Bogotá, Noviembre de 2015.
Muchos saben quién soy, pero tal vez para otros sea una completa desconocida. En mi vida he tenido grandes cambios especialmente en cuanto a gustos musicales, me considero una rockera frustrada y una reggaetonera consagrada.
A mí no me gustaba la música “indie” y eso era lo que todo el mundo empezaba a escuchar hace unos años atrás, yo quería buscar nuevas sensaciones y encontrar un género que me llevara a la felicidad y que me permitiera explotar mis actitudes y aptitudes histriónicas.
Comencé mi carrera artística solicitando empleo en un reconocido bar de Bogotá, su nombre es Candelario, sirviendo tequilas a los clientes. Me dejé capturar por el aroma del delicioso jugo de agave y allí decidí solicitar un ascenso, sin pensarlo me convertí en la animadora del lugar bailando en la tarima y cantando a grito herido las canciones más famosas de reggaetón como “Pobre Diabla” “Gasolina” y “Dale Don Dale”. Fue allí en donde el bombillo se me prendió y me dije a mi misma: ¿por qué no hacer una fiesta en la que sólo suene reggaetón y la gente se vuelva así de suelta como yo?
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Y como lo diría aquella canción: “todo comenzó bailando” o en este caso, perreando.
¿Pero que es el perreo que tanto me gusta? ¿Por qué algunas personas ven con malos ojos al reggaetón? Es verdad, tiene letras explicitas, algunos dicen que nos denigra a las mujeres… ¿Y entonces? ¿Por qué las mayores fanáticas de reggaetón somos las mujeres? Ah pues sencillo, porque nos fascina cantar, coquetear y gozar. Pues bien… eso es el reggaetón “gozadera”, no hay agresión, no hay violencia, no hay radicalismos y lo único “violento” es la forma en que bailas.
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El reggaetón te hace mover hasta los intestinos, como diría el papacito de Calle 13, aquí nada importa y puedes ser como eres, olvídate del cuento que esto es solo sexo y ya (la verdad eso es un estigma). Piensa que solamente te divertirás bailando con tus amigos, tu pareja o con tu amante y pasaras las noches más maravillosas del universo; al otro día podrás volver a escuchar a Hot Chip o Foster The People para limpiar tu conciencia… ¡Y aquí, no pasó nada!
Soy feliz de descubrir que a pesar de que algunos nos critican y muchas veces nos insultan, los reggaetoneros somos personas de buen proceder, tal vez con la moral un poco distraída, pero a fin de cuentas muy buenas gentes, por eso el día de hoy los invito a despelucarse y a soltarse como gabete.
Atentamente,
Suelta, siempre suelta .