WhatsApp , la aplicación de mensajería instantánea más utilizada del mundo, propiedad de Facebook, probablemente seguirá siendo por algunos años más la herramienta de comunicación digital que más medie en nuestras conversaciones virtuales.
Los grupos del trabajo, los grupos de amigos, los grupos de clases y las cadenas de memes, información de dudosa procedencia y mensajes religiosos parecen seguir incrementando con los años y no ha pasado nada que indique que los podemos detener.
Por eso, y para hacer menos tortuosa nuestra comunicación, elaboramos una guía básica para que incluyan mejorar sus hábitos en WhatsApp
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No compartir mensajes políticos o religiosos en el grupo del trabajo
La vieja frase cliché que reza que “es mejor no hablar de política” está mandada a recoger. Hay que conversar, debatir y formar las ideas, confrontarlas y ser capaces de no convertirlo todo en una confrontación personal. Pero para eso hay espacios.
Y, a menos que se haya acordado previamente con los miembros del grupo, o que ese sea el tema en el que trabajan, hay que acatar la norma: los grupos de Whatsapp destinados a asuntos prácticos de organización de equipos, muchas veces formados entre gente que apenas se conoce, son la peor opción para difundir las creencias propias. Los contactos de WhatsApp son contactos, no seguidores.
Cada que vez que quieran compartir algo recuerden hacer el ejercicio: ¿a mis compañeros de grupo le interesan los salmos del día, la celebración del día del santo patrono, la propaganda política de mi amigo el candidato o que “la luz del señor” se pose sobre todos los miembros del grupo?
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Aunque se abonan las buenas intenciones, la respuesta, la mayoría de veces, es no. Y tiende a incrementarse entre más gente con diversos intereses participe en el chat.
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Son las notas de voz, no es un Walkie-talkie
El Walkie-takie, una especie de radioteléfono con la misma función que el zapatófono del Superagente 86, fue un juguete muy popular hace unos años.
Ahora, desde luego, los celulares opacaron su utilidad, pero los que crecieron entre los 80 y los 90 sabrán que funcionaba oprimiendo un botón mientras se hablaba y lanzando señales para que el otro supiera cuándo responder y cuándo terminaba la conversación: los populares “cambio” y “cambio y fuera”.
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Puede que sea la nostalgia (o la pereza de escribir), pero desde que WhatsApp incluye notas de voz muchos usuarios han optado por hacer de su celular un Walki-talkie. El resultado: una serie interminable de notas de voz intrascendentes y sin contenido.
Si van a hablar única y exclusivamente a través de notas de voz, recuerden primero contar con el tiempo y la disposición del que está al otro lado del teléfono.
Recuerden que para alguien que no esté preparado escuchar sus ocurrentes mensajes implica parar la música si está escuchando en el móvil, ubicarse en un espacio sin mucho ruido y, en el caso de la mayoría de lugares en Colombia, verificar que es seguro sacar el celular.
Si el mensaje es urgente, desde luego, lo mejor es hacer una llamada.
Y, por cierto, tampoco manden mensajes de voz a desconocidos.
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Corolario: Pensar qué va a decir antes de enviar una nota de voz
Casi tan traumático como escuchar notas de voz de un segundo, que solo dicen sí o no, es escuchar mensajes con cavilaciones que duran mucho tiempo y, al final de cuentas, no dicen nada. WhatsApp se trata de conversaciones, no de podcast. Aunque hay historias que lo ameritan.
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Dejar morir los gemidos
Al principio, los audios con gemidos que irrumpían después de una nota de voz y se intensificaban en volumen eran graciosos. Ya no. Ya todos saben cómo suenan. De hecho, ya se conoce hasta el rostro detrás de la mujer de esos gemidos. ( Acá se las presentamos )
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Verificar antes de compartir
En Colombia conocimos el miedo que provocan las fake news. Durante las jornadas de protesta en diciembre de 2019, en Bogotá y en Cali, se regó la noticia de que “se estaban metiendo a robar los conjuntos cerrados”.
¿Quién, cuándo, cómo?
Nadie nunca supo, pero ejércitos de vecinos salieron a “defender sus cosas”, sin percatarse de que debían defenderse era de las noticias falsas que circularon, en su mayoría, por rumores y cadenas de Whatsapp. Compartir noticias e información de interés es útil y relevante, pero, aunque cada vez es más difícil, hay que aprender a discernir entre la información confiable y la que está diseñada para asustar y crear caos.
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Respetar los horarios de los demás
A pesar de que en Colombia se ha extendido el uso de frases macabras como “estudien, vagos”, “yo sí produzco” o “yo sí trabajo”, hay personas con un mayor grado de sensatez que privilegian, sobre la apariencia de “estar trabajando o produciendo”, las relaciones personales, el ocio, o el tener una vida, tal vez.
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De hecho, en 2017, en Francia, la ministra del trabajo Myriam El Khomri impulsó una ley para regular la desconexión digital de los trabajadores. La norma entró en vigor el 1 de enero de 2017 y supuso que las empresas debían consensuar con sus empleados un manual de uso de emails, teléfonos móviles o mensajería instantánea para respetar el tiempo de ocio y descanso de los trabajadores.
Y aplica también para estudiantes. Por eso, si quieren discutir un informe, poner un trabajo o una tarea, pueden preguntarse: ¿llamaría a esta hora para pedir lo mismo? ¿Puede esperar hasta mañana? Y en el caso de que sea en un grupo: ¿El mensaje le compete a todos los miembros del grupo para que piensen en trabajo a esta hora?
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No acaparar las gigas del prójimo
Uno de los problemas de muchos de los teléfonos móviles es que su capacidad de almacenamiento se agota bastante rápido. En la mayoría de casos, Whatsapp es la tercera o cuarta aplicación que más ocupa espacio en el móvil.
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Solo después de las carpetas de fotos y videos nativos, las aplicaciones de música y las aplicaciones o archivos de sistema. Y el espacio que ocupa se incremente con cada archivo que se recibe y se envía.
Para que WhatsApp no genere problemas de espacio hay varias soluciones. Se puede programar la aplicación para que no guarde los videos recibidos a menos que uno lo elija, se pueden borrar los videos enviados para que no queden duplicados y, ocasionalmente, eliminar las conversaciones viejas.
La otra solución es regular la cantidad de videos e imágenes que comparte en sus grupos.
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