Músicos nacionales de sangre caliente entre una babel de géneros llegaron a las tarimas del Festival Centro y encendieron la fiesta.
Fotos Alejandra Mar @Alejandra_Mar_
El Corrientazo, de Bogotá, con frecuencias reggae, abrieron la jornada con cortes de su álbum debut Pa´la Gente afirmando que son “un corrientazo para consumo de todo tipo de público”. Sango Groove con epicentro en Cali condensó las posibilidades de muchas maniobras con su proyecto. Mostró experimentación de sonidos del pacífico junto a la fuerza de los vientos del jazz y cruces genéticos de la chirimía con el blues, funk, afrobeat, jazz y timba. Con elaboradas melodías, potentes líneas de bajo, poderosos instrumentistas versados en distintos géneros y que el público ha visto en bandas como Ancestros, La Mambanegra, o el grupo de Cynthia Montaño , suscitaron fiebres de altos grados con temas como El Destrampe, Cimarrón o Pal Otro Lado.
Antombo, princesa de las voces con un sonido de elegante factura resonando entre otras canciones su hit Quién, mantuvo la audiencia rendida ante los encantos de sus espirales musicales. El turno llegó para el rugido de Pantera. Las descargas salseras de Pantera Fiera Brass agitaron y pusieron a bailar la sala. Una banda en su mayoría integrada por jóvenes músicos (esta vez como invitado especial en los coros Javier Fonseca de Alerta Kamarada) bajo la batuta del trombonista, hizo tronar teclados y metales en tremendas interpretaciones que incluyeron los temas Qué importa, Fiera Brass y una versión de Danza Negra de Lucho Bremúdez. “Es un homenaje a Lucho Bermúdez, una canción vieja pero se la puse nueva” dijo Pantera en el escenario, quien junto a su orquesta estuvo brillante y colmado de aplausos.
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La rumba cambiaba de género, y el chileno DJ Raff dueño de un set energizante, hizo maromas con su máquina tronando beats, y con su insistente pulso rítmico enganchó la masa enfiestada. Desde el Chocó aterrizó Alex Pichi El Rey del Bunde, quien desde hace mucho tiempo se ha dedicado a concebir híbridos para hacer que el público suba el volumen hasta que los bafles exploten. Es cerebro de un estilo al que él llama “Chirimía Urbana” que ha elevado al cubo su popularidad en el pacífico colombiano y que va subiendo como espuma en el territorio nacional. Junto a él nueve músicos hicieron erupción en tarima, fueron un bombardero de alegría mantuvo al público en movimiento y lo colmó de sabor chocoano, lo puso a contorsionarse al ritmo de sus éxitos y a corear frases que el grupo ha popularizado como “aquel de la chucha que colabore”. Seko Seka o El Baile entre otros, fueron canciones que retumbaron en el auditorio. Alex Pichi le ganó al frío capitalino, dejó al público eufórico y mostró porqué es como le dicen, El Rey del Bunde.