Los Makenzy están lanzando Monstruos y animales , su segundo álbum, en el que hacen un repaso magistral de todas las posibilidades de su música. Un disco ambicioso, diverso, que toma una distancia del “rock” para adentrarse en los misterios de hacer música en español. Lanzamiento altamente recomendado.
Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti
Son raros los senderos de la música en el siglo XXI. Un reportaje del New York Times analizó el pop hecho en el 2018 y concluyó que lo que el mundo había conocido a finales de los 80 y comienzos de los 90 en manos de artistas como Madonna o Michael Jackson, había cedido su espacio preponderante para convertirse en una porción más del Pop (así, en mayúsculas) que se había adueñado del mundo entero, y que ahora se manifestaba en forma de rap, el dance, y hasta lo que unos muchachos de peinados estilizados hacen en Corea. Ahora todo es pop, y todo está contagiado de sus dinámicas: las colaboraciones, reemplazar el disco por el sencillo, hacer música efímera. Lo cual no es malo ni bueno, sencillamente es.
En medio de ese embate industrial, del replanteamiento de los géneros como estructuras inquebrantables, de que hacer un disco completo sea sinónimo de una utopía, sigue existiendo el deseo de muchos músicos de hacer canciones para contar historias, sublimar sentimientos, hablar del amor, o escribir cartas al futuro para inmortalizar el presente. Una especie de resistencia en medio del caos y las reglas de la industria. Y ahí, en medio de todo eso, están Los Makenzy .
Hace tres años los hermanos Andrés (contrabajo) y Nicolás (guitarra y voz) Makenzy lanzaron su álbum debut homónimo. Fue un disco de once canciones, hecho de un solo tacazo, producido por David Cárdenas, con fuertes vínculos al rock-blues, al destilado furioso de guitarras y bajos, a un sonido inspirado en bandas como Queens of the Stone Age, Arctic Monkeys o Jack White. Tuvo un sencillo memorable, Aura , y lograron conquistar festivales como Rock al Parque, Estéreo Picnic o Breakfest. Pero sentían que el Los Makenzy (2016) no había sido escuchado en su totalidad. En el proceso de presentar este disco siguieron escribiendo canciones que se sumaban al repertorio de sus actos en vivo, que fueron colándose en la memoria de sus fanáticos y que inevitablemente tuvieron que grabar y lanzar como sencillos sueltos.
Inicialmente el plan de Los Makenzy era sacar un EP de tres o cuatro cortes con lo que grabaron en Flux Studios en Nueva York bajo la producción de Daniel Sanint , pero el proyecto fue creciendo. Su coqueteo con el reggae, Wasting Time, se había vuelto un clásico cantado a todo pulmón en sus conciertos y decidieron grabarlo con un productor que, para ellos, manejaba el mensaje del reggae como ningún otro: Juan Pablo Vega . Y, por otra parte, conocieron al mítico tecladista y productor argentino Tweety González con quien trabajaron otros tres temas. El EP le dio paso entonces al álbum que la banda bogotana lanzó el pasado 26 de abril, bajo el nombre Monstruos y animales.
La relación con Tweety González les reveló además ciertas expectativas que tenían sobre su trabajo y los liberó de otras tantas pretensiones para allanar y simplificar su camino. Se juntaron durante un fin de semana en el que, según explica Andrés, tocaron libremente sin que González interviniera: "Esa es la labor del productor: entender qué necesita cada artista. Los temas que él escogió son canciones de formas planas que jamás habríamos grabado, con las que uno se siente un poco incómodo porque uno está en esta vaina de ser experimental y súperartista, sacar cosas raras. Eso es otro reto, empezar a ser claro con su propia música y expresarse como a uno le gustaría que le hablaran, liberarse de todos estos pajazos artísticos de hacer acordes raros o decir cosas que no se entiendan. Eso fue chévere. Aprendimos un montón en el proceso.”
Por el fraccionado modo de producción antes mencionado y porque sus canciones abarcan vivencias e ideas de un periodo de casi cuatro años, Monstruos y animales es un disco verdaderamente rico, profundo, multicolor y complejo. El “rock” cede su espacio a canciones más cercanas a la balada o la canción latinoamericana, sin perder fuerza y vigor. "Lo que pasa con nosotros es que nunca hemos sonado igual en ningún momento, ni porque le pongas el mismo estudio ni el mismo productor, porque todos los temas son de géneros diferentes. En el primer disco había baladas, country, death merengue, rock experimental, alternativo... sí tuvimos muchas ganas de ser así pero nunca se nos dio”, explica Nicolás. Andrés complementa: “al darse así también sale otro concepto, el del collage. Por eso la portada del disco. Son tres discos en uno".
¿Qué pasa entonces cuando una banda que se presentó en sociedad como una de las inyecciones vitales al rock nacional se reinventa en su segundo disco? No mucho, o más bien, pasan cosas buenas. El gesto de Los Makenzy en Monstruos y animales es una refrescante postura artística sobre la libertad creativa. Pensar en el dilema rock/ no rock termina siendo una pregunta ortodoxa y desatinada. Nicolás Makenzy lo tiene muy claro: “ Aura fue nuestro primer tema en español y de hecho era una balada. Los idiomas tienen mucho que ver con el género en el que estás tocando y lo guían. Para nosotros también es un reto escribir y expresarnos en español. En este disco las letras son introspectivas, cuentan nuestras experiencias y por eso están en español. El ‘rock en español’ es una falacia desde que se pronuncia. No existe. Siempre han existido temas muy cerdos que generalmente son baladas o ritmos latinoamericanos llevados a banda de rock, al formato batería-bajo-guitarra eléctrica. Todo es una experimentación latinoamericana tocada desde el formato rock, pero eso es un formato, no rock”.
Monstruos y animales es un disco que, como suele suceder en el panorama de la música actual, ya se había revelado parcialmente gracias a los sencillos que lo precedieron. Cinco de los nueve cortes ya habían aparecido en estos dos años como sencillos. Sin embargo, para este lanzamiento guardaron una última y letal bala: la preciosa Retrato , canción ambiciosa con un lujoso arreglo de cuerdas que los hace sonar gigantes y que no delata que son una banda joven. Por otra parte, oír Monstruos y animales de corrido da una lectura clara de las posibilidades de estos hermanos, complementados por el baterista Cristian Bolaños: es un larga duración que prueba que estamos ante una banda capaz de cualquier cosa y de hacerla bien.
Nos sentamos junto a Andrés y Nicolás a repasar el disco canción por canción, y esto fue lo que nos explicaron:
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Retrato
Nicolás: “Andrés está tocando cuatro llanero, contrabajo y él fue el que escribió los arreglos de cuerdas. Mezcló Vance Powell, que es el mismo que ha mezclado a Jack White, porque queríamos a alguien que tuviera ese oído, que sonara a cuerdas de jazz viejas. Al man le encantó el tema. La sección de cuerdas fue dirigida por Camilo Monterrosa. Muchos músicos participaron por el arreglo. La produjo Tweety hasta un punto, pero luego le agregamos la parte orquestal”.
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Wasting Time
Nicolás: “Estábamos con un amigo en un jam de blues. El man tocó una melodía y a eso le sumamos otros acordes de reggae. Había tenido una cita esa misma noche pero a ella le gustó más el saxofonista de la banda y fue un fiasco para mí. Empecé a cantar ‘I've been wasting my time with girls all of my life’ y todo el bar terminó cantando la canción, hasta la chica y el saxofonista. Después fuimos a otro jam y lo mismo, volvió a pasar, hasta que nos dimos cuenta de que había que grabar el tema. Cuando lo hicimos yo ya estaba casado, y fue raro porque la canción me devolvió a cuando estaba cansado de vivir vainas etéreas, pero ahora estaba sintiendo un amor intenso. La letra la escribí pensando en las expectativas del amor, las cosas que uno pierde y quiere. Ahí tocaron Darwin Páez (baterista de Monsieur Periné y Juan Pablo Vega), Miguel Rico (teclista de Juan Pablo Vega), Juan Pablo Vega la produjo y además grabó unas guitarras rítmicas.”
Delirio (con Pipe Bravo de Superlitio)
Un día Nicolás estaba cantando esta canción imitando la voz de Pipe Bravo y a Andrés se le ocurrió la idea de hacer la colaboración con el caleño. Bravo aceptó, envió su parte pero solo se conocieron hasta el día del rodaje del videoclip donde hablaron de Charly García y los misteriosos caminos del rock colombiano.
Andrés: “Los acordes salieron como las ideas que llegan milagrosamente y tienen cierta energía. Cuando vino Tweety ya habíamos escrito el tema y el man nos dijo algo que nunca se nos va a olvidar, ‘lo que está andando, no lo pares, déjalo andar’, porque le queríamos meter más acordes para aparentar ser más músicos. Lo difícil es hacer que algo ande, entonces el tema se fue como estaba inicialmente.
Nicolás: “La letra es muy sexual, habla de la devoción que se comparte en el amor, de estar perdido por el cuerpo de alguien. Ese tema debería llamarse ‘ganas’”.
Jaco
Andrés: “Es una canción de hace rato. La tocamos en lanzamiento del primer disco. La grabamos con Daniel Sanint en Nueva York en el EP que íbamos a sacar. Se la escribí a un perro que se murió y habla de reconciliación con uno mismo luego de perder a alguien; es saber que uno pudo haber hecho algo mejor y empieza a darse látigo. Es sobre reconciliar y aceptar errores para seguir adelante.”
N: “Fue un honor contar con los teclados del estudio de Flux que los hizo Dave Zerio, quien sabe tocar órgano de tubos, que es un instrumento diferente a cualquier teclado.”
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Juegos
Un trío amoroso en el que Nicolás terminó envuelto sin darse cuenta fue lo que inspiró esta canción. Producida por Daniel Sanint, es un ejemplo perfecto de cómo Los Makenzy, además de tener una profunda versatilidad y complejidad sonora, que así como están cómodos en un rock de garaje también lo pueden estar en una balada íntima y reposada, también cuentan con un vocalista de primera.
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Monstruos y animales
Nicolás: "Hubo una época e la que mi hijo no podía dormir. Era muy agotador. Una noche me senté a escribir lo que me gustaría que el man entendiera. A uno también le cuesta mucho dormir y es porque uno tiene mucha ansiedad y ganas de ser alguien, siempre estás atareado por la vida y no puedes dormir. Cansa mucho la pretensión de ser alguien. Eso genera demasiadas depresiones; las expectativas tan altas que no se cumplen, nadie está contento con lo que es y lo que tiene, sino que está en el futuro y no está acá. Me preguntaba qué era lo que mi hijo sentía que no lo dejaba dormir. Me lo imaginé ya grande, sin poder dormir, y lo que le podía decir para que se relajara."
Nona
Nicolás: "Se la escribimos a mi abuela que tiene alzheimer. Es muy loco que a los abuelos les dé eso pero en realidad los que se olvidan de los abuelos pareciera que fueran los que lo sufren. Y también pensaba si mi abuela quería olvidar algo. ¿Cuál es la cura para el olvido? El alzheimer. Mi abuela se relajó un resto con la enfermedad. Sus prejuicios se le olvidaron: sus problemas familiares, el esposo, pero lo único que le quedó fueron los poemas que escribió. Le quedó lo más bonito. Es un alma libre porque no recuerda tanta basura.”
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Muelle
Nicolás: "Mi hijo estaba a punto de nacer y la canción era sobre toda esa espera para mí. Haces parte de un núcleo familiar donde la mamá es la que lleva al bebé en la panza, entonces a veces uno se siente como un perchero como papá porque no sabe qué hacer ni cuál es su lugar. Hay un mar de cosas hermosas a mi lado, pero qué soy, en qué puedo ayudar."
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Cruel
Nicolás: “Parece eléctrica, pero es puro contrabajo y guitarra acústica. Era la canción que abría el primer disco y ahora cierra el segundo. Es un cierre, seguimos pateando canecas, siendo los mismos, solo que este sí es un disco muy sensible. Se empata con Retrato , la canción que abre. En vivo la banda ha tocado las cosas de muchas maneras por lo que tenemos muchos formatos, pero a veces también cambiamos los arreglos y acordes de las canciones. Esta versión nos la pidió un viejo amigo porque es muy roquero, y al comienzo tiene un rollo conceptual con vientos."
…
Para terminar de saborear este disco con alta dosis de reflexiones íntimas, Los Makenzy armaron un playlist perfecto para amar a la fuente de todo: la familia.