Ghetto Kumbé, la agrupación colombiana de afrofuturismo y percusión electrónica, lanzó el 31 de julio de 2020 el primer álbum de su carrera con el sello latinoamericano ZZK. El álbum, que lleva el mismo nombre de la banda, está compuesto por 11 tracks diseñados y pensados para que el djembe, los dundunes y las percusiones sean los protagonistas. Es, también, el resultado de casi cinco años de trabajo, exploración y experimentación de una banda que ha sido parte de los festivales más grandes de Colombia y Latinoamérica pero que hasta ahora consolida su propuesta en un álbum.
Ghetto Kumbé está conformada por Juan Carlos Puello, Chongo; Edgardo Garcés, El Guajiro y Andrés Mercado, Keyta, quienes antes de unirse en Ghetto Kumbé tenían la experiencia de trabajar con otras bandas como Sidestepper, Onda Trópica y Abelardo Carbonó. El antecedente es claro, el interés de estos artistas está en explotar los sonidos de lo que puede llamarse afrofuturismo, una mezcla de influencias nacidas en los pueblos Afro y con la percusión como eje central traídos al presente y reinventados, combinados con elementos más modernos, como sintetizadores y técnicas propias de la música electrónica.
Cuatro años después de lanzar su primer EP, Kumbé (2016), presentan Ghetto Kumbé , su primer álbum de estudio bajo el sello de música electrónica latinoamericana ZZK. Su segundo EP se llamó Soy Selva (2019) y los llevó a girar por todo el mundo durante dos años. Han sido parte de festivales como el Estéreo Picnic, Boiler Room, el Carnaval de Barranquilla, y Soundhearts, festival en el que fueron teloneros de Radiohead. Después de la gira Soy Selva , durante la cual terminaron de definir su propuesta, se sentaron a grabar el disco. “Ahora ya hemos conseguido algo que podemos llamar nuestro sonido, es algo muy propio que ya hemos ido adoptando como nosotros. Por eso dijimos que ya era el momento de hacer el disco y de plasmar toda esta experiencia de conciertos, viajes y muchas historias para contar”, dice El Guajiro.
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Ghetto Kumbé es un álbum diseñado y compuesto para el tambor, como lo es toda la música de la banda. “El tambor para nosotros es super importante porque desde nuestros ancestros ha sido utilizado para muchas cosas: para sanar, para curar, para despedir a nuestros muertos, para cantarle a la tierra y a la lluvia. Para nosotros este proyecto comenzó pensando en que el tambor era el frontman, era el cantante, hacemos música para él”. Es así que escuchar este álbum es adentrarse en un ritual de tambores, marcado por la repetición de los golpes que nos sumergen en un trance hipnótico que nos permite conectar con la música y el movimiento para hacer la muy necesaria catarsis que necesitamos hacer como colombianos. “Qué mejor que el tambor para sacar todo lo que nos agobia”, dice El Guajiro. “Entre eso las inconformidades que vivimos en un país con el que muchos no estamos de acuerdo. Nosotros no tenemos un mensaje político porque no somos expertos en política. Nosotros simplemente hablamos desde el pueblo, desde un ser humano más en este planeta que al igual que muchos estamos inconformes. Qué mejor manera de hacerlo explícito y decirlo de forma directa”.
Y si bien, como dice el Guajiro, Ghetto Kumbé no es un álbum explícitamente político, no se puede negar el tinte contestatario que tienen sus canciones. “La música es más natural cuando hablas de las cosas que de verdad sientes y te afectan”, dice. Además de la experiencia que han adquirido como banda tras años de shows en vivo y baile frenético, el álbum está influenciado por los diferentes movimientos sociales que emergen tanto en Colombia como en el mundo para componer himnos como Sola , en el que se preguntan por "quién controla el pensamiento”, Vamo’ a dale duro en el que denuncian la división de clases y la ética del sistema capitalista, Tambó , un homenaje al instrumento sobre el cual componen o Lengua ri Suto , canción en la que se juntan con Kombileza MI para cantar en palenquero.
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Con Ghetto Kumbé , la banda consolida la propuesta que durante años ha llevado a cientos de escenarios de todo el mundo: una puesta en escena poderosa, con el tambor en el centro, que se presta para el baile, el desenfreno y la catarsis. Una agrupación que pinta paisajes afrofuturistas en un amalgama perfecto de elementos tradicionales africanos y caribeños como la gaita, las voces que llaman y responden, y las percusiones que retumban al ritmo del palpitar del corazón con la precisión y espacio de exploración que se permite la música electrónica.