Daniel, Carlos y Monica son solo tres nombres de las docenas de historias de personas sordas y ciegas que pisaron el Estéreo Picnic y se sollaron el festival con cada uno de los artistas. El festival y el Min TIC crearon un espacio exclusivo para estas personas en el que les describían e interpretaban todas las canciones que estaban sonando. Se bailó, se gozó, pero sobre todo se creó un espacio de inclusión que debería empezar a replicarse en cada uno de los festivales de música del país.