rowe creció en un hogar musulmán ortodoxo de clase media-alta en los suburbios de New Jersey.
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Su infancia no solo fue diversa por este tipo de conformaciones sociales y culturales —podía seguir a líderes religiosos como Elijah Muhammad, pensar al estilo de Malcolm X, soñar con Martin Luther King Jr. e impacientarse por ver mayor estabilidad en la economía—, sino que además fue compleja.
A Solána le resultaba difícil encajar y seguir los flujos sociales que el sistema diseña para que las personas (y las mujeres en particular) circulen con una sonrisa mientras la precariedad se expande en todo el planeta.
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En la época de colegio, por ejemplo, fue acosada después del 11 de septiembre por llevar su hiyab .
Eso le mostró, por primera vez, que las diferencias culturales y raciales son consideradas una amenaza y un delito en la Norteamérica democrática.
Situaciones como esta le permitieron crear sus propias ideas sobre cómo (sobre)vivir en un país como Estados Unidos.
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¿Por qué se hace llamar SZA?
Un primer acto de afirmación de su identidad como mujer negra y musulmana fue la construcción de su nombre artístico, SZA, el cual tomó del Alfabeto Supremo de la Nación del Islam: “Sovereign Zig-Zag Allah” o “Savior Zig-Zag Allah” .
Lo que siguió a este proceso de identificación con el mundo musulmán fue la autoedición y el lanzamiento de los EP SEE·SZA·RUN (2012); S (2013); y Z (2014), material que llamó la atención de la prensa especializada y de un grupo de nuevos seguidores, y que le permitió unirse a la compañía discográfica independiente Top Dawg Entertainment (TDE), sello que contaba dentro de sus filas con artistas como Kendrick Lamar y Jay Rock.
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Ctrl
Su álbum debut, Ctrl , lanzado en junio del 2017, la situó a la vanguardia del R&B contemporáneo .
El disco combina la expresividad del soul clásico con una atmósfera cargada de sintetizadores sombríos, una voz ronca pero dulce, ráfagas radiantes de percusión y energizantes dosis de guitarra que se acompañan con poderosas líneas de bajo .
Ctrl refleja dos cosas.
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Primero, la idea de que el control es una ilusión , pero como sugiere el eco de la voz de la madre de SZA al principio de Supermodel (“Ese es mi mayor miedo / Si perdiera el control / O no tuviera el control / Las cosas simplemente, ya sabes / Yo sería fatal”) y al final de la canción Something (“Y si es una ilusión no quiero despertar / voy a aferrarme a ello / Porque la alternativa es un abismo, es sólo un agujero, una oscuridad, una nada / ¿Quién quiere eso?”), existe cierto poder y tranquilidad al aferrarse a la ilusión, incluso, cuando la reconocemos como tal.
Lo que sale a relucir en este álbum es la contradicción que existe entre ser la “dueña” de la narrativa de la propia vida (“eres libre”, “todo lo que quieras lo puedes lograr”) y la recuperación del control de la vida cuando se está dispuesta a renunciar a esas tristes y banales ideas de que somos dueños de nuestro propio destino (solo hay ciertas cosas que controlamos).
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El mensaje es claro: debemos jugar con lo que existe para poder interpretar el papel que nos permite competir en el show de talentos.
Pero, por supuesto, esto no implica que se piense que las cosas están bien tal como están, sino que la oportunidad de transformar las cosas solo existe dentro de lo que brinda el sistema.
El segundo punto que expone SZA en el disco es el viaje que realiza hacia la búsqueda del amor propio y la aceptación.
En la canción Supermodel , por ejemplo, muestra por medio de una carta la ira que siente hacia su novio luego de enterarse que ha sido engañada, para, posteriormente, confesarle su propia traición y, finalmente, exponer su estado de vulnerabilidad y dependencia en la relación .
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Estoy escribiendo esta carta para hacerte saber / Que realmente me voy / Y no, no me quedaré con tu mierda / Déjame decirte un secreto / Me he estado tirando a escondidas a tu amigo / Déjame solo por mujeres más bonitas / Sabes que necesito demasiada atención / Por mierdas como esas / Sabes que estás equivocado / Podría ser tu supermodelo / ¿Por qué no puedo quedarme sola? / Ojalá estuviera cómoda conmigo misma / Pero te necesito.
SOS
Este vínculo entre el (des)amor, el sexo, la autoprotección, las fantasías de venganza, la lucha contra la inseguridad, la aceptación y el empoderamiento de la belleza negra tienen un aspecto curiosamente existencial que se hace más visible en su segundo álbum, SOS .
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El disco sostiene un sonido emocionalmente intenso y escabroso, una combinación rítmica que va desde el trap-soul, el lo-fi hasta pasar por el Neo-soul, el grunge y el punk.
En la conmovedora y descarnada canción que tiene por nombre el mismo título del álbum, SOS , SZA se propone abandonar una relación conflictiva y dejar atrás los enredos de un supuesto amor seguro; pero primero debe dejar claro lo que piensa y reclamar por todo lo que dio en una transacción amorosa de la cual recibió muy poco.
Y así es, necesito comisiones por lo que es mío / Toda esa salsa que recibiste de mí / Toda esa mierda que di gratis / Y lo quiero de vuelta, lo quiero de vuelta / Esto no es un disparo de advertencia / No más mierda, ya terminé / Y todas las tonterías a un lado / Toda la mierda falsa a un lado / Solo quiero lo que es mío.
El álbum, en general, esboza los flujos de las emociones, los contrastes que existen en esos momentos de fuerza, determinación, ánimo y que, prontamente, se transforman en tristeza, soledad e inseguridad.
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Kill Bill , por ejemplo, la tarjeta de presentación del disco, es una balada en la que la artista fantasea con el asesinato de su exnovio para que ninguna otra mujer pueda tenerlo y, aunque, reconoce que es un sueño siniestro no puede dejar de imaginarlo.
No obstante, la fantasía de venganza de Kill Bill no proporciona una recompensa emocional real; su narrativa es un grito de puro de dolor y fatalismo que representa la otra cara de la imagen de la mujer que “no siente el engaño”, la que se “recompone rápidamente”, la que se “alegra” con su grupo de amigas simplemente yendo de compras y comiendo enormes cantidades de helado o la que compensa la situación con otro tipo de placeres apósitos.
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En canciones como Smoking on My Ex Pack , Far , Conceited ” y Forgiveless , al igual que en todo el álbum, SZA se enfrenta tanto a sí misma como a sus parejas, evidenciando el cansancio y el desgaste que le producen las relaciones .
En ocasiones los sonidos reflejan momentos de paz que se encuentran incrustados en un mundo caótico y vislumbran la inercia en el aparente cambio en la vida de las personas.
Sin embargo, no todas las canciones del disco tratan de seguir adelante y dejar atrás sus relaciones pasadas; SZA sigue teniendo la tendencia a tomar decisiones “equivocadas” que pueden no acabar bien para ella ( Too Late y F2F ) y se cuestiona su valía en algunos casos ( Special ).
La honestidad que evoca el proyecto musical de SZA y la fe depositada en exponer su vulnerabilidad y sus inseguridades como terapia permiten iluminar los rincones más siniestros del yo.
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Es ahí, en su interior, el lugar oscuro de la ira, donde su auténtico espíritu oculto crece y se alza de forma sólida y hermosa para hacerle frente a sus pesadillas, debilidades e impotencias
Pero no para salir a la conquista del “hombre elegido” o para culminar en una especie de trascendencia de todo su destino romántico, sino, justamente, para exponer que no es una mujer unidimensional ; una mujer “bendecida” por la seguridad del modelo de empoderamiento que niega la rabia y el sufrimiento femenino y lo sustituye por el júbilo, el entusiasmo y el optimismo emancipador.
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La música de Solána Imani Rowede no aspira a conquistar al mercado feminista joven (y negro) con emocionantes intentos de construcción de confianza al mejor estilo de los libros de autoayuda. Su propuesta pretende aprender a convivir con esa intimidad siniestra y el escrutinio de sí misma para fortalecer su existencia, los miedos que rigen su vida y, primordialmente, hacerle frente a los silencios que dominan los cuerpos de las mujeres negras .
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SZA comparte tarima de Festival Estéreo Picnic con artistas como Phoenix o Hozier. A propósito, les recomendamos leer: