Severos y encarnizados estados de euforia, falta de sueño, apetito y sobre todo de miedo se han convertido en la receta perfecta para mantener a un ejercito de zombis echando plomo a diestra y siniestra en un macabro coctel de drogas, armas y sangre. Un teatro de la guerra donde la sevicia genera euforia y orgullo al compás del consumo de altas dosis químicas.
Por Álvaro Corzo V. @Corzo360
Se llama Captagon , el nombre callejero del potente estimulante conocido como Fenethyilina, creado en los años 60 por Degussa AG, una farmacéutica alemana para tratar con la hiperactividad, narcolepsia y depresión. Hoy la gasolina del más violento conflicto armado que vive el planeta, la guerra civil en Siria.
Debido a sus alto índices de adicción a finales de los 80 esta clase de anfetamina fue prohibida en el mundo entero. Sin embargo en el medio oriente el Captagon o “C” se comenzó a fabricar de forma artesanal debido a la facilidad de conseguir sus ingredientes. Cocineros de anfetaminas provenientes de Europa principalmente de Bulgaria llegaron a países como Líbano, Siria, Jordania y Arabia Saudita, transformando a la Fenethyilina en la droga más poderosa y popular de esta región del planeta.
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En Siria, hoy en medio de un conflicto armado que lleva más de tres años y 150.000 muertos deambulan tanto rebeldes como miembros del ejercito bajo los efectos del “C”. Videos en la Dark Web muestran como estos combatientes en estados de sicosis y paranoia le hablan a las cámaras de sus celulares sobre osadas operaciones donde las decapitaciones, quema de personas y asesinatos parecen más delirios que una realidad.
Reportes hablan de una producción y tráfico masivo de Captagon por parte de la resistencia siria con el fin de comprar armas y mantener la guerra en pie. Hecho que ha convertido en los últimos tres años a esta nación árabe y prioritariamente musulmana en el mayor productor y consumidor de “C” del mundo entero.
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Tan solo el mes pasado la policía en Dubái confiscó cinco millones de pastillas provenientes de Siria avaluadas en 100 millones de dólares. En febrero fueron otras siete millones las que fueron retenidas en Turquía, una cifra pequeña aseguran las autoridades de un mercado se calcula mueve 250 millones de pastillas al año. En Arabia Saudita se decomisaron más de 55 millones de tabletas en el 2013, más que cualquier otro tipo de droga.
Una vez más queda claro que toda guerra tiene su propio cóctel de sustancias tóxicas la cual tiende a determinar el ritmo de su barbarie. Talibanes y la cocaína en Afganistán, las resistencia y la heroína en Liberia, Vietnam y la Ketamina, los Berserkas y el consumo de hongos antes de iniciar batalla, hasta la propia fuerza aérea de los Estados Unidos y el uso metanfetaminas para sus pilotos en la Guerra del Golfo en los 90. En Siria como en el resto del planeta se confirma que cuando se juntan las drogas y la violencia lo peor de la humanidad sale a flote.