Son buenos gambeteadores, esquivan la persecución del rival y están dispuestos a lo que sea para ganar. Han estafado a hinchas, periodistas y dirigentes. También a vendedores de carros o a un país entero. Así como les sucede a los genios de la pelota cuando cuelgan los guayos, estos bandidos se van convirtiendo en leyendas con el paso del tiempo.
Las estrategias usadas por los impostores nunca dejan de sorprender: van desde la suplantación de la identidad de un crack por medio del parecido físico o la creación de falsas y pomposas trayectorias en internet hasta el intento grupal de unos machos de apoderarse de la selección de futbol sala femenina de su país, a punta de goles y golazos, sin que nadie se diera cuenta.
A pesar de que sus trucos han sido tan diversos como sus orígenes, el selecto e incluso creativo grupo de avivatos que conforma este top 7 de estafadores que se hicieron pasar por futbolistas tiene algo en común : todos usaron el halo de ídolos que tienen los futbolistas para aprovecharse de la fanaticada, la prensa deportiva y la dirigencia ingenuas y ansiosas de victorias para festejar y de súper hombres para idolatrar. Al final, muchos cayeron redonditos. Grandes clubes de Europa como Southampton, la prensa especializada europea y federaciones de este deporte como la iraní.
El colombiano Johny Fernando Balanta y el congolés Medi Abalimba están en prisión por sus jugarretas. Otros están desempleados. Por su parte, Carlos Henrique Raposo, una especie de vengador de los futbolistas, es leyenda por sus fechorías . “No me arrepiento de nada, los clubes engañan mucho a los jugadores. Alguien tenía que vengarse de ellos” , dijo después de una larga carrera de 20 años que construyó haciéndose amigo de leyendas como Romario, Bebeto y Roberto Gaucho en los bares frecuentados por ellos y otros incorregibles de la pelota.
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“El Káiser era un enemigo del balón. En el entrenamiento le pedía a algún compañero que le pegara una patada y así se iba a la enfermería”, confesó. Renato Gaucho, astro de la selección brasileña que no tuvo inconveniente en recomendar a Raposo para Flamengo, a pesar de que sabía que su compadre de farra había nacido peleado con el balón.
Algunos se inventaron hojas de vida impecables, se indignaron si les pedían pruebas de destreza con la pelota y terminaron demandando a clubes ingenuos después de ser despedidos por paquetes. Otros usaron su apellido y su look futbolero para robarles carros a vendedores incautos en Colombia y en Chile. También hay hombres árabes que se afeitaron a ras para hacerse pasar por jugadoras de la selección de su país y talentosos de las redes sociales y las relaciones públicas que crearon cracks perseguidos por la fanaticada en Twitter y en los foros futboleros más populares. ¿Quién faltó?
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1. Alí Dia y su debut al estilo Bambi.
Su carrera futbolística duró 53 minutos. En 1996, su agente se hizo pasar por el crack africano George Weah y logró que Southhampton, equipo en aprietos que se resistía a descender en la Premier League, lo contratara a las carreras para tratar de apagar el incendio de las lesiones de sus principales estrellas. Alí apenas tuvo tiempo de participar de un picadito de cinco contra cinco antes de que una nueva lesión de un titular de Southampton lo pusiera a debutar, al día siguiente de su llegada al club, contra Leeds United. Después de ver su ridículo estilo de juego, que habría de ser comparado con el que tendría Bambi en caso de animarse a jugar fútbol, los hinchas no pararon de abuchearlo. El senegalés fue sustituido antes de acabar el partido, a pesar de haber entrado al terreno de juego al minuto 32 del primer tiempo. Nunca más pisó una cancha como jugador. Lástima, Bambi estaba por animarse también.
2. Las vuelticas de Johny Fernando Balanta.
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Este supuesto futbolista colombiano es una joyita. Aprovechando su apellido futbolero (en cada selección Colombia hay por lo menos un jugador que lo lleva), el hombre se inventó una carrera ficticia como estrella de Los Pumas de México. También al estilo de algunos cracks, hizo sus jugadas en varias zonas del país: Valle, Atlántico, La Guajira y Eje Cafetero. Incluso, en 2012, también gambeteó a unos cuantos incautos chilenos al hacerse pasar por jugador del Antofagasta F.C. Su estrategia era presentarse como jugador a vendedores de autos que contactaba por Internet y pedirles, antes de cerrar el trato, la tradicional vueltica en el carro. A veces dejaba un cheque que después salía chimbo, pero nunca más volvía. Está encanado.
3. El fake de Miguel Iborra.
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La historia de este supuesto crack canario es la de “dime quién eres en las redes sociales y te diré quién eres” . El joven, quien soñaba con una carrera como futbolista, viajó a París en 2012 para visitar a su novia. Allí conoció a Marcos Ceará, capitán de París Saint Germain en ese entonces, y fue invitado por él a entrenar algunas veces con el club. Iborra aprovechó para tomarse fotos con Ibrahimovic y otros divos del equipo. Luego creó un perfil de crack en Twitter, empezó a atender entrevistas en foros e incluso llegó a aparecer en el video juego Fifa 2012 y a ser alabado por la prensa especializada. “Se me salió de las manos”, dijo arrepentido cuando al intentar rehacer su carrera de futbolista en Islas Canarias lo trataron como al pastorcito mentiroso.
4. La buena vida de Medi Abalimba.
Este jugador congolés nunca pudo aceptar renunciar al estilo de vida que se había labrado como futbolista en la Premier League de Inglaterra entre 2009 y 2013 y que había perdido por sus constantes lesiones. Aprovechó su parecido físico con el francés Gael Kakuta, jugador de Chelsea, para suplantarlo y darse la vida de rey que creía merecer. Champán y rubias. Ahora mismo está en la cárcel después de que las autoridades descubrieran que había estafado más de 200 mil euros a nombre de Kakuta. “Se me quedó la billetera en la limusina”, decía antes de escabullirse de hoteles de lujo, restaurantes gourmet, hoteles fancy y clubes nocturnos en los que era atendido como todo un crack.
5. Alieu Darbo y sus demandas.
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Como jugador de fútbol, Alieu es un genial estafador. Su estrategia de juego invita a preguntarse cómo hay clubes que todavía no exigen una prueba de juego a los supuestos cracks que llegan a su puerta. Al estilo de algunos políticos colombianos, Darbo, nacido en 1992, se inventó una buena de hoja de vida: jugador de la selección sub 17 de Gambia y formado en las divisiones inferiores de Bayern Munich. Esas credenciales le alcanzaban para hacerse el digno cuando le proponían mostrar su destreza con el balón. Semanas después fue despedido por tronco y arrancó una nueva demanda de su parte para ser indemnizado. Cayeron en la trampa Landskruna Bols de Suecia, Dynamo Zagreb de Croacia, Ittehad de Egipto, MC Oran de Argelia, Mosta y Nakkar Lion de Chipre. Los hinchas de Paok Salónica de Grecia supieron de su intención y casi lo linchan en un hotel de la ciudad. Sin embargo, Alieu aun figura en el portal Transfermarkt. Cuesta 50 mil euros, advertimos, por si algún club del rentado nacional se anima. ¡Vamos Millos!
6. Carlos Henrique Raposo, el vengador.
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Entre los estafadores que se hicieron pasar por futbolistas, el brasileño es el más crack. Entre los 70 y 90, engañó a clubes de su país, México, Argentina, Estados Unidos y Francia. Káiser, como fue apodado por su parecido físico con el legendario Franz Beckenbauer, empezó su carrera muy joven y en su natal Río de Janeiro. Mauricio, amigo suyo y estrella de Botafogo, logró que lo metieran al equipo amparado en la suplantación de la identidad de un tocayo de su compinche que brillaba en Argentina. En el primer entrenamiento se hizo el lesionado y se mantuvo así hasta ser indemnizado. A pesar de la supuesta lesión, se las arregló para hacerse amigo de los cracks, tomarse fotos con ellos, tener sus números privados. Con ese capital, inició su carrera de 20 años en Brasil, México, Argentina, Francia y Estados Unidos. Aunque su jugada siempre era la misma, siguió usándola para salirse con la suya. Un grande al que deberían hacerle despedida con Romario y Bebeto incluidos.
7. Los machos de la selección femenina de Irán.
En septiembre de 2015 la selección femenina de fútbol sala de Irán impactó doblemente. Primero por su fútbol vistoso y contundente y después porque se descubrió que algunas integrantes del equipo eran en verdad hombres. Plop. Mojtabi Shafiri, dirigente de la Federación, alegó que los implicados estaban en sus procesos de cambiarse de sexo, con lo que su participación en el equipo sería legal. Re contra plop. Nunca se supo en qué terminó la operación.