Fue durante el 2008 que la gente decidió dejar la indiferencia frente a los hechos y a la guerra que el país vivía (y aún vive) pero que nadie nunca ha querido aceptar. Ese año abrimos un poco los ojos, nos tocamos el corazón, dejamos de vernos el ombligo y salimos a las calles armados de música y un deseo de cambiar el rumbo perdido de nuestro país. Salimos a decir “NO MÁS BAM” de la mano de nuestros niños y abuelos; familias enteras nos tomamos las principales plazas de todo el territorio para hacerles frente y a exigirles paz a los dos bandos que estaban acabando con la alegría de ser colombianos.
En una muestra de verdadera unidad jamás antes vista y al parecer lejos de volverse a ver, MI GENTE, millones de personas queriendo una tierra sin miedo y sin el sonido cruel del conflicto armado, marchamos para exigir que liberaran a todos los secuestrados, que se dejaran de minar los campos y de dinamitar la tranquilidad. Además se exigía al otro bando que la solución dejaran de ser el combate y la arrogancia que tantas sonrisas apagó, y que nos convirtió en esos últimos años en el vecino que nadie quería tener. Fue en el 2008 también que el bando legal, también conocido como “los buenos muchachos”, decidió invadir territorio ecuatoriano justificado en su lucha armada contra la guerra –óigase bien, LUCHA ARMADA CONTRA LA GUERRA, una idea que solo a un enfermo se le puede ocurrir y defender por tantos años–. Con nuestros vecinos de Venezuela la cosa no estaba mejor, hubo intento de guerra en la frontera con ese país con batallones movilizados y hasta Nicaragua rompió relaciones con nuestro amado gobierno.
“Fue un año en el que era difícil hacer canciones bonitas y por eso dedicamos con Doctor Krápula un disco al país más feliz del mundo pero con menos sonrisas”.
Nuestro país estaba comandado y en manos de un ser arrogante que no negocia con nadie, que no está dispuesto a hablar, que no escucha razones y que responde violentamente a cualquiera que tenga una idea diferente. Lo peor de todo es que era y sigue siendo el héroe de muchos, además envalentonado por tener el apoyo de su mejor amigo Mister Danger.
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Fue un año en el que era difícil hacer canciones bonitas y por eso dedicamos con Doctor Krápula un disco al país más feliz del mundo pero con menos sonrisas; al país de gente más bonita y que necesitaba empezar, más tarde que nunca, a perdonar en el país del Sagrado Corazón.
Que la paz es bien.
-Mario-
"El Subcantante"
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