Leyendas musicales, propuestas emergentes, beats electrónicos, rock, carranga y cumbia, una mezcla de sonidos y propuestas que hicieron del segundo día del Festival Centro uno de los más frenéticos y deliciosos.
Fotos: Natalia Pedraza Bravo
Nueve artistas que pusieron la vara muy alto con cada una de sus canciones, que reunieron a sus selectos combos de fanáticos y una buena parte de público casual que estaba en búsqueda de las nuevas expresiones de la música colombiana y latinoamericana.
La tarde empezó con Durazno y la melodiosa voz de Laura Román que logró, como si fuera magia, que se disiparan las nubes que tapaban el cielo del centro de Bogotá, una hora de repertorio perfecta para dar oficialmente el inicio al día.
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Le siguió el rock poderoso de Oh’LaVille la banda bogotana que cuestionó la pasividad de los espectadores diciéndoles "Por qué carajos están sentados, vamos a levantarnos" y como si fuera orden de mamá todos se pararon de las sillas para literalmente rockear.
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Al otro lado de la Gilberto Alzate empezaban a sonar los acordes de Tequendama , los asistentes se agrupaban lentamente para saltar al rito de los sonidos del rock, mezclados con electrónica y música experimental a manos de Amós Piñeros, Jota García, Alejandro Duque y Camilo Zúñiga. Sí, los mismos músicos que han escrito la historia del rock colombiano con bandas como Catedral, Ultrágeno, Ciegossordomudos, Sonorama, Aterciopelados, Bajo Tierra, Burning Caravan y Zyderal.
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El frenesí estaba en los más alto. Ese fue el momento perfecto para dar inicio a la mezcla bonita de la carranga con el rock. Con sus ruanas perfectas, las guitarras listas y un baile particular aparecieron en tarima Los Rolling Ruanas: baile, chistes, coreografías y la voz poderosa de Juan Diego fueron el cierre perfecto para la jornada en la Gilberto Alzate.
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A unos cuantos metros, justo en el corazón del Bronx, se daba inicio a la segunda parte del festival, una más electrónica, más íntima y bajo la luz de la luna. Jhongo, Yurika MDC y The Faces fueron los encargados de soltar los primeros beats, electrónica, cumbia, sonidos autóctonos, violín y trompeta, pusieron a bailar a los asistentes que llegaban poco a poco al lugar y los dejaron a tono para recibir al gran Rubén Albarrán.
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Las luces se encendieron, bajo una corona de papel, un ritual ancestral y un beat de cumbia, el cantante de Café Tacvba nos presentó su proyecto en solitario No Dj Set, una recopilación de las mejores canciones de cumbia, salsa y chucuchuco que seleccionaba aleatoriamente para poner a bailar al público expectante y lo logró.
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