Stan Lee, el hombre que soñó con jamás dejar de soñar

El renacimiento del cómic no existiría sin la mente de este escritor, que con sus infinitos universos creó una máquina imparable de historias que, 70 años después, sigue marcando la vida de millones de personas. Pero además de crear múltiples universos ficticios, armó la estructura sobre la que hoy en día se sostiene la industria del entretenimiento y gran parte de la cultura pop.

Por: Nick Martínez // @NickXtatic

El entretenimiento y la cultura pop han creado el reemplazo de los mitos que fueron fundamentales para las sociedades antiguas. Dioses, guerreros, batallas, villanos y hasta valores morales pasaron de ser propiedad de religiones para estar inscritos en cómics, películas, series de televisión y videojuegos. Todo este universo cómic pudo haber sucumbido si no fuera por la intervención de Stan Lee, el creador de más de 50 personajes repartidos en diferentes historias, quien armó una mitología geek que hoy en día forma parte de la fantasía de miles de personas de todo el mundo. Como lo hizo Walt Disney a mitad del siglo XX consagrando la animación a un nivel de cultura masiva, Stan Lee convirtió eso que alguna vez fue una desprestigiada subcultura en un robusto imperio que nos tiene inmersos y sedientos de más. ¿Cómo llegó ahí?

SU VIDA Y LA REDENCIÓN

Stanley Martin Lieber fue un escritor nacido en Manhattan en 1922, en una Nueva York que se recuperaba de la Primera Guerra Mundial, en medio de una constante incertidumbre por lo que el mundo presenció y las bajas que, hasta la fecha, siguen siendo una gran mancha de sangre para la humanidad. Sus padres –Celia Solomon y Jack Lieber, un sastre que apenas lograba mantener a su familia– eran judíos inmigrantes que llegaron de Rumania al corazón de Estados Unidos por la guerra y por supuesto buscando el gran “sueño americano”.

Parte de su infancia la vivió en un pequeño apartamento en el Bronx; una sola habitación albergaba a sus padres y su hermano menor, Larry Lieber. A sus 16 años (1939), recién graduado de la secundaria en DeWitt Clinton High School, Stanley ingresó a lo que era uno de los programas de teatro, artes y entretenimiento que el gobierno norteamericano apadrinaba para ese entonces, el WPA Federal Theatre Project, pero no duró mucho allí. La Segunda Guerra Mundial ya era un hecho y este genio del cómic se enlistó en el ejército y sirvió hasta el final de guerra en 1945, en la división Signal Corps. Aunque no fue quien asesinó a Hitler, este momento de su vida lo inspiró a construir historias vistas desde el lado en el que la ética y la moral se sobreponían a la naturaleza macabra del ser humano.

Al terminar su labor militar, emprendió su camino como guionista de películas, una pasión por la escritura que ya había descubierto durante sus años en la escuela. Por eso quiso ingresar al instituto de teatro al finalizar su primera etapa de educación. Dos años después, Stan Lee (su seudónimo), se casó con Joan Clayton Boocock, la mujer con la que tuvo dos hijas: Joan Celia Lee y Jan Lee, quien murió a los tres días de haber nacido, convirtiendo a Joan Celia en su única heredera.

Después de este devastador momento para la vida de Stanley, el genio escritor buscó trabajo en diferentes lugares para suplir las necesidades de su familia, redactó comunicados de prensa para diferentes compañías e incluso llegó a escribir artículos profundos para el Centro Nacional de Tuberculosis. Fue recepcionista de una fábrica de pantalones y repartidor de una farmacia hasta que, por ayuda de sus familiares, logró engancharse en la editorial Timely Comics la cual en un futuro se convertiría en Marvel Comics.

Foto: Michael Buckner // Getty Images

Martin Goodman, marido de la prima de Stanley y presidente de Timely Comics, un grupo de varias mini divisiones editoriales, le permitió ser editor en su compañía y con un poco más de 20 años publica su primer producto: una historia de dos páginas del Capitán América. Allí por fin pudo encontrar la manera de escribir sobre un personaje con una moral inquebrantable a pesar de ser un militar, con grandes habilidades sobrehumanas que honrarían a la fuerza norteamericana y, de paso, un fiel justiciero ; una particularidad clave en todos sus personajes. Fue aquí cuando su seudónimo salió públicamente en un escrito de cómics. Más adelante se cambiaría el nombre legalmente por Stan Lee.

Junto a los dibujantes y guionistas Joe Simon, Steve Ditko, Bill Everett, Don Heck, su hermano menor Larry Lieber y el gran Jack Kirby, impulsaron en los años 60 el éxito de Marvel Comics como compañía. Sus creaciones e historias catapultaron una nueva era del cómic impreso y hoy en día sus personajes son pilares de la industria del cine-cómic. Pero para llegar a esto, el proceso no fue tan fácil.

Durante los años cincuenta, Timely Comics publicaba bajo la división de Atlas Comics la cual poco después se convertiría en la sucesora de Timely. Durante este periodo Stan Lee luchaba por mantener vivo el cómic de superhéroes. Hubo varios problemas financieros a causa del declive en el consumo de este tipo de cómics ya que el público solo se interesaba en romance adolescente, terror y guerra, temas que no compartía el ahora editor.

Para este entonces, Stan Lee quería renunciar a este sueño. Hasta que Joan Lee, su musa, su pilar, su inspiración, su todo, lo motivó a realizar algo de lo que estuviera orgulloso para jamás rendirse. Fue así como decidió sentarse con Jack Kirby para juntar al primer equipo de superhéroes de Marvel: Los 4 Fantásticos. ¡Un éxito en ventas! ¿Por qué? Porque se presentaba un grupo con los problemas de cualquier persona, pero con habilidades superiores capaces de acabar con cualquiera que quisiera acabar con la paz de la humanidad, incluso si venía de otro planeta. ¿Se le quedó muy pegado a señor Lee el hecho de haber servido para el ejército de los Estados Unidos? Tal vez, pues desde ahí todos sus personajes buscaban la redención de una humanidad volátil por naturaleza. ¿Que en sus historias todo es guerra? Sí. ¿Con mucha sangre? Sí, pero siempre por una razón: paz gracias a un discurso donde la violencia fuese siempre el último recurso. Gracias a este equipo, revivió una industria del olvido.

Con este nuevo aire e iniciando los años sesenta, la ahora llamada Marvel Comics emprende la considerada “Era de Plata del cómic” con la creación de los universos de Spiderman, Hulk, Iron Man, Doctor Strange, Ant-Man, Avispa, Thor, Los Vengadores y X-Men. Stan Lee puso de nuevo en el radar del mundo los cómics de superhéroes con sus historias y con la ayuda de sus colegas ilustradores, Marvel crecía para ser número uno en Estados Unidos. Basó algunas de sus historias en sus experiencias de vida; dio a Nueva York, su ciudad natal, como hogar para varios superhéroes; abrió la posibilidad de universos continuos para poder unir a los personajes como parte de una misma historia y además permitió modular el lenguaje para llegar al público más joven.

DC Comics, la competencia, la cual los ayudó durante los difíciles momentos cuando firmaban como Atlas Comics, pasó a ser el número dos, pero no por mucha diferencia. Incluso, después de ser sucedido por Roy Thomas, su ayudante en “la casa de las ideas” Marvel Comics, Stan Lee, quien ahora sería redactor en jefe, colaboraría ocasionalmente en 2001 con DC en sus franquicias.

¿Por qué fue tan determinante en esta nueva revolución del cómic? No solo abrió el camino a un mundo de infinitas posibilidades, artistas de todo el mundo querían crear su personaje. Este hombre sentó las bases de una industria que se venía consolidando; el entretenimiento se convirtió en la llave del éxito para aquellos que veían en la escritura, el dibujo y la animación una “pérdida de tiempo”. Invitó a los creativos de todo el mundo a soñar.

La industria del entretenimiento, después de varios percances y dudas sobre la veracidad del cómic como herramienta de enriquecimiento, por fin vio el potencial en los superhéroes y las franquicias empezaron a dominar el mundo con sus series, accesorios y películas. Al llegar el siglo XXI, los superhéroes dominaban la cultura pop de esquina a esquina. Sin aquel consejo de Joan Lee, esto posiblemente no existiría como lo es hoy en día.

Basta con ver lo que ha logrado en el cine donde, aunque se pierda la fidelidad a la historieta original, se ha creado una mega-industria que les da trabajo a miles de personas, sostiene las cifras más alegres de taquilla y, de paso, ha catapultado las carreras de grandes actores y artistas.

Para inicios del 2018 empezaron los problemas graves de salud, sus visitas al hospital eran constantes, pero se mantenía optimista con sus mensajes en redes sociales. Participó en algunas convenciones y películas, pero su condición empeoraba con el pasar de los días. Públicamente aceptó que padecía de neumonía, enfermedad que se lo llevó definitivamente el 12 de noviembre de 2018 en su hogar en Hollywood Hills.

SU ENSEÑANZA Y LEGADO

Fue la inspiración de la cultura pop por más de 70 años y lo seguirá siendo en la medida que sus creaciones se lo permitan. De él aprendimos que "un gran poder conlleva una gran responsabilidad", una frase que marcó generaciones. También nos enseñó que soñar era una necesidad y volverlos realidad un objetivo. Sus universos de infinitas posibilidades y la aceptación por las adaptaciones al cine de sus personajes, lo convirtieron en uno de los productores más poderosos de la historia de la industria del entretenimiento.

Durante su carrera ha recibido decenas de reconocimientos, entre los que se destacan su ingreso al Salón de la Fama de Jack Kirby de los Premios Harvey en 1995; el reconocimiento a su vida con la Medalla Nacional de las Artes, el honor más importante que el Gobierno estadounidense otorga los artistas creativos en 2008; y su ingreso al Paseo de la Fama de Hollywood en 2011.

95 años soñando con universos diferentes y 78 años creándolos con sus manos. En honor a este genio escritor, editor, productor y actor de cameos insuperable: Until next time, gang, hang loose! Excelsior!