Es Nairoman a la hora de codearse con los mejores ciclistas del mundo y también es un superhéroe de película, NaiRobin Hood, cuando llega el momento de defender al pueblo.
Por Héctor Cañón @CanonHurtado
Ha defendido a los campesinos que bloquean carreteras para exigirle al gobierno justicia, ha mandado a los hombres machistas a cambiar los pañales de sus bebés y barrer la casa, ha reclamado en voz alta por los malos manejos en Fedeciclismo, ha acusado a los políticos regionales de tener sobrepeso mientras los niños mueren de hambre en las tierras que ellos gobiernan y ha invitado a los colombianos a apoyar el proceso de paz entre el Estado y las Farc.
¿Es un ciclista? Sí. ¿Es Nairoman en las altas cumbres de Europa? También. Sin embargo, el deportista más grande de nuestra historia es además un hombre que, a diferencia de muchos ídolos colombianos, no tiene pelos en la lengua a la hora de señalar injusticias, criticar al establecimiento, ponerse del lado de los débiles y dejar atrás la idea de que los personajes públicos deben comportarse de una forma políticamente correcta como deja atrás rivales en su cicla cuando empieza la montaña.
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Es cierto que la tarea principal de un deportista es desempeñarse lo mejor posible a la hora de las competencias, pero también es cierto que un país con los graves problemas socioeconómicos que vive Colombia necesita de líderes ecuánimes, personajes públicos y voces respetables que pongan el dedo en la llaga y le muestren con su ejemplo a la inmensa mayoría que una sociedad justa se construye con el trabajo honesto y el pensamiento crítico de todos sus integrantes.
Mientras James Rodríguez (por poner solo un ejemplo) está pendiente de imitar a Cristiano Ronaldo en sus poses de divo y en sus raros peinados nuevos, de exhibir en las redes sociales su nuevo tatuaje y de farandulear con los chachos del reggaetón, Quintana usa el poco tiempo libre que le deja su profesión de deportista de élite para defender a los oprimidos, para reflexionar sobres los procesos sociopolíticos del país y para hablar de frente y sin filtros en contra de quienes abusan de las mayorías.
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Es Nairoman a la hora de codearse con los mejores ciclistas del mundo y también es un superhéroe de película, NaiRobin Hood, cuando llega el momento de defender al pueblo. La lista de sus intervenciones a favor de los desamparados es tan larga como la de sus éxitos trepando las cumbres de Europa. El 28 de agosto de 2013, semanas después de haber ocupado el segundo lugar en su debut en el Tour de Francia y cuando el país empezaba a gozar de un nuevo ídolo deportivo, no le vio problema alguno a defender a los labriegos que participaban del paro campesino. Exigió respeto para ellos y rechazó el uso de la fuerza pública en las manifestaciones que bloqueaban carreteras para obligar al gobierno a escuchar las demandas de los agricultores. “En la mesa de negociación esperamos que les puedan arreglar algo justo y digno, para que sigan laborando en el campo”, dijo con tan solo 23 años de edad.
Tres años después, en plena celebración por haber ganado la Vuelta a España demostró que esas primeras declaraciones a favor de los campesinos no eran una capricho de quien logra la fama de un momento a otro, sino una postura radical frente a la injusticia y la evidencia de que no olvidaba los duros trabajos que pasaron Eloísa Reyes y Luis Quintana, sus padres, para subsistir cuando él aun no era uno de los mejores ciclistas del planeta.
“Provengo del campo, a ellos dedico esta actuación, agradezco su apoyo y labor # EmbajadorDelAgro”, tuiteó tras bajarse del lugar más alto del podio de la ronda ibérica para que quedara claro que no se ha olvidado de su origen humilde y papero. Por esos días recordó frente a cámaras y micrófonos de todo el planeta que los bancos habían rematado un terreno de sus familiares porque no tuvieron dinero para cubrir una deuda.
Provengo del campo a ellos dedico esta actuación, agradezco su apoyo y labor #EmbajadorDelAgro pic.twitter.com/vgXziJriAl
— NairoQuinCo (@NairoQuinCo) September 10, 2016
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¡Grande, Nairo! Así como ha tenido agallas para ponerse del lado de los agricultores, también lo ha hecho para oponerse al machismo y defender la equidad de género. Algunos lo llamaron feminista cuando invitó a los hombres a cambiarles los pañales a sus bebés y a barrer la casa en una entrevista con la BBC Mundo a finales del año pasado. Además, por esos días también fue protagonista de la campaña Enrédate con la equidad de género . “Yo pedaleo por un mundo donde hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades”, dijo vestido de rosa y con ese acento que mezcla sus orígenes boyacos y su juventud en España en el comercial televisivo de la campaña.
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El polémico proceso de paz entre el gobierno y las Farc también ha merecido su atención. Mientras futbolistas como Daniel Torres invitaban a votar No con el argumento de que Jesucristo no había sido el centro de las negociaciones, Quintana se puso del otro lado. En agosto de 2016, cuando se anunció que los acuerdos estaban listos para ser sometidos al voto popular, les pidió a todos sus paisanos que votaran Sí.
“Muy emocionado porque era un paso que necesitábamos dar y ahora todos nosotros, los colombianos, tenemos que apoyar este paso. Esperemos que este cese al fuego sea verdadero y todos los colombianos podamos vivir en paz y con felicidad”, declaró a los medios de comunicación tras bajarse de su “burra” como ganador de la mítica etapa de Lagos de Covadonga y recuperar la camiseta roja de líder en la Vuelta a España. Días después y en la antesala del Plebiscito del 2 de octubre remató como suele hacerlo cuando la cuesta se empina y sus rivales flaquean: “El día de hoy que el mundo sepa que nuestro país es paz, es deporte”, dijo tras coronarse campeón de una de las tres grandes carreras del ciclismo mundial.
Quintana no solo habla claro y fuerte cuando se baja de los podios o tras cruzar la meta como ganador. El año pasado, después de haber pedaleado miles de kilómetros en España y Francia, usó sus vacaciones para visitar La Guajira como invitado de Unicef. “No es posible que los grandes políticos anden con sobrepeso, grandes comidas y manjares, mientras los niños están muriéndose de hambre”, declaró a los medios de comunicación en el departamento en el que, según cifras entregadas por la etnia wayuu a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han muerto 4.770 niños por desnutrición en los últimos ocho años.
Así como no para de pedalear cuando está en juego un nuevo título, tampoco se detiene a la hora de proponer justicia y transparencia en diferentes escenarios. En abril de este año, armó el zaperoco cuando criticó los manejos que Jorge Ovidio González, presidente de Fedeciclismo desde hace 16 años, le da a la entidad encargada del deporte rey de los colombianos.
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Quintana, con su estilo frentero, lo acusó de no entregar balances financieros, de no hacer control antidopaje, de permitir que los ciclistas corrieran sin seguridad social, de abandonar las ligas y de convertir la otrora gloriosa Vuelta a Colombia en una carrera de medio pelo. Aunque los especialistas en el tema señalaron que solo algunas de sus críticas eran válidas y de que Fernando Flórez, el candidato que Nairo apoyaba, cayó estrepitosamente en las elecciones para presidente de Fedeciclismo, sus colegas e hinchas se pusieron de su parte ante los medios y en las redes sociales.
Al ver el recorrido de Nairoman en cuanto a ideas políticas cualquiera podría pensar que es un hombre buscapleitos. Sin embargo, la verdad es que solo se le mide a la confrontación cuando se trata de oponerse a la corrupción y la injusticia. “Sé que Mariana no decía estas palabras con mala intención, le deseo muchos éxitos a ella y también mi admiración completa”, dijo para deslindarse de la polémica que se armó cuando se filtró un audio en que la doble campeona olímpica Mariana Pajón lo criticaba fuertemente.
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“Fue con buena intención. Somos rivales, pero no enemigos”, aclaró cuando la prensa quiso montar una pelea mediática tras el aplauso que le brindó su rival Chris Froome en una de las etapas de la Vuelta a España 2016. Así mismo, cuando su excompañero en Movistar Giovanni Visconti lo llamó Padre Padrone, aludiendo al tirano explotador de una de las películas de los hermanos Taviani, clásicos del cine italiano, guardó silencio y pedaleó con todas sus fuerzas para quedar subcampeón del pasado Giro.
Nunca en la historia un deportista colombiano de élite asumió sin ambigüedad un rol de rebelde público. Por eso, Nairo, te queremos. Gánate el Tour algún día para que te conviertas en el séptimo ciclista en la historia en ser rey de las tres grandes, pero sobre todo no dejes de enfrentar nunca la injusticia, la corrupción y la desigualdad en cualquiera de sus formas. ¡Vamos, NaiRobin Hood!
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