Agridulce , el nuevo disco de Soy Emilia nos recuerda que el amor y el deseo tienen matices, y que en ese realismo agridulce puede haber más sabor que en la idealización empalagosa.
¿Qué es el deseo? Cuando nos detenemos sobre esa palabra nos surgen imágenes de todo tipo: desde un helado hasta fantasías sexuales, pasando por dinero o la realización de proyectos profesionales. Es como si la idea del deseo no se dejara ver, como si se escondiera de quien quiere entenderla detrás de cosas que brillan: joyas, personas que nos atraen, cariño o ideales.
En vez de intentar eludir las que parecen distracciones, el tercer disco de Soy Emilia nos lleva a mirarlas más de cerca. En esta oportunidad, la producción y la composición forman un hechizo para que la música de Juanita Carvajal tenga el efecto del espejo mágico de Harry Potter, que muestra escenas de lo que deseamos.
¿A qué suena Agridulce?
Ocho canciones pop llenas de sintetizadores ochenteros pintan distintas facetas del deseo y de las relaciones sexoafectivas, poniendo siempre en el centro de sus letras su rol activo como mujer que desea: un acercamiento al deseo que es libre, consciente de los riesgos, los engaños y los matices, y que aun así insiste en el disfrute. Son canciones que coquetean con el reggaetón y el house y se detienen sobre los grises de algunas dinámicas del amor y el sexo en los tiempos de la fiesta desde una postura muy madura, que sabe lo que quiere y a qué atenerse.
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El disco empezó a surgir en 2019, mientras terminaba su anterior lanzamiento, Expuesta. A diferencia de esa entrega, y de su primer EP, que son mucho más intimistas, Agridulce está pensado para el en vivo. “Yo quería que este disco fuera más de fiesta, para que la gente bailara. Yo siempre, desde chiquita, me imaginé a mí misma en escenarios, tocando en vivo frente a gente que coreaba”, dice Juanita. “Pero me imaginaba tocando White Stripes o I Love Rock and Roll de Joan Jett”. Lo que está pasando es muy distinto, y tiene perfecto sentido siendo que ella lleva tanto recorrido como bajista de sesión, que acompañó entre 2010 y 2018 a Esteman y hace parte del Live Set de Julio Victoria. Su sonido hoy es mucho más fiestero, y su bajo groovero mucho más protagónico que el de esos referentes de infancia y el de sus anteriores discos.
Por tener ese bajo como centro, también se siente como el más propicio para improvisar y jugar con las estructuras cuando está en vivo con su banda. Es clave tener en cuenta a Moloko como inspiración central: es un sonido pop hecho para bailar, atravesado por el disco y el house para así recrear una atmósfera de fiesta.
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Para lograr esa sensación, Juanita hizo gran parte del trabajo de producción de la mano de Julián Salazar (Mitú), cuya mano es perceptible especialmente en sintetizadores y fraseos de guitarra. Las excepciones son Sugar Daddy, que produjo con el mexicano Bruno OG para romper con el sonido “alternativo colombiano”, y la nueva versión de Dos Extraños, su colaboración con Cero39. Además, los teclados fueron grabados por Duplat, que ha colaborado con Mitú desde inicios de la pandemia. Y aunque haya varias manos, estilos y emociones representadas, es un disco con coherencia sonora, que fluye como pistas en manos de un buen dj.
Ocho sabores y ocho canciones
Desde “High”, el tema de apertura, se siente uno en medio de una fiesta, bailando pegado con alguien que acabamos de conocer, con quien vivimos la primera chispa de atracción después de una racha de peleas y tusa. Al vincular la sensación de estar con esa persona al estar drogado queda marcado un primer tipo de amor matizado: el apasionado y finito, que se usa como escape de lo demás, y que da plenitud justamente por ser espontáneo y fugaz.
Soy Emilia - High (Video Oficial)
En el segundo tema ya sabemos que este no es un disco con un hilo conductor narrativo. Todo Lo Tiene, parece sintetizar la idea central. El tema tiene un beat housero con adornos que recuerdan al sonido de SALTA y Los Ángeles, de Mitú. Sobre ese sonido animado, Juanita canta letras oscuras, sobre situaciones opuestas, aunque no sean evidentes a primera vista: es el caso de “Tienes todo, no buscas más / Lo deseas, va a llegar”, del coro que habla de tenerlo todo pero estar vacío por dentro y del verso sobre los amigos imaginarios que se disipan al final de la fiesta (¿son alucinaciones?) y te dejan, aunque te aterre la soledad.
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Soy Emilia - Todo lo tiene (Video Oficial)
“El disco es como una montaña rusa”, dice. “Nunca terminan en subida ni en caída libre”. Es decir, no trata solamente de los picos de la fiesta, de la lujuria o las sustancias, ni de la quietud de la tristeza, sino que junta el rompecabezas. Es como si en Todo Lo Tiene nos hablara de un after en casa, con la euforia continuada de la fiesta anterior. Sin necesidad de meternos en otro escenario y otros sonidos, pone sobre la mesa la ansiedad por el momento en el que se acabará todo: el bajón, la soledad y el guayabo que nos recordarán que nuestra soberbia fiestera (“Es momento de saltar/ a tu grandeza, cerca al sol”) tendrá retaliación.
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Aunque de sonido dulce, Lo Cura es otra canción duramente realista. “Nos mintieron cuando nos dijeron / con amor lo curas todo”. La tormenta de la ruptura puede ser algo profundamente dramático, en parte porque tendemos a creer que en ciertas relaciones estará la solución a nuestros problemas. Lo empeñamos todo por sostenerlas. Solo cuando dejamos de creer en esa versión utilitarista del amor (que puede ser la lo-cura del título) podemos darnos cuenta de que el esfuerzo fue excesivo y no correspondido, o no merecido.
Soy Emilia - Lo Cura (Video Oficial)
Por su parte, Sugar Daddy encuentra terreno común entre el sonido pop fiestero y el reggaetón con un beat cercano a la música de The Change, algunos temas de Bomba Estéreo y, por supuesto, a los mexicanos Ghetto Kids, con quienes ha trabajado constantemente Bruno OG, el productor.
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En principio parece romantizar la relación de poder entre hombres y mujeres que existe en mucha de la música popular hecha por hombres en nuestros tiempos, en especial en el trap y el perreo. Pero cuando se escucha con cuidado surge algo más, que no es ni ese rol de objeto de los videos musicales y las fiestas, de “mujer trofeo” o “sugar baby”, ni es igual a la apuesta de empoderamiento de referentes como Karol G o Doja Cat. Es una alternativa que sigue la corriente, que aprovecha la propuesta de que le gasten fiestas y viajes con sus amigas y que, aunque agradece, es consciente de que eso no es amor ni es lo que ella quiere a largo plazo.
A mi parecer, en esa “no-inocencia” no quedan borrados ni promovidos los problemas estructurales de ese tipo de relación entre hombres y mujeres, sino que queda retratada una alternativa que no suele narrada, pero que existe: que por la razón que sea, la libertad y el trato como igual también implican poder querer entrar en ese tipo de dinámicas como un adulto, con consentimiento. “No me siento identificada con la victimización”, dice Juanita. “Desde que empezó el proyecto estoy determinada a que eso no va a hacer parte de mi música”.
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Tu y Yo, el quinto tema, explora una dinámica especialmente presente en la pandemia y en las relaciones de larga duración en las que las personas tienden a alejarse en todo menos en el sexo, y que parecen disfrutar ese acuerdo, esa distancia y ese juego de contradecirse y no ser del todo compatibles. Es a esta altura del disco donde quizás se puede perder la atención, pues es un tema plano en contraste con los demás.
Soy Emilia - Tu y yo Videoclip Oficial
Por su parte, Cada Noche, con la mexicana Ana Rizo, parece retomar la relación del Sugar Daddy, pero no en el momento de su cierre, sino antes. “Creo en todas sus mentiras / cuando me dice que soy única en su vida” reafirma esa idea de que se puede establecer la fantasía de esas relaciones espontáneas, discontinuas, sostenidas por fiesta y dinero, con plena consciencia y no por ingenuidad. Lastimosamente parece algo ya dicho y de manera más efectiva y cómoda (el “solo quiero compartir / hasta el amanecer” es particularmente forzado o cliché).
Soy Emilia -Cada noche ft Ana Rizo (Cover Audio)
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Incontrolable parece romper con el tema de los contrastes y los matices, pero el que fácilmente es una de las composiciones más divertidas vuelve sobre la idea clave de que el deseo es, paradójicamente, carencia. Deseamos lo que no tenemos. En la desesperación por satisfacer la tensión sexual o el extrañar a alguien volvemos a caer en el delirio de que tenerlo solucionará todo. Y allí vuelve a pensarse en el “High”, en la plenitud a la que queremos volver, casi como adicción.
Soy Emilia -Incontrolable (Cover Audio)
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Finalmente, Dos Extraños (+ Extraños) soluciona esa tensión. Es una versión más oscura de la original. Juanita cuenta que surgió el mismo día que conoció a Mauricio Álvarez (Cero39): “ese mismo día fui a su casa a trabajar y me dio una maqueta que grabamos”. Para ella, darle otra vida a este tema de 2018, y de esta manera, implica darle un giro a una favorita suya y del público desde un nuevo ángulo que enfatiza en el baile, en lo corporal y en lo lascivo, que es un territorio donde no se piensa en ese agrio y ese dulce, sino exclusivamente en el placer.
Sabor agridulce
Cuando revisamos nuestra pinta antes de ir de fiesta, ¿qué vemos? ¿Qué es lo que buscamos ser entre tanta gente? ¿Qué queremos allí? ¿Qué implica? ¿Qué hay en las relaciones amorosas que se marchitan y en los levantes de una sola noche? ¿Qué hay en la idea del sugar daddy y la sugar baby ?
Aunque lo parezcan no son preguntas de respuesta tan fácil. Se pueden resumir con cinismo o con inocencia, pero la respuesta honesta, que realmente considera el todo, será siempre más compleja, y por ello más fértil de posibilidades, menos aburrida y castrante.
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Desde que estaba en el colegio, Juanita Carvajal ha sido desafiante a la hora de reclamar lo que quiere. Se ha negado constantemente a ser encasillada. En sus clases de música a los 12 años le decían que no podía tocar el bajo si no sabía ya, y que se dedicara a la voz y la guitarra que ya conocía. Perseveró en un instrumento comúnmente masculino a pesar de la tendinitis y la forma pensada para hombres bajistas, y después se opuso a que la llamaran solo “la bajista de” para, sobre todo, ser Emilia y ser Juanita.
Siguiendo esa historia progresiva, este puede ser el disco en el que mayor compromiso demuestre con esa dualidad, con su personaje, y con los riesgos musicales que toma. La primera mitad da resultado en ese sentido: logra canciones bailables y pegajosas, con letras originales e ingeniosas aunque sencillas. Los momentos más ingeniosos del disco, como Todo Lo Tiene e Incontrolable, brillan y brillan fuerte por emanar una pasión descarnada. Sin embargo, parece que faltara algo para traducir esa vocación por los desafíos para tener un resultado más contundente y disruptivo a lo largo del disco. Por ejemplo, Tu y Yo y Cada Noche no aumentan la apuesta, sino que parecen repeticiones menos ambiciosas de ideas que ya nos había mostrado en su carrera y en el disco. Y aunque esos aspectos valiosos de la primera mitad y del concepto del disco destaquen, en general parece algo que podría ser más ambicioso aún, más disruptivo con respecto a sus referentes, como lo es por momentos la letra de Sugar Daddy, con su pregunta por la no-inocencia.
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