Tras diez ediciones, el Festival Estéreo Picnic ya tiene argumentos de peso para consolidarse como referente en la región y como efecto transformador en el gusto y la producción local. ¿Qué hubo de bueno y qué se puede mejorar? ¿Qué nos marcó? Once reflexiones para la tusa post-festival.
Por: Mariangela Rubbini ( @Bilirubbini ), Paula Ricciulli ( @ricciup ), Fabián Páez ( @davidChaka ) y Juan Pablo Castiblanco Ricaurte ( @KidCasti )
EL MENSAJE HIZO MELLA Y EL PÚBLICO SÍ LE MADRUGÓ A LAS NACIONALES.
Este año fue realmente gratificante darse cuenta de cómo las cosas pueden cambiar, y cómo dejamos de ignorar a la gran mayoría de nuestros artistas por estar fijándonos únicamente en los referentes anglo que durante mucho tiempo nos entregó la radio. En total, fueron más de 20 las agrupaciones colombianas que se apropiaron de las tarimas del festival. Sorprendió que la gente se supiera la mayoría de sus canciones (muchas ni suenan en emisoras), y que incluso las que tuvieron la responsabilidad de dar inicio a cada nueva jornada del Picnic, tuvieran el poder de convocar cantidades significativas de público.
Se les notó a todas que trabajaron duro para preparar un show de muy bien nivel. Sus atuendos, sus visuales y el ritmo que le dieron a cada uno de los espectáculos fueron muy acertados y bien planeados. Aunque dicen que el pago destinado para ellas fue bastante reducido y más simbólico que cualquier otra cosa, las nacionales se tomaron muy en serio su compromiso con el festival y en ningún momento se les vio como los “teloneros” que estaban ahí para rellenar tiempos muertos y para calentar el ambiente para recibir, ahí sí, a grandes por las que todos habían pagado por ver. Algunos, incluso, reforzaron el show con invitados en tarima, como en el caso de Esteman, que tuvo a Juan Pablo Vega y a Ximena Sariñana, Irie Kingz que llamó a su paisano Jiggy Drama, y Pedrina, quien sumó en un momento, a Martina La Peligrosa.
La invitación ahora es a que el #MadrúguenleALasNacionales se vuelva un mantra para todos, y que trascienda el significado del entorno festivalero únicamente. Madrugarle a las nacionales significa también descubrirlas en las plataformas de streaming, consumirlas en playlists, recomendarlas, ir a sus shows y seguirlas. Nos pertenecen, y de nosotros, en buena medida, también depende que se conviertan en los grandes referentes y puedan así, hacer el relevo generacional que ya va siendo justo y necesario.
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(Lea también: Estéreo Picnic: una extraña manera en la que Colombia se reconoce a sí misma)
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EXPECTATIVA: ARCTIC MONKEYS. REALIDAD: ARCTIC MONKEYS
Arctic Monkeys es una de las bandas más influyentes de la música de este siglo. Por eso, las expectativas para verlos eran altas. Mientras algunos quedaron con gran satisfacción después de haber visto a la banda responsable de hits como I Bet That You Look Good on the Dancefloor , Do I Wanna Know? , R U Mine? o Brianstorm , otros no quedaron tan satisfechos. Y no fue por la llamada “arrogancia” de Alex Turner al no interactuar con el público entre canciones de la que muchos se quejaron en redes sociales (lo mismo les criticaron la primera vez que vinieron en 2014), sino por el sonido del más reciente álbum de la banda, Tranquility Base Hotel & Casino , alejado de las guitarras poderosas que nos enamoraron de ellos. De cualquier manera, por su influencia y la presencia de Turner en el escenario, Arctic Monkeys es una de esas bandas que sí o sí hay que ver en vivo.
¿DÓNDE ESTÁN LAS MUJERES?
No. No nos referimos a la frase cliché de varios músicos tropicales. Desde hace algún tiempo, colectivos como Ruidosa, de Chile, han llamado la atención sobre la equidad de género en los festivales y Estéreo Picnic no ha salido muy bien librado. Este año, de todo el cartel del Picnic (56 bandas) solo un 17 por ciento (10) tenía a mujeres como solistas o integrantes de bandas. Necesitamos abrir nuestros oídos a propuestas femeninas de todo tipo y qué bueno sería ver al Picnic, que cada año nos sorprende con line ups impecables, tomar una posición frente a una temática tan relevante en la música hoy.
LA NUEVA (Y CHISTOSA) OLA DEL INDIE CRIOLLO
En el show de ha$lopablito llovieron tarjetas Tu Llave mientras que Nicolás y los Fumadores agradecían a Sarmiento Ángulo, el Grupo Aval y al público de Briceño. Hay una movida de bandas que, detrás de los interludios y las letras humorísticas, nos están invitando a esculcar en la corrupción, le desigualdad y las precariedades de la vida en la ciudad. Bandas como Nicolás y los fumadores, The Kitsch , Quemarlo todo por error , Margarita Siempre Viva, Las Yumbeñas y ha$lopablito son el síntoma de una generación que ve de un modo distinto su construcción como artistas. Tomaron una distancia irónica, por ejemplo, de la construcción del artista/marca, una dinámica que han alimentado agencias de prensa y disqueras: ese arribismo hipercuidadoso de la imagen de sí mismo y que ha tomado su forma más aterradora con la figura de la celebridad (convertida en) músico.
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Fueron bastantes los proyectos jóvenes construidos con identidades basadas en la cercanía material con el público, en la pertenencia a las masas, en la imperfección, en las inevitables contradicciones.
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SU MAJESTAD EL HIP HOP
Durante estas diez ediciones, Estéreo Picnic siempre ha reservado un pequeño lugar para los actos de rap. En sus primeras versiones cada año sumaban entre uno o dos shows de hip hop o géneros afines. Calle 13 fue uno de los headliners en el cartel de una segunda edición en la que aparecían también, en letras más pequeñas, Jiggy Drama o Profetas. Y por esas líneas menos legibles pasaron también Alcolirykoz, Crew Peligrosos, Tres Coronas o Los Petitfellas.
Pero fue solo hasta 2016 que apareció un rapero de la vieja guardia como headliner. Una inclusión que no solo implica llenar con uno u otro el letrero, sino que implica hacer una inversión mayor por el representante de un género. Fue Snoop Dogg. Ese año, también repitieron Los Petitfellas y no hubo más rap. Entre 2017 y 2018 se fue incrementando la cuota: Wiz Khalifa, Tyler, the Creator y De la Soul hicieron presencia. Ahora, sin duda alguna, la de 2019 será recordada como la edición del rap. Primero, porque el headliner fue Kendrick Lamar , el ícono más grande del hip hop en la actualidad; reconocido, entre muchas otras cosas, porque ganó un premio Pulitzer. Pero también porque los que experimentan con el rap desde este lado del charco fueron más, jalaron mucho público y recibieron ovaciones: fueron Alcolirykoz, Mabiland, ha$lopablito, Rap Bang Club y Apache; todos artistas independientes.
(Lea también: Festival Estéreo Picnic: el reinado del rap y la insurrección local)
¿CÓMO SERÁ LA MÚSICA DEL FUTURO?
En el segundo día del festival, en una de las carpas se presentaron en orden Zhu, el dj set (los músicos poniendo canciones propias y de otros pero nada de toque en vivo) de Disclosure y al poderoso Tiësto (también poniendo música de otros). Lleno total. Gente extasiada. Euforia. La cultura del dj hace pensar que se necesita poco para lograr mucho. Casi al cierre del festival, Egypt 80, la poderosísima orquesta que acompañó a Seun Kuti y a su padre, el mítico Fela Kuti, rugía a través de sus diez integrantes. Los nigerianos y los colombianos del Grupo Niche – también un ensamble de doce músicos–, representaron en Estéreo Picnic una especie en vía de extinción en los circuitos de la música comercial o el mainstream: la banda de gran formato. Y no solo es un fenómeno de la cultura DJ, pues la poderosísima St. Vincent solo se necesitó a sí misma y a un alucinante acompañamiento visual para hipnotizar al público. Tal vez no hay que ser tan romántico y entender que este tipo de propuestas también están llevando la música en vivo hacia un performance cuasi-teatral y multimedia, pero, ¿estamos en el fin de una era sonora?
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BEATS MADUROS
Al lado del hip hop, la música electrónica se ha consolidado como una de las protagonistas permanentes del Estéreo Picnic. Los más duros de los más duros han estado presentes; desde lo hipercomercial con representantes de la talla de Tiesto, Calvin Harris, Diplo o Jack Ü, hasta lo underground, lo experimental y lo que se está casando con ritmos folclóricos latinoamericanos. En este 2019, si bien hubo DJ llena-tarimas como Tiësto o Zhu, una electrónica más madura, profunda y arriesgada que en años anteriores llegó a la programación. Encabezados por los fundamentales y pioneros Underworld, actos como Jon Hopkins, Mitú, La Payara, DJ Koze, Las Hermanas y otros DJ del Domo Budweiser – y hasta Rufüs du Sol–, trajeron a Colombia sonidos como el tecno, el deep o acid house, el ambient o el IDM. Una refrescante sacudida a un panorama donde los beats ya se estaban volviendo reiterativos entre tanto manoseo comercial.
EL GRUPO NICHE FUE CABEZA DE CARTEL, GÚSTELE AL QUE LE GUSTE
Nada más nuestro que el Grupo Niche. Y nada más acertado que apropiarnos de lo que termina siendo la esencia festivalera, para vivirla como colombianos, y a nuestra manera. Ese, sin duda, es uno de los puntos que queremos sumarle al Picnic este año. La orquesta del grupo Niche se paró en el escenario con la imponencia de quienes llevan décadas girando y llevando nuestros sonidos salseros por el mundo entero. Hubo también comentarios de algunos que cuestionaron el por qué la presencia de una agrupación como Niche estaba siendo equiparada a algunos de los headliners internacionales. Ahí sí, nada más salido de tono que este comentario. Como si la relevancia de un artista estuviera directamente relacionada, única y exclusivamente, con el valor que cuesta ponerlo en tarima.
Haber tenido al Grupo Niche en esta edición del Estéreo Picnic, da fe de quiénes somos, de dónde venimos, cuáles son los sonidos que heredamos, los que nos hacen hervir la sangre y bailar desenfrenadamente. ¿En serio todavía hay quienes siguen pensando que bailarse al grupo Niche en un festival como el Estéreo Picnic es una lobería, que no es “cool”? Menos mal, la gran mayoría de los asistentes reafirmó todo lo contrario, y pudimos ser testigos de cómo muchísima gente bailó sin reparos ni prejuicios de ningún tipo, y se cantó hit tras hit. Lo que Niche hizo en la tarima de FEPX fue demostrar porque ellos, así como Noel Petro, el mismo Jorge Velosa, o Alfredo Gutiérrez y Totó La Momposina, entre otros grandes de la música colombiana, son nuestros verdaderos rockstars. A los que debemos aplaudir y ovacionar por haber compartido con el resto de mundo un pedacito de lo que somos como latinos, y como colombianos.
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SE BUSCA UN ESCENARIO REPOSADO
Nos hemos acostumbrado a que los festivales tienen que ser una fiesta de principio a fin, que son para saltar y gritar. Y eso está bien, pero musicalmente –o artísticamente–, representa un ligero problema: no toda la música está hecha para poner a sacudir las carnes y los huesos, y la que no lo hace no quiere decir que sea mejor o peor que la que sí es para celebrar y bailar. A un festival como Estéreo Picnic la gente va a enrumbarse, pero también a descubrir nuevas tendencias sonoras y por eso el filtro de que un show es malo sí es “aburrido” es injusto y puede descabezar a miles de actos íntimos, mínimos y delicados. Este año shows como el de Rhye (Canadá), Arrabalero (Colombia) o Alejandro y María Laura (Perú), Silvina Moreno (Argentina) o hasta Sam Smith (Inglaterra) hacen pensar que el festival se puede robustecer si piensa en un escenario de ondas diferentes que invite al público a disfrutar de una manera más cercana o íntima.
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VIVIMOS UNA EXPERIENCIA FESTIVALERA CON TODOS LOS JUGUETES
Gracias al cambio de locación, y por primera vez en estos 10 años, pudimos vivir la experiencia festivalera en su máxima expresión, sin agobies de circulación a la llegada y a la salida, ni sentimientos de culpa por haber invertido tanta plata en una boleta tan cara en un festival que no nos dejaba 100% satisfechos. Pese a las largas distancias que tuvimos que recorrer para ir de un escenario a otro (hay que decir que eso es parte de la experiencia y que en los festivales más importantes del mundo como un Coachella, o un Tomorrowland, las distancias son iguales o mayores), este nuevo espacio fue muy amigable para que nos apropiáramos de él de múltiples maneras y viviéramos de verdad, verdad, una experiencia de festival que nada tiene que envidiarle a los que se organizan en otros países. Hubo suficientes parchaderos para dormir y protegerse de la lluvia; una gigantesca zona de comidas; un hippie market; y experiencias de marca para quemar el tiempo. Después de 10 años el público empieza a entender que es tanto lo que hay para hacer al interior de un festival de este tipo, que si se llega demasiado tarde se corre el riesgo de perderse de muy buena parte de ello.
COLABORACIONES EN ESCENA: LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Aerophon con Alcolirykoz, Rap Bang Club con Usted señálemelo, Andrea Echeverri y Alejandro y María Laura, Ximena Sariñana y Silvina Moreno, Manuel Medrano con Carlos Sadness, entre otras. Todas estas uniones ocurrieron en el escenario del Estéreo Picnic y además de aportar un factor sorpresa a cada show, demuestran la fuerza y solidez de la escena latina, sin importar el género. Todas estas uniones ocurrieron en el escenario del Estéreo Picnic frente a nuestros ojos y además de aportar un factor sorpresa a cada show, demuestran la fuerza y solidez de la escena latina, pues no consisten solamente en invitar a un artista al escenario a cantar. Más allá de eso, varias de estas colaboraciones continúan en el estudio de grabación, donde se consolidan propuestas robustas que reúnen lo mejor de diferentes géneros.
(Encuentre acá todos los contenidos de nuestro especial de Estéreo Picnic 2019 : fotos, entrevistas y análisis necesarios para recordar la fiesta)
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