Si les gusta la fiesta electrónica seguro conocen el nombre del Julio Victoria que toca regularmente en los principales clubes del país . Pero detrás del dj hay un artista que hace una profunda búsqueda por el verdadero sentido del sonido electrónico.
Por Juan Pablo Castiblanco Ricaurte | @KidCasti
Julio Victoria es un tipo inquieto. En el sentido literal, metafórico, simbólico, abstracto y concreto de la palabra. Mientras contesta preguntas sobre su trabajo está pensando en tres cosas más, mientras se sienta ya está pensando en cuándo pararse, mientras está lanzando su nuevo EP Impermanent (Remixes) ya está pensando en los futuros ene-mil proyectos que tiene en mente.
Su agenda está llena de acá a junio con toques de jueves a sábado. Algunas veces incluso toca desde un martes o miércoles. Luego se irá a Brasil. Luego a Europa. Luego quién sabe a dónde.
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Tal vez así tiene que ser la vida de un dj. O en realidad de un músico. O de ambas. Porque Julio es ambas. Esa es la gracia de este armenio de 30 y pico de años que hoy en día está en la cima de la electrónica nacional, convirtiéndose en nombre infaltable de los numerosos clubs de esta escena que se están multiplicando en Bogotá, Medellín y Cali, en una de las primeras opciones de eventos privados y de lanzamientos de marcas, y hasta en partícipe de festivales musicales como el Boiler Room, Sónar, Storyland o Breakfest, entre otros.
Desde el pasado abril Victoria también es el residente de Baum, uno de los clubes electrónicos con más reputación no solo en Colombia sino internacionalmente. Por eso es casi imposible que a alguien que le gusten las fiestas con deep house no le haya tocado moverse al ritmo de lo que pone y produce Julio Victoria.
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Tras tanto toque incesante Victoria presenta la tercera y más importante participación que ha tenido con el reputado sello alemán Get Physical: el lanzamiento del EP de remixes de su sencillo Impermanent . El track ya había hecho parte del reconocido compilado Body Language del dj luxemburgués Francesco Tristano y por eso el sello decidió darle un EP propio al tema. Este lanzamiento incluye la versión original más el remix de Tristano y uno más del californiano Pezzner, destapando los poderosos alcances de Impermanent . La delicada y deliciosa versión original de la pista tomó tonos más etéreos, relajados y sutiles en manos de Tristano; mientras que en la mezcla de Pezzner subió de onda y se convirtió en un ácido sonido urbano fiel a una de las grandes influencias de Victoria: el vértigo de las ciudades.
Julio, el dj no dj
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Paralelo al surgimiento de clubes como el mencionado Baum, y otros como El Coq, La Octava, Floyd o el desaparecido Billares Londres, también se ha consolidado una capa de selectores y productores de música que han domado la vida nocturna capitalina como Memek, Mansur, Unknown_Yet, Steinlausky o Hernán Cayetano. Victoria hace y no hace parte de ese grupo que se mueve junto pero no revuelto. Victoria ha trascendido la noche y ha buscado, como lo han hecho artistas como Nicolas Jaar, separar la fiesta de las inmensas posibilidades que da el sonido digital, alcanzando incluso a tocar las puertas del arte sonoro con algunos de sus proyectos.
Hace unos meses participó en el proyecto Sonus Syllabarium, en el que músicos de diferentes disciplinas utilizaban y reinterpretaban el sonido de las campanas de la Iglesia de San Francisco, en el centro de Bogotá, en un intento por rescatar un patrimonio olvidado de la ciudad. Junto a Carlos Márquez, Victoria grabó ocho tonalidades de las campanas y las integró a su música, creando un proyecto que en vivo se enriquece con una violinista.
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El año pasado también creó el proyecto Ciudad que resuena, ciudad que retumba que funde la instalación sonora, el performance y, de nuevo, el acto de mezclar música. Presentado en el Museums Quartier de Viena, Austria, el público podía ver a Victoria tocando piezas inspiradas en sonidos selváticos mientras el artista bogotano Santiago Ayerbe hacía en vivo y en directo ilustraciones con temas urbanos.
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Esa colaboración con Ayerbe no ha sido la única que ha hecho con un artista plástico. Durante el pasado festival Mutek Colombia presentó, junto al fotógrafo Mario Arroyave, la videoinstalación Amazonas . En una pieza pensada específicamente para el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, Victoria convirtió la tupida selva en su equivalente sonoro a través de sonidos distantes de la pista de baile y muy cercanos a una comprensión profunda de lo que significa componer por intermedio de máquinas en un mundo cada vez más acelerado y vertiginoso.
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Ahora trabaja con sigilo en un equipo de una alineación impredecible y sorprendente por la atmósfera disímil de sus tres integrantes. Al electrónico nocturno Victoria se han unido el hiphopero maestro del scratch Dj Pho y el excelso marimbero Esteban Copete en una agrupación sin nombre que está experimentando con un inesperado matrimonio entre la ciudad y la selva, entre Berlín y Guapí, entre lo natural y lo nuevo natural. Un proyecto inquieto, como su creador, Julio Victoria.