“Eternas y míticas” son etiquetas que se le pueden achacar a bandas como The Beatles, The Doors, The Rolling Stones, Led Zeppelin, entre otras que vivieron su apogeo antes de los 80. Además de su música, el tiempo los ha consagrado. Pero en este milenio el indie pop de Phoenix no solo se ha adjudicado el derecho a cargar con estos dos adjetivos, sino que lleva con honor los calificativos de la fabulosa ave de la cual toma su nombre .
La banda surgió a finales de los años 90 en Versalles, Francia, como un brillante faro de placer pop repleto de guitarras alegres y vibrantes, una voz dulce y melancólica, una batería energizante y un bajo simple y pegadizo que irrumpió para hacerle frente a la aparente mentalidad seria del rock alternativo de la época .
De hecho, el grupo siempre ha tenido mucho menos parentesco con sus contemporáneos del grunge, el punk o el garage que con grupos pop de vanguardia de los 70 como Electric Light Orchestra y 10cc.
¿Quiénes son los integrantes de Phoenix?
Durante más de 25 años los cuatro integrantes de la banda —Thomas Mars (voz), Deck d'Arcy (bajo), Laurent Brancowitz (guitarra) y Christian Mazzalai (teclados)— h an ofrecido un sonido que nos seduce y nos atrapa pero al mismo tiempo nos alerta y nos pone en guardia.
La frescura y la energía juvenil de sus primeros temas, como Too Young y If I Ever Feel Better de su álbum debut, United , apuntaban a mostrar el periodo donde se pasa de pensar, de imaginar y de soñar la vida a vivir la vida con todas sus contradicciones.
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“Oh los tiempos difíciles llegaron // Y no me dejan esta noche // Desearía saber qué es lo que hacía // Solo deja que este espíritu sobreviva… Esta noche ha terminado // Y me siento muy joven”, canta Mars con su voz acaramelada para recordarnos que la etapa de inocencia ha terminado.
¿Qué nos dicen las canciones de Phoenix sobre el amor y la libertad?
Pero si Too Young habla de los cambios radicales de la vida, el paso de un umbral a otro o la muerte de una etapa, If I Ever Feel Better expresa algo mucho más perturbador sobre el mundo: la sensación de que los sueños de juventud se desvanecen junto a la idea que la libertad no es más que una simple ilusión para el alma de los ingenuos .
Dicen que el final puede ser un comienzo // Se siente como si hubiera sido enterrado, pero sigo vivo // Es como un mal día que nunca termina // Siento el caos a mi alrededor… // Será mejor que aprenda a aceptar eso // Hay cosas en mi vida que no puedo controlar… // He conocido mareos de terror // Descubriendo los secretos que las palabras no dirán // Sea lo que sea, no se puede nombrar.
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United es un álbum efervescente, chispeante e intoxicante con dosis mínimas de ironía y sexo pervertido, en el que se recupera la frescura del indie rock de New York de principios de los noventa para, posteriormente, ser transportado a Francia.
Los picos del disco se encuentran tanto en la fórmula de urgencia que describe la banda en varias de sus letras y melodías forjadas en un húmedo y oscuro garaje de París, como en la advertencia que nos hace sobre el secuestro de nuestra existencia y la fragmentación de nuestras relaciones sociales por parte del poder económico y político del actual sistema.
¿Estamos condenados a vivir en un mundo donde la libertad es meramente una fantasía o podemos escapar a los límites del control?
La respuesta que ofrece la banda a esta pregunta se encuentra en su segundo disco, Alphabetical , lanzado en marzo del 2004.
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Luego de llamar la atención con su primer álbum y alcanzar un relativo éxito al otro lado del Atlántico, Phoenix retoma en Alphabetical un sonido más suave, más sutil y más audaz, hasta el punto de recrear ritmos del pop de los 80 para decirnos que las cosas van a cambiar, pero no precisamente para mejorar ni para el bien de todos.
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El negativismo crítico de la banda se hace evidente en canciones como Everything is Everything y Run, Run, Run , las cuales evidencian que vivimos en un mundo donde todo lo que creamos queda hipotecado a otros y a los intereses de otros.
“Las cosas van a cambiar // Y no para mejorar // No sé lo que significa para mí // Pero no tiene remedio, no tiene remedio… // Todo, es todo // Cuanto más hablo de ello, menos lo controlo // Todo, significa todo // No puedes entender ni una palabra, ni la mitad de lo que digo // Las cosas que poseo // A veces también me poseen // Lo que me van a hacer // Creo que no hay remedio, no hay remedio”.
El mensaje es claro en Everything is Everything : no somos dueños de nosotros mismos de la misma forma que no poseemos lo que producimos; lo que producimos nos posee a nosotros, somos sus esclavos.
Lisztomania, la nostalgia y la vida en pareja desencantada
Reconociendo su inconfundible existencia como grupo, como programadores de nuevas formas de contar (y cantar) la experiencia del mundo actual, Phoenix, además de cautivar al mundo entero en el 2009 con el álbum Wolfgang Amadeus Phoenix , también se declara en un estado de nostalgia psicológica y soledad depresiva causada por la intensidad, la precariedad de la cultura del trabajo y la sobreestimulación digital que deja absolutamente exhaustas a las personas.
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En la popular Lisztomania , por ejemplo, la banda expone la agonizante voz de una persona que le ruega a su pareja apartarse de los intereses que desgastan y asfixian la vida para ir más despacio a pesar del desánimo que eso pueda causar en la relación.
“Cariño, estoy deprimido y solo // ¿Cuándo fuimos afortunados? // He estado buscando algo más // Deja, deja, deja… // hacer dejar, hacer // Vayamos despacio, desanimados // Distante de otros intereses”.
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La insistencia de uno de los dos involucrados es por detener el frenesí de ese estilo de vida que consiste en hacer de todo —y a todo momento— para luego mostrar cada experiencia en una especie de show que solo es puesto en escena para despertar la envidia de los otros y para saciar su intriga.
Lo que está implícito en el disco es que en ese estado insomne y sofocante todo se vuelve algo deserotizado; desesperadamente cansados, tristes, deprimidos, cortos de tiempo, energía y atención, la pareja cada vez más demandan soluciones rápidas y efectivas para seguir con el show .
Ya convertidos en “superestrellas” en diferentes partes del mundo, la banda de amigos ha dado forma a su leyenda a través de lanzamientos hostiles pero enmascarados con tonos de desenfado.
En su último álbum, Alpha Zulu , Phoenix demuestra que no han perdido nada de su soberbia ofreciendo canciones que tienen tanto de atemporales y divertidas como de críticas e irreverentes.
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No se trata de un típico álbum de indie pop elegante, triste y sin calorías, por el contrario, hay pasajes y sonidos oscuros que llevan a la introspección.
Esto, por supuesto, se logró gracias al ambiente experimental y artístico que brindó el lugar de grabación: El Museo de Artes Decorativas de Louvre.
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El hecho de grabar en un lugar tan lleno de historias le proporcionó a la banda la oportunidad de retomar diferentes recursos culturales, así como la inspiración necesaria para combinar la efervescencia del synth pop, el EDM y toda la energía del indie rock, pero, sobre todo, los llevó a entender que todo el arte expuesto en el museo marca perfectamente bien nuestra distancia con la utopía por un mundo de otras formas.
La banda describe el álbum como una mezcla de sonidos que recrean el “espíritu extraño de Frankenstein, pero con una vivacidad irresistible y embriagadora.
La canción que da título al disco, Alpha Zulu , tiene un brillo enceguecedor y conmovedor que nos recuerda que el paso del tiempo es diferente al pasado, donde el segundo —y sus promesas— aún no ha ocurrido mientras que el primero, el paso del tiempo, evidencia las fracturas tanto en las relaciones íntimas como en las ruinas del mundo.
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El mundo en ruinas se evoca con nitidez en la canción Winter Solstice , una de las piezas centrales y más dolorosas del disco, donde una discusión deja una estela de fragmentos difíciles de volver a unir.
“Ahora es difícil conectarse // Es muy difícil permanecer // Manteniendo las luces encendidas // Obligado al pasado // Gracias a Dios conoces tus caminos // Si esta vez es verdad // ¿Por qué molestarse en sorprenderte? // Estoy tratando de ganarme la vida // ¿Es eso algo que no te importa? // Bien // ¿Alguna vez pensaste que podría haber sido en nuestra vida?”.
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El mundo en transformación es lo que ha intentado capturar Phoenix en cada uno de sus discos.
Su preocupación central se enmarca en cómo el tiempo cambia nuestras vidas, pero además cómo el tiempo nos acecha precisamente porque hay factores irrecuperables e irrepetibles .
Cada álbum se enlaza hasta formar una red de emociones que consigue frenar —o al menos disipar— el efecto destructor del tiempo y recuperar la “felicidad” del pasado a través de la memoria.
Al final, y mediante una visión muy proustiana, Phoenix nos confirma que los verdaderos paraísos siempre son los paraísos perdidos.
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Si quieren leer más análisis de grupos de rock, acá escarbamos en el discurso de The Cure.