Por: @chuckygarcia / Especial para Shock. Hace un tiempo, cuando Almacenes Éxito decidió impulsar la venta de discos compactos en sus supermercados, uno iba a hacer mercado y de golpe terminaba con un CD entre la canasta y sin que inicialmente estuviera entre la lista de compras. En casi todos los supermercados de esta cadena habían estanterías de discos por todos lados, por los megáfonos sonaban sin piedad los álbumes completos y como si fuera poco en las cajas de pago también tenían los CD’s a la vista de los compradores y las cajeras se los metían a uno por los ojos como si fueran gotas oftalmológicas. Aunque hoy sucede en menor escala, en aquel momento uno corría el riesgo de ir al Éxito por huevos y regresar a casa con un disco de Lady Gaga; o por lo menos con sus canciones aprendidas como por hipnosis y sin pagar un solo peso.
Guardando toda proporción y distancia, algo muy similar le ocurrió a los usuarios de iTunes con el nuevo álbum de U2, “ Songs of Innocence ”, que un día se levantaron con la sorpresa de que lo podían descargar gratis a través de su tienda de contenidos pero que fueron sorprendidos porque sin esperarlo el susodicho álbum ya aparecía entre la biblioteca musical de sus iTunes. Contrario a su título, “ Songs of Innocence" era culpable de una arbitrariedad y Apple tuvo que lanzar una herramienta para que la gente lo pueda borrar ó, como quien dice, “sacarlo de la canasta” (Leer "Songs of Innocence", el disco más difundido de la historia).
Lo anterior, en todo caso, no deja de ser una anécdota, porque de lo que realmente hay que hablar es de si el anunciado “mayor lanzamiento de un disco en todos los tiempos”, como bien lo dijo el consejero delegado de Apple Tim Cook y lo repitió Bono como un loro; es un disco para coleccionar o si por el contrario y como dicen las señoras, “gratis sale caro”.
Para comenzar hay que decir que U2 acumula una deuda de cinco años en su objetivo de “reinventarse”, una palabra que la banda usó para impulsar su lanzamiento de 2009 “ No Line on the Horizon ” y que ahora también le aplica a “ Songs of Innocence ” sin importar que la promesa sigue en mora. No menos importante es que desde su disco “ Pop ”, de 1997, la comunidad de la música se volvió demasiado condescendiente con la marca “U2”; una marca que desde entonces y hasta la fecha se la ha jugado por hacer de sus álbumes una combinación (desbalanceada) de mega hits comerciales con canciones de relleno.
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La ecuación parece ser “si quieren una canción para corear por el resto de sus vidas tienen que adquirir en el mismo paquete media docena de temas para ser usados una sola vez”. Ó, en su defecto, una colcha de retazos de composiciones que otrora los posicionaron con retazos de canciones nuevas que pretenden traer de vuelta al U2 más arriesgado e incorrecto; pero que a la final terminan siendo respetadas solamente por la grandeza que hay detrás de la banda, una sin la que no se puede contar la historia y la transformación de la música en el siglo XX.
Como caminando por los pasillos de un supermercado inundado de los productos para “belleza y tocador” que U2 se ha dedicado a vender en los últimos 20 años, justo después de ese disco conceptual y realmente renovador de su música y de su forma de cuestionar la sociedad llamado “ Zooropa ” (1993) ; la agrupación irlandesa sigue encarrilada hacia una zona de confort en la cual cada vez se hace más difícil distinguir entre corazón de su música y su alma de mercader.
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Con “ Songs of Innocence ” no pasa nada inolvidable, o mejor dicho, nada que no se le vaya a olvidar a uno si lo exponen a la megafonía inclemente de Almacenes Éxito y algún disco de tropipop en venta. El nuevo de U2 no es un álbum que uno pueda retener en la cabeza para no fracasar en el intento de creer que esa misma banda que se inventó uno de los mejores shows jamás vistos (el Zoo TV Tour) o los fantásticos álbumes “ The Joshua Tree ” y “ The Unforgettable Fire ” (que está cumpliendo 30 años) está verdaderamente de regreso y llegó para quedarse sin trucos ni promociones.