Gerard Piqué no es un jugador cualquiera. No precisamente por ser un defensor central recio y técnico, ni por ser el marido de Shakira, sino porque ha logrado desacartonar, al menos un poco, la imagen de los futbolistas de élite. Con jugadas propias de un youtuber o de un mercadotecnista avezado, el central de Barcelona se ha ganado una fama no menor en estos tiempos: la de vendedor de titulares. ¿Cómo? Fácil: él es de los pocos que habla a la prensa sin miedo, de la misma forma que lo hace con sus compañeros de equipo, no como un casete repetido lleno de clichés para posar de correcto.
A excepción de casos muy contados, los futbolistas de élite nos acostumbraron a que sus habilidades dentro de las canchas no se corresponden con su gracia frente a las cámaras. Para la muestra, están los tartamudeos de James o las frías apariciones de Messi en entrevistas (aunque Messi, dicen, es una especie de genio como Sheldon Cooper, a quien poco le interesa la vida social).
Y no está mal que traten de no embarrarla, con que cumplan con la pelota en los pies es suficiente, esa es su labor. Puede que los fanáticos no estén preparados para conocer a sus ídolos, pero en estos tiempos donde la prensa deportiva se sobreactúa con la farándula extra futbolística, Piqué ha sabido darle la vuelta a tanta exposición y al morbo que despiertan las rivalidades entre camisetas.
Chistoso o no, antes de debutar en el livestreaming, varios han sido los episodios en los que el catalán ha provocado a sus rivales hasta el punto de la cólera. Lo que ha hecho que muchos aficionados lo apañen a silbatazos cada vez que se pone la camiseta de la selección española. Por supuesto, alimentados también por el fervor nacionalista que expresa abiertamente el jugador por Cataluña.
Publicidad
Una de las primeras trolleadas de Piqué fue la exhibida durante la celebración de un título de Copa del Rey del Barcelona. Con tranquilidad, tomó el micrófono, hizo los agradecimientos de protocolo y lanzó su puya al Real Madrid: “Gracias también a Kevin Roldán, contigo empezó todo”.