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Caso Madonna: la urgencia masculina por controlar la sexualidad de las mujeres viejas

¿Por qué los hombres fantasean con la eterna juventud y sentencian la sexualidad de las mujeres viejas? Hablemos sobre el acuerdo colectivo que nos pone fecha de caducidad.

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Madonna en 'The Celebration Tour' 2023
// GETTY IMAGES

Crecí peleándome con la idea de querer ser deseada. La atención de terceros puesta en nosotros es una píldora de gratificación instantánea, tan fugaz como estimuladora. Se acaba rápido y uno termina buscando más porque la validación no sacia, ni llena.

Nacer siendo mujer es tener voces externas e internas que se pelean entre sí. Están a favor y en contra de la validación masculina.

El colegio es el primer caldo de cultivo para que nuestro sistema de creencias se infecte de lo que, supuestamente, cabe en las categorías de deseable o no deseable.

El tránsito de niña a mujer está moldeado, casi de manera general para todas, por la tensión de cómo entendemos el deseo sobre, hacia y desde nosotras. Con ese tránsito llega también la ilusión de estar satisfecha con la mirada ajena en algún momento de la vida ¿adulta?. Pero rápidamente nos damos cuenta que nuestra libertad sexual tendrá una fecha de caducidad en la que ya no será deseable.

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Escuchamos a familiares y amigos hablar con desdén de mujeres que se comportan como ellos quieren, pero que dejaron de verse como ellos desean

Los hombres desean a una mujer que hace uso de su libertad sexual, siempre y cuando la ponga en función de ellos y de lo que para ellos entra en los estándares sociales de lo estético, porque la validación para ellos viene también de que se les reconozca su “buen gusto”.

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La edad en la que un hombre deja de ver a una mujer como algo deseable es incierta. Tenemos el caso casi matemático de Leonardo Di Caprio, cuyo límite parecen ser los 25, porque termina con todas sus novias (por casualidad) cuando cumplen esa edad.

Tan destacado es el caso Leo que se volvió un meme de internet.

Y como la industria del entretenimento nos da casos de estudio puntuales para todo, tenemos del otro lado a Madonna: la reina del pop, la que besó a Britney y Christina, la que puso a la gente a hablar de herejía y demonios en la música durante la década de los 90.

Ella, que en 1992 publicó ‘SEX’, un fotolibro erótico que escandalizó a Estados Unidos y otros países del mundo. Ella, a quien se le ha juzgado su cuerpo, su forma de vestir y sus letras desde el inicio de su carrera. Ella. Ahora está siendo juzgada por ser vieja.

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Durante su gira ‘The Celebration Tour’ Twitter se alzó para sentenciar a Madonna por “impropia”, “atrevida” e “inmoral”, pero detrás de esta sanción social, capitaneada en su mayoría por hombres, estaba la incomodidad incontrolable que les generaba ver a una mujer de sesenta y pico de años, siendo una mujer de sesenta y pico de años.

La artista ha agitado tanto la conversación, que las redes sociales nombraron el fenómeno: 'Madonna-whore complex'

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La fantasía y el delirio de los hombres sobre lo que pueden controlar, los llevó a creer que hay unas piedras, como las que Dios le pidió a Moisés en el Éxodo 34: 1-35 para escribir los mandamientos, con las normas sobre cómo debe ser una mujer de cierta edad.

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Históricamente, la sexualidad femenina ha sido objeto de control y escrutinio por la sociedad, sin importar cuántos años tengamos. Pero esa vigilancia se hace más fuerte después de cierta edad. El deseo se ha asociado a la juventud, mientras que la sexualidad de las mujeres mayores ha sido relegada a un segundo plano.

Hay un acuerdo colectivo que limita a las mujeres en su expresión sexual y perpetúa estereotipos sobre el envejecimiento en nosotras.

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Concebir el cuerpo de la mujer como producto para el consumo responde al orden patriarcal y capitalista. Las arrugas, la piel caída y las marcas de sol son a la mujer lo que los errores de fábrica a un producto: pequeños detalles que devalúan su precio en un mercado diseñado para el consumo de los hombres.

En la década de 1960 Robert Butler, psiquiatra estadounidense, acuñó un término para hablar de esto: el “edadismo”. La edad como categoría inconveniente para la vida.

La sociedad impone cánones de belleza inalcanzables y cuando sale a la banca la juventud, el partido se vuelve imposible de jugar.

¿Será que la libertad sexual de las mujeres les asusta porque les recuerda que su delirio de poder sobre nosotras no es más que eso, un delirio? ¿Será que ver a mujeres mayores deseando y siendo deseadas, les habla de su propia edad y mortalidad?

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¿Será el miedo de verse así mismos?

Madonna les incomoda porque es la imagen de lo que no pueden controlar aunque lo intenten. Crecí peleándome con la idea de querer ser deseada y ahora peleo con la certeza de ser juzgada.

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También pueden leer acá: ¿Qué nos enseña la serie Grace & Frankie de la sexualidad de los adultos mayores?

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