Probado y comprobado. En Estéreo Picnic, los festivaleros se toman muy, pero muy en serio, eso de vivir un mundo distinto. Seguramente más de uno cantó a grito herido las canciones de sus artistas favoritos mientras al lado bailaba un pulpo neón más iluminado que Buda, un travesti más atrevido que la Tigresa del Oriente, una princesa festivalera más guerrera que Xina, o un hombre con cabeza de caballo soltando pasos al mejor estilo de Michael Jackson.
Mayra Hernández | @Mayaelectrik | Fotos Brayan Garnica
En esta edición, más que nunca, los asistentes del Estéreo Picnic le copiaron al llamado que hizo el festival de llegar disfrazados para tener acceso preferencial y gozarse el picnic sonoro más famoso de Colombia como Dios manda:sin prejuicios y vestidos como una basta variedad de personajes farreros y melómanos que no le comen ni al frío, al barro ni a los aguaceros.
Volvimos a activar los algoritmos de moda 8bit en los servidores de Shock.co de la mano de las coolhunters locales Oh Margot , para darle cuerda suelta a las batallas de estilo que activamos en la pasada edición de Rock al parque y, que llegaron a esta novena edición de Estéreo Picnic para enfrentar las pintas de los personajes que durante tres días habitaron los campos de un mundo distinto. Elmos parranderos, marineros intergalácticos, peces nadando en lentejuelas, Lanas del Rey andróginas y todo lo que se pueda imaginar. En el FEP había todo menos límites.
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