Podría decirse que la actitud festivalera se mide a primera vista por el nivel de engalle de los asistentes. En Estéreo Picnic que se respete, llegan cada año una buena tanda de melómanos que le hacen el quite a los estilos genéricos para asegurarse de dejar huella y no pasar desapercibidos ¿El secreto? Una serie de indumentaria de fina coquetería que va desde máscaras salvajes, sombreros Fedora, gafas con led incluido, orejas de conejo y hasta elegantes rompe vientos de cerveza Póker. Sí, algunos más que vestidos, llegan disfrazados porque no temen darle a sus pintas un toque de excentricismo y de originalidad. De paso, así son la prueba viviente de que la actitud vale más que mil kilos de ropa y maquillaje y que al Picnic hay que venir dispuesto a vivir un mundo distinto de pies a cabeza.
Texto y coolhunting por Mayra Hernández @Mayaelectrik
Fotos por Jonathan Ederi @ikuvisual y Alejandra Mar @Alejandra.mar