No nos pongamos feministas pero ¿están los hombres preparados para escuchar los dilemas de las mujeres? ¿Estamos preparados para reaccionar bien a enfermedades mortales? En una era donde tenemos mejor tecnología pero peores formas de comunicarnos, ¿sabemos oírnos los unos a los otros?
Esas son solo algunas de las preguntas que se plantea la obra de teatro Laurita y las tetas, escrita por Juan Pablo Castro y dirigida por Juan Luna, que luego de haber estado en temporada en teatros como La Maldita Vanidad o La Mama llega al Teatro Colón el próximo 16 (7:30 pm) y 17 de marzo (5 pm). Castro y Luna estudiaron juntos en el colegio donde comenzaron a meterse en el mundo del teatro bajo la dirección de uno d e los nombres más respetados de este parche en Colombia: Pedro Salazar. Luego se fueron a Buenos Aires. Castro estudió letras, Luna artes combinadas, y siguieron montando obras aprovechando las facilidades que daba la capital argentina para crear.
A comienzos de 2017, en una de sus visitas vacacionales a Colombia, Castro estaba en una reunión casera de amigos. Una de las presentes, en medio de los tragos, contó que sufría de cáncer de seno. “Me van a tener que amputar las tetas”, fue la frase que resonó en la cabeza de Castro. Esa frase, más la fascinación de volver a su casa, a Bogotá, luego de tantos años en Argentina, fue lo que lo motivó a escribir Laurita y las tetas.
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En la obra se cuenta la historia de una joven actriz que llega a Bogotá con su novio, Mauro, en busca de nuevas oportunidades laborales; sin embargo, sus planes se ven estancados por la falta de empleo y por el cáncer de mama que le diagnostican y por el cual tendrá que ser sometida a una complicada cirugía. Mientras la relación de pareja se hace cada vez más tensa por la dificultad de Mauro para entender la difícil situación por la que está pasando su novia, Laura se refugia en el radioteatro y en la creación de una historia paralela que va transmitiendo al público a lo largo de la obra donde que refleja su lucha, dolor e incomprensión.
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Toda la obra transcurre en una noche, la noche en la que la pareja recibe dos visitas: Mario, un viejo novio de Laurita, al que se ha invitado con el fin de hacerle una extraña propuesta, y Robert, un habitante de la calle que llega huyendo de los peligros de la noche.
Castro escribió la obra en un par de meses y le agregó algunas inquietudes personales y académicas, con preguntas sobre cómo se puede pensar al pueblo desde el teatro, cómo crear (y celebrar) la comunicación real entre la gente, o cómo estamos conociendo al otro. Más allá de la coyuntura puntual del cáncer de seno, Laurita y las tetas también es un profundo retrato de los vínculos que se generan entre cuatro personas de universos diferentes.
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Cuando Castro la terminó, se la envió a Luna para que la leyera, pero Luna fue más allá y decidió montarla en Bogotá en el Teatro La Mama donde se estrenó en noviembre del 2017 y tuvo su primera temporada. El gran reto, según Luna, fue pensar “cómo afecta la enfermedad a las personas que la rodean”. Para eso consultó varias fundaciones para que le hicieran precisiones sobre el texto, leyó y oyó testimonios de víctimas de este cáncer.
Una de las grandes fortalezas de esta obra es la fidelidad con la que dos hombres logran construir un personaje femenino. En el proceso de escritura Castro se apoyó mucho en las conversaciones que tenía con una de sus mejores amigas para ver las formas de expresarse, mientras que para Luna fue clave un testimonio de una paciente de cáncer de seno, y escuchar y seguir las intuiciones de su actriz protagónica Camila Valenzuela. El elenco lo complementan Alexis Rojas, Iván Carvajal y Andrés Estrada.
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“Fue un reto acercarse al mundo femenino. Laurita no es una mujer que calla lo que piensa, expone su problema y puntos de vista. La obra pone sobre la mesa la imposibilidad del mundo masculino de comprender al mundo femenino”, explica Luna. Con un poco de sarcasmo y algo de humor negro, Laurita y las tetas aborda estas preguntas además de otros crudos relatos de injusticia social.
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