Pokémon Go no solo es un golazo de Nintendo. También es la demostración de que la nostalgia sigue siendo atractiva, una mina de plata. Si no, que opinen los vallenateros.
Por: Juan Sánchez // @TheMute // Fotos: Gettyimages.
El fenómeno Pokémon Go va más allá de un golazo de verano de Nintendo. Es la primera muestra de que la generación que más usa Internet se está haciendo vieja y es también un golpe de autoridad de la casa japonesa que dice: “nos gusta reinventar los videojuegos”. Parece que el ingrediente secreto no fue más que mezclar tecnologías que ya estaban a la mano: realidad aumentada, geolocalización y videojuegos móviles. Sumarle lo que podríamos llamar “factor remake” y bueno… las consecuencias cada vez sorprenden más.
Personas de diferentes generaciones, razas y situaciones socioeconómicas, inclinaciones políticas y de género se encuentran para revivir un fenómeno de hace dos décadas. Por primera vez, un videojuego lleva gente a las calles y además estimula la actividad física y la rehabilitación, puesto que su uso obligatorio del desplazamiento y los movimientos corporales es fundamental para la recuperación física de lesiones. (Eso es el lado amable, aclaro.)
Publicidad
El remake ya se ha convertido en una corriente de las producciones comerciales, en el cine, videojuegos, música y hasta literatura. Por eso, ¿por qué nos sigue sorprendiendo que funcione para estimular el consumo? La nostalgia es uno de sus componentes principales y esa siempre es una táctica que engancha las emociones de una parte grande del público. No hay forma de enumerar la cantidad de remakes en la última década. Seguro a medida que leen esto pueden pensar cinco distintos (tal vez hasta un remake de un remake). Es algo de lo que la industria del entretenimiento se alimenta desde sus inicios.
Publicidad
¿Qué hace que la nostalgia sea tan atractiva? Un estudio de la Universidad de Southampton dice que la nostalgia ayuda a ser más creativo. Al parecer, llegar a un recuerdo nostálgico le da al cerebro acceso a más información (o sea, referencias, conexiones) que la vida diaria o el presente. Eso, al parecer, enriquece la capacidad creadora. La nostalgia es como el Pokémon más común e insufrible de todos. Algo así como un Ratatta o un Pidgey. Es lo que nos alimenta todos los días (y nos alimenta mal) y es algo que deseamos como drogadictos. Es efectiva con las emociones porque nos redirige a un pasado sin conflicto; el que queremos recordar, donde todo es homogéneo.
Si le echáramos la culpa a la nostalgia por la falta de creatividad en los remakes estaríamos miccionando fuera del recipiente: el cine, la literatura, el arte están llenos de referencias, reinterpretaciones y apreciaciones del pasado. Hay que ser muy conchudo para decir que apropiarse de referencias anteriores es falta de creatividad. Es algo que tiene más que ver con la mediocridad que predomina cuando el objetivo número uno es hacer plata. Es similar con los videojuegos, con las películas, con las series de televisión; allí están ordeñando el éxito viejo a ver si pueden coger más audiencias.
Puede que echarle la culpa a la nostalgia por la falta de creatividad y porque ahora todo parece reciclado sea una forma rápida y práctica, y “oh, qué interesante”, pero privarnos de la nostalgia como base creativa es también quitarnos una de nuestras potencias creativas más grandes: la nostalgia es de las emociones más productivas de la historia. Si no, preguntémosles a los tangueros, a los cantantes de blues o a los vallenateros.
Publicidad
Publicidad