Solo se necesitaba un empate sin goles del Real Madrid en la semifinal de la Champions League en el partido frente al Manchester City y James en la banca, para que los fanáticos colombianos y algún otro simpatizante internacional comenzaran con las teorías de conspiración.
Desde posibles odios hacia Cúcuta hasta una envidia arraigada rondan en las redes sociales con el único propósito de exorcizar la frustración que nos invade cuando el emblema del fútbol colombiano no puede desmotrar lo que sabe o simplemente para burlarse con cariño de las desgracias de los demás (humor negro).
¿Demasiado dramatismo? ¿Exageración? Tal vez si, pero el sentimiento hace parte del fútbol y es inevitable contenerlo. Si vio o no el partido, en nuestra selección podrá hacerse una idea de lo que pasó, porque desde las graderías y el 'anónimo' mundo de las redes sociales todos podemos opinar, hasta Lincoln Palomeque.