En el campo más técnico del asunto la RAE define "gonorrea" como una enfermedad contagiosa de origen bacteriano que se transmite por vía sexual. Cuenta la leyenda que en la década de los noventa se empezó a usar en Colombia, más exactamente en Medellín y luego en Bogotá, como un insulto usado en momentos de intensa ira para madrear al prójimo. Luego la palabra también sirvió como una expresión de asombro para describir una situación extraordinaria.
Por: Nadia Orozco @LadyEmpanadia
Y sí, la palabra es fea, no suena linda, no arrulla precisamente el tímpano, pero sí describe bastante lo que sentimos en el segundo día de festival. Hay que aceptar que la usamos a la salida del festival para madrear a quienes se les ocurrió la idea de mandar a la gente a caminar más de 50 minutos desde el parque de la 222 hasta el Multiparque, para buscar transporte.
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Este año la organización tomó la decisión de cerrar el camino hacia la carrera séptima y la autopista con el fin de evitar trancones, organizar la recogida de pasajeros por parte de vans y buses privados. No sabemos con seguridad si fue una solución, pero la salida fue desastre total. Sabemos que en todos los festivales del mundo hay que patonear un poco y no es precisamente ese el problema. Si le sumamos a esa hora de trayecto a pie, las piscinas de lodo, los caminos con huecos, el estrecho corredor para caminar, los robos a cargo de los que aprovecharon la multidud, e incluso las pendientes peligrosas por donde algunos fueron a parar, sí tenemos problemas. Hubo caos y sobretodo riesgo y eso es un llamado a examinar con lupa ese detalle para la próxima edición.
Pero también hay que quedarse con la parte más linda de la palabra y es para decir “¡qué gonorrea de día!”. Esa misma multitud que tuvo que caminar bajo la lluvia hizo esa peregrinación en el segundo día con el corazón aún palpitando fuerte y la cabeza estallada después de haber vivido lo que para nosotros fue uno de los días más importantes en la historia del Estéreo Picnic.
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Y no solo porque llegaron más de 31.000 personas, sino porque fue increíble ver el delirio del público en la tarima principal al ritmo de Ondatrópica, una nacional que en cabeza de Mario Galeano y Quantic se encargó de juntar a leyendas de la música tropical colombiana; reconfortante ver a nuevas agrupaciones como Moügli y Ácido Pantera –que además hacen parte de nuestras apuestas musicales para el 2018- conquistaron la tarima y otras como Bomba Estéreo o Kali Uchis demostraron su supremacía para embrujar públicos.
Todo conspiró, incluso el clima, para que Gorillaz cerrara por lo alto, con Damon Albarn comandando una banda apoteósica y unos invitados implacables a la hora de domar la tarima: De La Soul, Pauline Black, Peven Everett, Jamie Principle, Little Simz y Bootie Brown. Albarn se alargó en su show, la conexión con el público estaba en el aire y sin alargar más lo que muchos sentimos en el escenario principal, fue sublime, fue una gonorrea de show en todo el sentido de la palabra. Y no hubo ni barro, ni trocha, ni nada que pudiera apagar la emoción de haber sido testigos de esa máquina.
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