Nos dimos a la tarea de ver a las bandas del contintente en escena y preguntarnos si estamos preparados para un festival con un cartel latino.
Por: Nadia Orozco
Mientras Wiz Khalifa visitaba ayer la tumba de Pablo Escobar, seguramente varias de las bandas que tocaban este sábado 25 de marzo en el festival estaban haciendo algo más importante que venerar a un falso ídolo glorificado por la desinformación. Eso seguramente se vio reflejado en los shows que vimos hoy al iniciar la jornada.
Primero vale la pena contar que el tercer y último día de la octava edición del Festival Estéreo Picnic estuvo bastante diversa y divida en dos: la primera mitad tuvo como protagonistas los ecos latinoamericanos y la segunda tuvo el papel estelar de apuestas electrónicas.
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¿A cuáles les fue mejor? Más que responder esa pregunta, quisimos hacer el recorrido del cartel de hoy para ver la respuesta del público y pensar si es posible hablar de un festival netamente latinoamericano.
Ali Aka Mind fue el valeroso que abrió el último día. Después de vivir por mucho tiempo en Argentina volvió a su tierra natal con un disco nuevo en el bolsillo y todo el temple para demostrar que el hip hop colombiano está vivo y muy repuesto. Le dio la bienvenida a los primeros en llegar, se levantaron manos y se corearon canciones.
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Elkin Robinson es un fenómeno que viene dando de qué hablar desde hace un par de años. Aunque es local, Elkin lleva la bandera de Providencia, una tierra que históricamente se ha sentido apartada y sobretodo desprotegida de las ideologías patrióticas. Tal vez esa es una buena razón para sentir la novedad cuando lo vemos tocar en compañía de su banda, nos lleva a un viaje folclórico que poco o nada tiene que ver con los ritmos tradicionales por excelencia que nos enseñaron en el colegio. Su energía caribeña que más tiene que ver con Jamaica siempre cae bien y así fue en esta edición del FEP, abrieron el segundo escenario con la calidez que los identifica, con esa esencia única y el poder de las canciones. Razones de sobra para que el público le pidiera al unísono una canción más.
Mientras tanto y en la otra tarima arrancaba Buendía, uno de los nombres que definitivamente queríamos ver por su más reciente lanzamiento: En el caribe también pasa esto. Como reseñamos hace unos días , esta placa discográfica es sin duda una joya sonara que hay que tener en la mira. Su show fue la muestra viva de ese trabajo.
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Una de las subidas del día fue gracias a Canalón de Timbiquí , ese combo apabullante de músicos comandado por la increíble Nidia Góngora. En medio de un aguacero torrencial le dieron a los asistentes del festival una muestra del Petronio Álvarez e incendiaron el escenario del medio a punta de marimba, bombo, cununo y guasas. Los pañuelos se hondearon.
Lo que vino no pudo ser mejor: Romperayo generó descargas bailables a punta de esa sicodelia tropical que Pedro Ojeda y su combo han sabido esparcir; Nawal demostró su exploración profunda dentro de las raíces del reggae local; Bazurto All Stars estalló el escenario principal con champeta estridente, un show de baile y juegos pirotécnicos; Cero39 dejó muy claro que tienen todo el conocimiento para poner a cualquier a bailar, lo hicieron con nueva música bajo la manga y como preparación al Glastonbury. Mientras que unas horas más tardes Julio Victoria se coronó como uno de los gigantes de la electrónica nacional.
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Las clases magistrales no podían venir de otro lugar, que de los ecos sabios y poderosos de Totó La Momposina . Casi que como un ritual, Totó supo cómo sacudir a las almas bajo la lluvia y mantener al público hipnotizado con su esencia en tarima, con una agrupación emblemática que la apoya en todo momento y con la trascendencia de una LEYENDA, así en mayúsculas. Diosa, un adjetivo que se queda corto.
La contundencia no se queda solo en Colombia. Mateo Kingman, Chancha Vía Circuito y Quantic inyectaron la dosis necesaria de Latinoamérica en las venas. Con invitados como Lido Pimienta en el show de Chancha Vía Circuito o de Nidia Góngora en el de Quantic mantuvieron las manos arriba y los ánimos caldeados.
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Ninguno de esos shows tuvo nada que envidiarle a los grandes nombres encargados de cerrar el festival (léase Sublime, Wiz Khalifa, Deadmau5 o Richie Hawtin o Martin Garrix) eso sin dejar de lado el poder de varias de estas bandas, cabe destacar la contundencia de Sublime, de Gus Gus o el innegable poder masivo de Martin Garrix que por más de dos horas y sin descanso puso a temblar el suelo.
¿Es muy descabellado pensar en un festival 100% latinoamericano de la misma importancia del Estéreo Picnic? Después de lo que vimos hoy decimos que no, vimos gestarse rituales bailables al ritmo de las bandas emergentes o independientes (y no solo hoy, sino durante todo el festival), vimos manos arriba, coros pidiendo más canciones, asistencia y respecto por las bandas que no estaban precisamente en las letras mayúsculas del cartel. Estamos viviendo una época histórica para la música en Colombia, se demostró en el Estéreo Picnic y se tiene que seguir construyendo en nuevos espacios.
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